Un error nos llevará a otro error, si los fundamentos de una hipótesis, teoría o tesis, están basados en una premisa falsa. Y esa premisa falsa llevará indefectiblemente a otras premisas falsas, hasta el infinito; entretanto, no se apercibe que están fundados los hechos sobre las estériles dunas de las arenas del desierto, es decir, en opiniones en las que precisamente por analogías de los contrarios renace la Rosa de Sarón.

Se sabe que las ideologías humanistas no son científicas, sino que por el contrario están llenas de temerarias especulaciones que nunca arrojan resultados positivos, que han servido de instrumentos para menguar el carácter humano de las personas, como son: el amor, el sentido común, la empatía, el libre albedrío, entre otros valores, para alterar, transformar, al ser humano en una entelequia obediente a las ideas propagandistas, explanadas por todos los medios y recursos de la comunicación.

La investigación histórica, la conjunción sucesiva de los acontecimientos, son prueba de que un modelo de educación fracasó, no por el último hito de la moda, el último coche del año, las últimas tecnologías de la comunicación o la navegación y la aeronáutica, sino cuando se advierte que desde los más altos niveles del conocimiento científico las personas son proclives a tesis totalitarias, disfrazadas de matiz humanista y de progreso de la humanidad, donde sus efectos disolutos se disipan para convertirse en causas.

Dicho esto, no es más poderosa la nación con mayor número de su población profesionalizada; si eso fuera así, muchas serían grandes potencias mundiales, en todos los ámbitos, pero no es así, en ninguno; es más poderosa la nación con mayor libertad, lo que implica libertad de pensamiento, de expresión y libertad económica para todos sus habitantes, donde aflore de forma más grande, poderosa y libre la inteligencia de las personas.

Por otro lado, la experiencia muestra innumerables ejemplos de que cuanto mayor es el grado académico, más proclives están los sujetos en elegir modelos totalitarios. Eso se debe al nivel de adoctrinamiento al que los someten los programas académicos, con disparatadas ideas colectivistas. Esa exposición en vez de potenciar las inteligencias individuales y colectivas del desarrollo, las introduce en el caos de los sistemas tiránicos a los que obedecen sin darse cuenta del camino que recorren, pues la ilusión del materialismo histórico, lleno de especulaciones de empíreo criticismo, adonde viven  las recalcitrantes creencias y doctrinas científicas del pensamiento dirigista de la posmodernidad, los hace entrar por el aro del modelo de tiranía colectivista.

Por todo lo anterior, la opinión y los conceptos subjetivos de las percepciones materialistas, en el modelo educativo, son opuestos a la razón, llenos de prejuicios, que pagan bien caro las personas en beneficio de los intereses del nuevo orden totalitario, es por ello, la urgente necesidad del cambio en la educación para terminar de una vez por todas con las nefastas creencias colectivistas.

 


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