Ucrania misiles
Destrucción causada por ataques rusos en Ucrania | Foto EFE

La clásica literatura rusa de todos los tiempos, para citar solo a Chéjov, Tolstoi, Gogol, Dostoievsky, Pushkin y los clandestinos Ajmatova, Maldestam, Sàjarov, Grossman, Solzhenitsyn, testimonia entre líneas o abiertamente la persistencia de su milenaria y cruel tradición totalitaria imperialista. A saber, el zarismo sustentado en la cristiandad ortodoxa, el sovietismo laico, en apariencia teórica su rival marxista pero en la práctica igualmente sanguinario y expansivo. Tras el fracasado intento liberador del glasnost gorbachovista, desde febrero de 2022 revive cruda su genética ferocidad con la evidencia diaria que el putinismo ejecuta en ataques visibles desde algunos cibermedios occidentales, prohibidos en su inmenso territorio.

Desde ahora “putinismo” define sin ambages la cobardía de toda dirigencia política que, con falsas etiquetas ideológicas emanadas por cuarteles y palacios pretorianos unidos, mienten a sus ignorantes y sometidos pobladores sobre los motivos que los obligan a ser obedientes y soldados culpables en crímenes de guerra, pues deben liquidar ciudades, pueblos, aldeas habitados por opositores civiles desarmados. Delito de lesa humanidad que se oficializa en nombre de su potente patria bélica y su sagrada matria religiosa, fusión mesiánica que los ha sometido por centurias a la condición de sumisos esclavos. Los valientes, rebeldes Navalnis son raras fichas de vida envenenada a distancias por igual cortas y largas

No es de extrañar, pues, que el castrochavismo latinoamericano, a la cabeza el padrinomadurista, forje alianzas financieras y admire las fechorías de Vladimir Putin porque hoy no conviene accionar a la vista los Auschwwitz, Gulags, ni el paredón revolucionario. La destrucción sistemática del adversario pasivo y activo se realiza filtrando democracias con ilegítimas leyes sobrevenidas que dictan élites mafiosas extremistas a diestra y siniestra. Funcionan para la expulsión, autorizan presuntas elecciones que legitiman constituyentes y dirigen jugosos negociados con las riquezas de propiedad nacional y privada. Así se apoderan de las fuentes mineras, agrícolas, pecuarias, industriales, comerciales, basados en el borrón de la previa institucionalidad judicial. La meta es completar su totalitario Estado comunal de facto, experto en robar, expropiar, encarcelar, torturar, seudosuicidar, asesinar, ejecutar, hambrear, desnutrir, enfermar, aniquilar. Es la barbarie neogenocida.

En 2005 la Asamblea General de la ONU decretó el 27 de enero como Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto, en recuerdo de esa fecha en 1945, que “no olvidarás”, cuando los ejércitos aliados liberaron Auschwitz-Birkenau para iniciar la destrucción de otros cinco campos de directo exterminio y desmantelar 25.000 campos nazis europeos de concentración, tortura y trabajos forzados.

Pero la ONU actual es disfuncional porque sus normas anacrónicas impiden, por ejemplo, expulsar a la Rusia putinista, miembro permanente con derecho a veto de nada menos que en su propio Consejo de Seguridad. Un absurdo que comparte con la roja capitalista China, ley que sella la impunidad de regímenes autocráticos criminales, paraliza la penalización del putinismo en su esencia homicida, fenómeno de sostenida psicopatía militarizada. Miramos impotentes tamaño continuo apocalipsis como si se tratara de una de tantas películas sobre pasadas masacres reales o emocionante ficción para el entretenimiento.

Esperemos que para justificar su existencia ante lo que resta del planeta civilizado, esta ONU en la que predominan países y Estados radicalmente antidemocráticos actualice sus estatutos fundacionales para desmembrar lo que ahora es la inoperante Organización de Países Desunidos y funde la de gobiernos civilizados porque los desechables ya tienen  internacionales sedes, múltiples y eficaces , para su labor proselitista.

Y que al menos, por ahora, sirva para decretar en febrero próximo el día mundial de homenaje a las masivas víctimas de diarios crímenes de guerra, hoy contra la heroica Ucrania, que en medio de misiles y cenizas lucha por conservar su independencia del putinismo, el trono central de los modernos reinos hitlerestalinistas en apogeo.

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