Gerardo Blyde, Jorge Rodríguez y Dag Nylander, durante las pasadas reuniones en México | Foto AFP

Perdonen el sarcasmo, pero es que comenzamos a pensar que las delegaciones del gobierno chavista y de la oposición no aguantan dos pedidas. Les dicen avión y ya están en el aeropuerto. Esta vez se fueron a Oslo, invitados por el gobierno de Noruega, para participar en un foro sobre mediación de conflictos con delegaciones de otros países que han recibido la asistencia escandinava para resolver sus problemas.

El tema de esta reunión es “Espacios para el diálogo en un mundo polarizado” y es el foro número dieciocho organizado por el gobierno de Noruega y el Centro para el Diálogo Humanizado. Por supuesto, están invitados representantes de países que están en conflictos tan crudos y sangrientos como los de Ucrania, Medio Oriente, Afganistán, Yemen y Etiopía. No puede faltar Venezuela, por lo que tanto el diputado Jorge Rodríguez como el opositor Gerardo Blyde están anotados en la lista de participantes.

La idea es que durante estos dos días, los asistentes “compartan” sus experiencias en los procesos de paz que han llevado en sus diferentes países con Noruega como mediador. Y por eso da mucha curiosidad saber qué tienen preparados Rodríguez y Blyde en sus discursos, porque lo más probable es que sean hojas en blanco, debido a que nada se ha conseguido con las reuniones que han sostenido en México, como no sea más de lo mismo y unas elecciones regionales sin las condiciones democráticas necesarias.

El jefe de la delegación chavista podría dar clases de cómo negarse a negociar sin quedar mal. Es experto en poner condiciones para el diálogo que sabe que son imposibles de cumplir, como la libertad del supuesto testaferro de Nicolás Maduro, Alex Saab; ahora pide que se retire Noruega como mediadora y deje a Rusia en su lugar. También puede contar cómo conseguir beneficios haciéndose de rogar, porque deben estar todavía celebrando la flexibilización de las sanciones en el área petrolera y el regalo que le hicieron al sobrino de la primera combatiente.

Por su parte, Blyde podría ilustrar a los presentes de cómo sentarse a una mesa de negociación sin exigir nada a cambio o, más bien, dejando por fuera temas tan importantes como las condiciones electorales, la fecha de elecciones o la libertad de los presos políticos. O cómo levantarse de la mesa con las manos vacías, pero seguir insistiendo.

Hay que agradecer al gobierno de Noruega su empeño por conseguir una solución negociada a la terrible crisis que viven los venezolanos, su intención y motivación para acabar con el sufrimiento de miles de personas es encomiable. No es la primera vez, como lo evidencia la lista de invitados, porque este país ha dedicado mucho tiempo y esfuerzo en promocionar la paz a través del diálogo.

Sin embargo, aunque cueste, hay que reconocer que la delegación chavista nunca ha tenido intenciones de ceder para conseguir solución a la cantidad de problemas que ellos mismos han creado. Es obvio que lo que les gusta es la figuración, quedar como si estuvieran pensando en los ciudadanos o vender la idea de que están dispuestos a enmendar. También es una realidad que la oposición que se ha dispuesto participar en este diálogo se ha presentado sin estrategias claras para poder conseguir beneficios tangibles para la solución de la crisis.

Ojalá, es el deseo de todos, que una reunión como esta sirva para que la delegación opositora aprenda a ver más allá de las buenas intenciones y se centre en concretar verdaderos logros. De otro modo, ninguna de estas experiencias tiene sentido. De cualquier manera, la asistencia a este foro en Oslo no garantiza que el gobierno chavista se convenza de que debe darle paso a elecciones libres y democráticas como primer y más importante paso para comenzar la recuperación de Venezuela.


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