Estamos ante una encrucijada: por un lado, la revolución digital puede generar condiciones para que las mujeres disfruten de plena igualdad política, económica y social; o, por el otro, puede ampliar las brechas de género preexistentes y generar nuevas desigualdades.

Las brechas culturales, laborales, salariales y sociales, entre otras, impiden el acceso de las mujeres y las niñas a la ciencia y la tecnología. Y este menor acceso de las mujeres y las niñas a las ventajas de la transformación digital profundiza las otras desigualdades.

Interactuamos cada vez más con las máquinas. Desde asistentes virtuales a los que damos “órdenes”, hasta las recientes conversaciones con chats de inteligencia artificial basadas en tecnología de aprendizaje automático.

Sin embargo, aún 244 millones de personas en nuestra región no tienen acceso a internet -muchas de ellas mujeres, especialmente en áreas rurales e indígenas. Las mujeres son solo el 28% de profesionales de la ingeniería y apenas 22% del personal en empresas de inteligencia artificial a nivel mundial, y persisten estereotipos sociales como que la ciencia y la tecnología son “cosa de hombres”.

Desafortunadamente, las mujeres rara vez somos consideradas y empoderadas como creadoras en materia de tecnología. Y eso es un enorme desafío para toda la sociedad, y, en particular, para las instituciones que representamos las autoras de esta columna.

Integrar a las mujeres en los sectores digitales genera empleo de calidad con múltiples beneficios. Las transiciones hacia la sostenibilidad y la digitalización pueden crear millones de puestos de trabajo decentes en la región. Es importante que las mujeres se beneficien en pie de igualdad con los hombres.

Desde América Latina y el Caribe debemos alzar la voz para promover la participación, el empleo y el liderazgo de las mujeres en la tecnología y la innovación, anticipándonos a las futuras necesidades de empleo y competencias, incluida la reforma de los currículos educativos y la formación en habilidades tecnológicas a lo largo del ciclo de vida.

Abracemos las propuestas del Compromiso de Buenos Aires adoptado en la reciente Conferencia Regional sobre la Mujer para avanzar hacia una Sociedad del Cuidado, con un nuevo estilo de desarrollo que permita a las mujeres incorporarse plenamente a las oportunidades de formación, participación política, trabajo y ocio que ofrece la revolución digital.

Conscientes desde hace tiempo de la necesidad de avanzar hacia la superación de esta brecha digital de género, hemos estado impulsando desde ONU Mujeres y BID Invest una serie de iniciativas que contribuyen a ese esfuerzo.

Con la plataforma TodasConectadas, ONU Mujeres busca ampliar las oportunidades de formación, emprendimiento y trabajo en red a mujeres en América Latina y el Caribe, y además es muestra de que es posible articular la cooperación entre entidades públicas y privadas para lograr objetivos concretos de desarrollo.

También es un paso adelante iniciativas como la canasta básica digital, que lanzamos junto a Cepal y la OIT, que consiste en proveer a mujeres con restricciones en conectividad con un teléfono móvil, una tablet y un plan de datos por un año inicialmente.

Originarias es un programa de ONU Mujeres para el empoderamiento económico y social de las indígenas con soluciones de e-commerce, para fortalecer capacidades y liderazgos, gestación, promoción de negocios y de redes de colaboración.

BID Invest, por su parte, abandera el proyecto Internet para Todos en Perú, que ha brindado acceso 4G a más de 3,1 MM de personas en áreas rurales. Además, la iniciativa Digiamig@s brinda capacitación a mujeres en ámbitos rurales a través de WhatsApp para fortalecer sus capacidades digitales y desarrollar sus negocios.

BID Invest también promueve el empoderamiento femenino en colaboración con Movistar y WOM para cerrar las brechas de acceso a teléfonos móviles y mejorar su acceso a servicios digitales en salud, finanzas y educación. Desde BID Invest, se han canalizado aproximadamente 1.000 millones de dólares para financiar dispositivos móviles que han beneficiado a más de 8.000 mujeres.

GoTrendier, una plataforma de compra y venta de ropa de segunda mano fomenta un consumo de moda más responsable y brinda una fuente alternativa de ingresos para las mujeres que quieren monetizar su armario. Además, a través de BID Lab, el Grupo BID está apoyando la iniciativa de fAIr LAC para promover una inteligencia artificial ética y fiable que evite los sesgos en el desarrollo de estas tecnologías.

Pero hace falta más. Mucho más. Es indispensable convocar voluntades de los Estados, las organizaciones internacionales, la sociedad civil y el sector privado para cerrar la brecha digital y todas las demás brechas de género.

El futuro ya es digital, hagámoslo también inclusivo.


 

María Noel Vaeza es directora regional de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe

Gema Sacristán es directora general de Negocio de BID Invest


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