Mientras lo permita la imaginación, las recientes decisiones del régimen sobre la zona en reclamación presentan los siguientes cuatro escenarios dentro de lo que podríamos denominar “política ficción”. En un país donde la realidad supera a la ficción, uno se puede permitir inventar escenarios en el que, por desgracia, los grandes perdedores siempre son los venezolanos.

1) El régimen basándose en la ficción de haber ganado en el fraudulento referéndum (10 millones de fantasmas) se dirigió a la falsa Asamblea Nacional para implementar sus resultados, proponiendo la ejecución de la denominada Ley Orgánica para la Defensa de la Guayana Esequiba. Con este instrumento pretende anexar el territorio en disputa. Entre las medidas anunciadas está la creación de una división militar para atender la zona en reclamación. Maduro va a utilizar el tema del Esequibo y su pretendida anexión como un nuevo mecanismo de presión, propiciando una atmósfera de conflicto para que los países involucrados negocien con él pidiéndole poner término a la escalada. Es un sagaz pretexto para negociar las sanciones que pesan sobre las cabezas de él y de los altos funcionarios del régimen. La decisión de anexar la zona en reclamación al mapa y movilizar a sus militares, creando el estado Guayana Esequiba por ahora son solo palabras. En los entretelones de este hipotético conflicto, qué coincidencia que Cuba hace su entrada en escena sin que nadie se lo haya pedido. La dictadura caribeña que lleva las riendas del régimen venezolano se ha ofrecido como mediador en este conflicto. Es conocida la alianza de Cuba con Guyana desde la época en que Castro utilizó ese territorio como escala táctica de abastecimiento para los aviones que trasladaban las tropas de su Ejército Expedicionario rumbo a África. Ante el colapso de Pdvsa, que ha mantenido por años a la isla, Cuba buscará nutrirse con el boom petrolero guyanés. En el billar geoestratégico tropical la eficaz diplomacia cubana juega a tres bandas.

2) Brasil es otro de los actores en esta trama. Para este gigante regional, Guyana es su aliada en el proyecto Calha Norte (Canal Norte), plan elaborado por militares durante los años ochenta. En 2019, importantes montos de la partida de Defensa de Brasil estuvieron destinados a este proyecto, con el objetivo de aumentar las «infraestructuras estratégicas para la defensa de la frontera norte del país», el proyecto incluye ocho estados dentro del territorio: Acre, Amapá, Amazonas, Mato Grosso, Mato Grosso do Sul, Pará, Rondônia y Roraima. Calha Norte es parte de su secular proyecto expansionista y el ejército brasileño es serio y riguroso. De producirse o no un hipotético conflicto armado, el gran ganador sería Brasil que nunca ha quitado la vista sobre las reservas energéticas al sur de Venezuela. De negociarse el territorio con Guyana, Brasil tendrá su salida al norte a través del Esequibo.

3) Guyana con el respaldo de la Commonwealth a la que pertenece ha declarado que apelará al Consejo de Seguridad de la ONU y tiene el apoyo de las más importantes petroleras, es decir, del capital global que mueve el mundo y que, curiosamente, no tiene fronteras. Ante una escalada del conflicto, Guyana pudiera recibir respaldo militar de Estados Unidos y de otros países hartos de estos criminales. El Comando Sur ya ha anunciado ejercicios militares en Guyana. Esto lo sabe la tiranía castrista y el régimen de Maduro, por lo que su idea es la de negociar en Cuba la repartición del territorio Esequibo y así quedar bien con Dios y con el diablo, al salir triunfante de una negociación entre las partes como lo estipula el Acuerdo de Ginebra, ser legitimado como gobierno y obtener el alivio de las sanciones. Al final, Cuba, Guyana, Brasil y las petroleras se llevarán sus rebanadas y la zona en reclamación quedará para que los venezolanos la remienden.

4) El episodio de la guerra de Las Malvinas, que en 1982 la dictadura argentina quiso utilizar para sostenerse mediante un llamado nacionalista a la unión, precipitó su desmoronamiento. Esto también lo sabe el régimen, mejor dicho, sus asesores cubanos y mercenarios de otras nacionalidades, por lo que nos remite al escenario de una negociación en Cuba, como salida airosa de este enredo, creado con astucia caribe para permanecer en el poder.

Como dice el título de esta nota, estos escenarios entran en el terreno de la ficción debido a que se refieren a un régimen desacreditado internacionalmente, apuntalado a base de falsedades y manipulaciones. No hay que descuidar lo que sostenía Úrsula K. Le Guin (1929-2018), notable autora de ese género literario: “Las obras de ficción especulativa deben ser abordadas como anticipatorias”.

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