“Es preciso vengar la patria cuantas veces intenten los pérfidos sepultarla en la anarquía y arruinarla; y no debemos desmayar jamás, aun en medio de las mayores dificultades”

Simón Bolívar

“El Estado soy yo” es el lema del absolutismo acuñado por el rey de Francia y Navarra Luis XIV (1638-1715). Según los historiadores, la afirmación fue pronunciada por el rey Luis XIV al ver el desacuerdo que la Corte en París tenía frente a la aprobación de los edictos presentados por el monarca. La frase indica lo absurdo que veía Luis XIV la discusión, ya que esperaba que todas sus propuestas fuesen aceptadas sin cuestionamientos.

A pesar de no haber certezas de que la frase fuese realmente pronunciada por Luis XIV, la atribución de este argumento refleja la esencia del apogeo del absolutismo que representaba. La frase “El Estado soy yo” resume la concepción del derecho divino de gobernar que el rey o monarca tenía de nacimiento, transmitido por herencia, lo que lo situaba por encima de la ley.

Luis XIV, conocido también como “el Rey Sol”, representa el auge del período histórico conocido como absolutismo monárquico, que se caracterizó por la concentración de todo el poder en el monarca o gobernante.

“El Estado soy yo” representa el período en Europa conocido como absolutismo monárquico que comienza desde los inicios del siglo XVII hasta finales del siglo XVIII, culminando con la Revolución francesa del año 1789.

La frase pronunciada por el monarca Luis XIV refleja el absolutismo monárquico e introduce el período histórico que surge con el nacimiento de la Ilustración en el mismo período. Debido a que concentraba todos los poderes en su persona, apoyado asimismo por el clero, también encarnó el papel de mecenas de las artes, incentivando el desarrollo intelectual y artístico para las clases nobles.

La Ilustración trajo para el siglo XVIII la ideología de la primacía de la razón y la idea del hombre como dueño de su destino histórico. Gracias a este movimiento creciente nace, como fase posterior al absolutismo, el régimen político conocido como despotismo ilustrado que transforma el lema “El Estado soy yo” por “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”, que refleja la conciencia de los gobernantes como un padre protector de sus súbditos hijos sin sacrificar la autocracia o poder absoluto.

En el absolutismo y en el despotismo ilustrado, la nobleza fue despojada de su función política convirtiéndose en aristocracia cortesana que contribuyó junto con la burocracia, la compleja diplomacia y el ejército especializado, a la intensificación de las crisis demográficas (alta mortalidad), crisis en la agricultura (desigualdad), crisis de distribución de alimentos (hambruna).

El aumento de conflictos sociales y políticos y el creciente poder de la clase emergente mercantil llamada burguesía, desencadena el período de guerras civiles que concluirá en la Revolución francesa, marcando el inicio de la Edad Contemporánea.

Con la Revolución francesa como precedente se desatan otras revoluciones contra los gobiernos monárquicos como la Revolución de julio de 1830 retratado en el cuadro La libertad guiando al pueblo.

En nuestro país, el heredero de la corona del hijo de la gran… Sabaneta, imbuido en el sentido etimológico de la frase “El Estado soy yo”, pretende desde hace tiempo emular la gesta del rey francés, pero su ignorancia y desconocimiento absoluto de la cultura e historia nacional e internacional lo lleva a cometer vergonzosos episodios, que lo exponen al rídículo ante propios y extraños. El más reciente cuando pomposamente anunció el cambio de nombre de la autopista Francisco Fajardo, por el de Gran Cacique Guaicaipuro, para congraciarse con los indígenas venezolanos a los que su propio régimen chavista ha desterrado de su territorio, mutilando su derecho al voto.

El o los asesores de Nicolás Maduro poco ilustrados cultural e ideológicamente, posiblemente lo convencieron de que en virtud del poder omnímodo, con el que contaba, podía hacer y deshacer todo cuanto se le viniera en gana. No tenemos duda de que ello lo indujo a cometer este desaguisado, pues desconoce el inquilino ilícito del palacio de Miraflores, que Francisco Fajardo, fue hijo del conquistador español homónimo y de una bella india guaiquerí nativa de la isla de Margarita. Ignora, por supuesto, que fue un alto gobernante mestizo que colonizó la zona norcentral de Venezuela y fundó varias poblaciones, entre otra Caracas.

Estamos en presencia de un ciudadano ignorante, inculto y carente de educación o lo que es igual, un súbdito aborregado, fácil de manejar porque se conforma con lo que se le dicta y se le ordena, por ser incapaz de poner en tela de juicio aquello que se le dice, si no habría que preguntarle a Jorge Rodríguez quien hace algún  tiempo se mofó de una de las estupideces que dijo en cierta ocasión su jefe y xomandante máximo.

Llegamos a la conclusión de que la perversión de la actuación política de los jerarcas del socialismo, marxista y mal llamado bolivariano. descansa bajo la excusa de la ignorancia.

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