Por Dr. Pablo Kaplún Hirsz

“Yo Oro Lloro”. Acción ritual colectiva. Por Malu Valerio, con la participación de Liliana Buitrago, María Luisa Campos, Masaya Correa, Laura Fargier, Liseth González, Larissa Hernández y Sathya Rengifo. Fotografía Sergio González. 2022, portada del Capítulo Derecho al Ambiente Sano, dentro del Informe Anual DDHH en Venezuela 2021.

Acto 300 años de la UCV en la Real Academia de Ingeniería de Madrid, 11-5-2022.

Sí, tal cual. No todos los días una universidad cumple 300 años y la Universidad Central los cumplió; no todos los días un referente ambientalista dice qué hacer para resolver algún grave problema ambiental venezolano, no todos los días se logra presentar un informe que da cuenta de la exacta situación de los derechos humanos ambientales del opaco país llamado Venezuela.

Vayamos por partes. La UCV cumplió 300 años en 2021, es decir, ya hace unos días, concretamente el 22 de diciembre, pero ese no era un buen día para celebrar porque Venezuela y el mundo se encontraban en plena pandemia y particularmente nuestro país se para en diciembre. Pero sí: al rey Felipe V se le dio por firmar la Cédula Real que ordenó fundar la Real (después también “Pontificia”) Universidad de Caracas, convertida luego en 1827 por Simón Bolívar y José María Vargas en Universidad Central de Venezuela. Vale decir que, al conmemorar tan magna fecha, se recuerda al mejor “Niño Jesús” que un país podía recibir.

Por fin el asunto pudo ser celebrado por todo lo alto en ocasión de la presencia en Madrid del presidente de la Academia Nacional de Ingeniería y Hábitat de Venezuela, don Eduardo Buroz. Nada menos que la Real Academia de Ingeniería en Madrid fue sede de tal trascendente acto. El programa fue el siguiente: Maestro de Ceremonia, Carmel Ecarrri, discursos protocolares a cargo de D. Antonio Colino Martínez, Presidente de RAI, D. Eduardo Buroz Castillo, Dª Cecilia García Arocha Rectora de la UCV; Discurso de Orden “La Ciencia en el Siglo de las Luces, un reto para las dos orillas” a cargo de D. Francisco A. González Redondo, Profesor Titular de Historia de la Ciencia, Universidad Complutense de Madrid Palabras de clausura a cargo de D. Antonio Colino Martínez.  Todo esto sucedió el pasado 11 de mayo entre las 18:00 hs y las 20:00 hs, hora peninsular española. Sobre la trascendencia de la visita de Buroz a España abundaremos en futuros artículos.

Alejandro Luy, un ucevista referente ambientalista

Alejandro Luy. El gerente general de la Fundación Tierra Viva (1) no requiere de muchas presentaciones (2), al menos entre los ambientalistas venezolanos. Pudimos entrevistarlo hace pocos días. El diálogo fue el siguiente:

—Si tuvieses la oportunidad de resolver, aunque sea uno de los problemas ambientales de Venezuela, ¿cuál elegirás, por qué lo elegirías y qué harías para resolverlo?

—En la actualidad tenemos que reconocer que el problema de la situación ambiental de Venezuela tiene su origen en la falta de criterios técnicos, de capacidad técnica para el manejo de los temas  socio – ambientales; entonces, con ese origen  luego se han derivado todo el resto de problemas que son casi consecuencias; o sea, la mala gestión de las cuencas, la mala gestión de los parques nacionales, la mala gestión del manejo de los residuos sólidos o de la situación de los derrames petroleros, todo parte de que la institucionalidad ambiental fue perdida. Hay que hacer algo para restituir esa institucionalidad ambiental y creo que es lo que buena parte de la sociedad está solicitando. Por supuesto, eso no depende de que la sociedad lo pida o que las organizaciones ambientales lo pidan o que se destaque eso, sino que esa acción depende de justamente de no solamente del Gobierno nacional sino también de los gobiernos regionales y municipales; porque la gobernabilidad ambiental depende de todos ellos. Claro la primera cabeza es la del Ministerio de Ecosocialismo y el Instituto Nacional de Parques, por supuesto, son los más importantes en la gestión del tema ambiental en el país y los que podrían hacer abrir realmente mecanismos de interacción, de interlocución de toda la autoridad. Esas instituciones deberían estar interesadas y promover espacios para que haya una participación en la discusión de temas que son relevantes, que en espacios donde se acepte la crítica, la exigencia de la sociedad  como, por ejemplo de Arco Minero del Orinoco, la situación de la basura; espacios para poner a la disposición los conocimientos la trayectoria de las organizaciones no gubernamentales; para la atención de esos problemas de manera conjunta creo que muchas organizaciones están dispuestas a hacer eso, pero tiene que ser una acción que debe partir realmente con credibilidad de parte de las autoridades. Y a nivel local eso está en la responsabilidad que las gobernaciones y las alcaldías también tienen; cuando alguien hace una acción que va a perjudicar a ciudadanos por un mal manejo ambiental; bueno, se lo decimos pero cuando haces lo mismo cuando acaban con el arbolado urbano y uno lo dice, bueno, uno tiene que pensar que hay una falta de interés de relacionarse con la sociedad en términos de “vamos juntos a trabajar en esto y vamos a buscar soluciones” y solamente quieren un aval para que lo que yo estoy haciendo, se continúe haciendo; entonces la pelota para que eso cambie esa institucionalidad ambiental cambie, está en el terreno de los gobiernos nacionales regionales y locales: el interés y disposición a trabajar de manera conjunta y no considerar a la sociedad civil simplemente como un aval para lo que ellos quieren hacer y seamos simples mirones de palo.

—Como ambientalista venezolano que mira desde Venezuela también hacia afuera, ¿qué problemas ambientales ves como especialmente acuciantes en el mundo? ¿Ves algún planteamiento internacional que viabilice su solución?

—Bueno en el mundo vive el tema de cambio climático, pérdida de biodiversidad y algo que se ve como emergente, pero que tiene mucho tiempo, es el tema de la contaminación por plástico; creo que está marcando la agenda sobre la situación ambiental mundial son esos tres grandes problemas por sobre todos los muchos otros problemas que suceden en el planeta. La buena noticia es que hay documentación suficiente, datos suficientes, incluso son motivo de preocupación de centros de investigación, de unidades de pensamiento de organizaciones no gubernamentales e incluso de entes mundiales y Naciones Unidas sobre esos problemas y e incluso se sabe lo que hay que hacer, lo que en sí es una buena noticia. También como parte de esa buena noticia está la acción cada vez más heterogénea y diversa de sectores de la ciudadanía que se ve afectada, de algunas empresas, de algunos gobiernos en todo el mundo – gobierno, sobre todo gobiernos locales que emprenden acciones para atender esos problemas. Sin embargo, lamentablemente, estamos viendo que no es suficiente; no lo es porque la agenda de los países o de los gobiernos todavía está comprometida con unos modelos de desarrollo, con unas prácticas que no generan sustentabilidad en el tiempo y que no se ve realmente una disposición, no digo cambiar de la noche a la mañana porque eso me parece utópico, pero si una disposición a acelerar el proceso de cambio significativamente. Fíjate la pandemia, lo que ha pasado: la pandemia y el origen de la pandemia que está asociado con justamente el uso de la diversidad biológica y la expansión de los virus tiene que ver con la pérdida de áreas boscosas y esa mayor cercanía del hombre con diferentes especies animales o lo que ocurre en los mercados húmedos donde sigue habiendo el consumo de diferentes especies animales y mucho control social pero no ambiental; bueno eso no ha cambiado a pesar de una pandemia que ha matado y sigue matando a millones de personas en todo el planeta y que han sufrido muchísimas personas, entonces seguimos apostando al mismo modelo de desarrollo y en todo caso pañitos tibios, pero esa gran interés, disposición a tomar en cuenta datos que proporcionan los científicos no se ve reflejado en, al menos, una actitud real de cambio de las naciones. Un ejemplo reciente, porque este año hubo un acuerdo para hacer una gran especie de convención marco sobre el tema de plástico y hay una comisión de algunos países miembros Naciones Unidas que están trabajando en eso y van a entregar una propuesta el próximo año para ver si en el 2024 se logra un plan contundente para la sustitución y la eliminación de los plásticos ya que ahora es uno de los problemas transversales y está en todo el planeta desde las cumbres más altas hasta las fosas más profundas, pero uno tiene que ser escéptico porque estos procesos se llevan tiempo y la urgencia es demasiado alta; entonces es un poco difícil pensar qué es lo que tiene que pasar para que estos procesos aceleren más para que la agricultura cambie, para que la deforestación se paralice, para que la sobre explotación minera y de petróleo se haga al menos con mayores criterios de sustentabilidad o se paralice, de ser necesario, bueno ese cambio no está haciendo ni siquiera gradual y las naciones siguen en su misma forma de operar y, reitero, la pandemia es el mejor ejemplo no importa lo que haya sucedido con la pandemia, no importa el impacto económico – social de la pandemia, en esencia, yo no veo grandes cambios sobre la relación del hombre con la diversidad biológica, con los recursos, a pesar de que  todo este efecto que ha tenido la aparición de un virus que, evidentemente, vino de la naturaleza.

El informe minucioso y de importancia monumental

Nos referimos al Capítulo sobre el Derecho al Ambiente Sano del Informe sobre situación de derechos humanos en Venezuela 2021 que fue publicado por Provea y cuyos autores son los asiduos amigos de este espacio, los compañeros de la ONG Asociación Civil y Ecológica Chunikai.

El capítulo sobre Derecho al Ambiente Sano está disponible y se trata de un demoledor texto de 38 páginas donde se revisa, a la luz de seguimiento a publicaciones de prensa impresa y de Internet, imágenes satelitales, materiales compilados en campo bajo condiciones muy adversas, declaraciones de actores o testigos directos de la situación ambiental del país, todo enfocado desde un enfoque de derechos humanos, haciendo énfasis en lo concerniente a lo tratado en el artículo 127 en concordancias con el 128 y el 129 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, así como los derechos concurrentes como lo son a la salud desde el punto de vista del ambiente sano, al acceso al agua potable, gestión de los residuos sólidos, protección del aire, protección a la flora y la fauna y seguimiento a casos ambientales emblemáticos como lo son el Arco Minero del Orinoco,  derrames y otros focos contaminantes derivados de los hidrocarburos, arremetidas contra el Parque Nacional El Ávila y otras áreas protegidas. El informe, si bien es muy crítico, reconoce, los avances del Estado en materia ambiental, tales como declarar varias áreas de parque nacional nuevas en el país.

El informe sintetiza al final del mismo que: en 2021 se reafirmó el modelo extractivista que tanto daño le ha hecho al país, 32 defensores ambientales han sido asesinados entre 2013 y 2021 a manos de militares y grupos irregulares, 2.227 hectáreas del Parque Nacional Yacapna han sido arrasadas, se han incrementado las ocupaciones ilegales del Parque Nacional El Ávila o Waraira Repano, y 61,7% de la población valoró negativamente el servicio de agua potable según una encuesta realizada a nivel nacional. Datos todos demoledores de una publicación rigurosa.

(1) https://www.tierraviva.org/

(2) https://www.linkedin.com/in/alejandro-luy-gonz%C3%A1lez-4764235/?originalSubdomain=ve


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