Maduro

Al escuchar las declaraciones de Maduro sobre dónde está Guaidó y que él seguiría gobernando al país, uno no puede sino concluir que este gobierno es cínico. Realmente descompone escucharlos, pues forman todos parte de un grupo malvado, sin ninguna clase de empatía con el pueblo al que todos pertenecemos. No puede ser que a estas alturas sigan mandando: eso nos decimos una gran mayoría en el país. Por eso las elecciones de este año son tan cruciales, pues nos jugamos el futuro de los próximos años.

Buscando en el diccionario lo que significa “cínico” he encontrado justo lo que muchos evidenciamos en estos personajes que nos gobiernan: “Que actúa con falsedad o desvergüenza descarada”.  Hay falsedad en su actuar y en sus palabras; ni decir con la desvergüenza descarada. Hablan con una vehemencia grande; que hace sentir que nunca van a dejar el poder. ¿Qué hay que decir sobre los miles de niños y jóvenes no escolarizados que habitan nuestro país? ¿Sobre los miles desnutridos y muertos de hambre? ¿Sobre hospitales incapaces de atender a sus ciudadanos porque no hay medicinas ni recursos adecuados? La ineficiencia en su obrar evidencia que solo les interesa el poder. El deseo de que el país avance verdaderamente es casi que nulo en ellos, pues los niveles de descomposición de todo lo que tocan es infinito. La violencia verbal y funcional es grande en todos ellos, pues necesitan ocultar la verdad de sus acciones y esta es la vía para que el foco se desvíe de lo esencial.

En el país hay gente buena y comprometida; gente que desea de verdad cambiar las cosas para mejor: gente sincera y transparente con muchas ganas de trabajar. Hay muchos líderes para el cambio que esperan el momento para actuar como todos soñamos. Es cierto que aparecen, surgen del movimiento social del que estamos siendo testigos y los persiguen y encarcelan, como ocurrió con los líderes del equipo de María Corina y como ocurre con ella misma con la inhabilitación.

Los tiempos que vivimos nos piden constancia y fortaleza; nos piden defender nuestros votos y mantenernos unidos frente al descaro de estos que nos desgobiernan. Todos los partidos y todos los ciudadanos debemos apoyar a María Corina para poder salir de este caos de país en el que nos han subsumido los cuatro gatos que hacen tanto ruido con su autocracia.

El cinismo con el que se burlan de uno a la cara, con el que insisten en que ellos seguirán gobernando por siempre, genera en los ciudadanos un rechazo grande del que no saben desprenderse. Por eso importa tanto aliarse con personas con experiencia en estas situaciones,  para superar el odio y el rencor.

Venezuela necesita una transición en paz, libre de resentimientos y enemistades. No podemos comportarnos igual que ellos, hablar como ellos y odiar como ellos. Necesitamos otro país y ninguna renovación se hace desde el rencor.


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