En los años cuarenta, con el auge del cine y la televisión, se crea la necesidad de doblar películas a otras lenguas. En el caso del español, la Metro Goldwyn Mayer buscó actores para doblar películas anglosajonas. Ribatón de América fue la primera compañía de doblaje en territorio americano hispanohablante; sus primeras películas fueron las de Walt Disney (Cenicienta, Peter Pan, Alicia en el país de las maravillas) utilizando el acento mexicano. Con esto nace una gran industria, comienzan a abrirse nuevas empresas y se crean nuevas fuentes de trabajo. En España, debido a la resistencia ideológica, solo se permitía el doblaje en acento local (español peninsular); de esta manera, se prohibía el ingreso de doblajes y subtítulos en español americano (mexicano).

En América empezaron los prejuicios, pues los espectadores de otros países hispanoamericanos comenzaron a cuestionar el hecho de que el doblaje estuviese solo en acento mexicano. Algunas producciones como El Chavo del 8 no tuvieron la necesidad de hacer cambios en el español utilizado; sin embargo, en general, los directores de doblaje decidieron buscar la manera de adaptarse a las exigencias de los televidentes. De esta forma, había que “internacionalizar” el español, crear un “español neutro” o “pan-español”: un español que no fuese de ningún lugar en específico.

La finalidad del español neutro es crear una variedad del español lo más estandarizada posible que sea entendible para toda la comunidad de hispanohablantes. En estos doblajes se respetan características fonéticas como el seseo (el empleo del sonido s /s/ en lugar de z /θ/) característico de Hispanoamérica; morfosintácticas como el uso del pretérito perfecto (¿entendiste?), en lugar del pretérito compuesto (¿has entendido?) o el uso de futuro simple (entenderé) y no del futuro perifrástico (voy a entender) más un muy largo etcétera.

El uso del “español neutro” también fue necesario en otras actividades. Por ejemplo, las empresas de traducción debían traducir, entre otras cosas, programas y cursos de computación; para evitar confusiones, las traducciones debían estar libres de expresiones regionales. Así mismo, la aparición del satélite hizo posible la instalación del Internet y la televisión por cable en la mayoría de los países; es decir, había más público ahora. Sumado a esto, el bajo costo de los medios de comunicación internacionales permitieron los centros de atención telefónica con el fin de prestar servicio a clientes de cualquier país. A partir de este momento, en los doblajes, traducciones y servicio al cliente se empezó a evitar por completo el uso de localismos y modismos: palabras y expresiones de una localidad determinada.

Pero, en la vida real, ¿podemos tener acento neutro? ¡Imposible! El acento neutro solo es una construcción artificial con una finalidad netamente comercial. Por supuesto que todos los hablantes de una misma lengua logramos entendernos porque nos regimos por una serie de reglas gramaticales que nos lo permiten; no obstante, no la hablamos de la misma manera. Dependiendo de nuestra región y de otros factores, sonamos musicalmente diferentes.

El español es el idioma oficial de más de veinte países; y, aunque no sea oficial, se habla en gran parte de Estados Unidos, Belice, Andorra y Gibraltar. Existen más de 400 millones de personas cuya lengua materna es el español; el español es la segunda lengua más hablada en el mundo ¡y podemos reconocer y distinguir el acento de cada una de estas personas!

Como ya dije, podemos diferenciar el español de España del español de América porque este último utiliza el seseo. Dentro de América podemos reconocer otras variedades lingüísticas; por ejemplo, los cubanos no pronuncian la /d/ intervocálica en terminaciones -ada, -ado, -eda, -edo, -ida, -ido, -uda, -udo; dicen “comí-a” y no “comida”. La /s/ que se encuentra después de una vocal se elide; por ejemplo, dicen “epalda”, en lugar de “espalda”. Del mismo modo, la /r/ toma el sonido de la consonante que le sigue; así, en lugar de “cartón”, dicen “cattón”. Otro rasgo lingüístico es el intercambio de l y r: Fi’el Ca’tlo está muelto.

En el español rioplatense (Argentina y Uruguay) se utiliza el yeísmo rehilado, la fricción en la articulación de los sonidos que suena como “shhh”: Sho quiero posho (este ejemplo solo aplica para los argentinos no vegetarianos). Igualmente, tienen una asimilación de patrones tónicos del italiano. Esto último sucede por contacto lingüístico; muchas variantes han sido influenciadas por otras regiones y se empiezan a imponer sobre otros sonidos, pero ese es otro tema.

Los venezolanos en general tenemos una tendencia a aspirar, debilitar o simplemente no pronunciar las  consonantes en posición final de sílaba, solemos decir “Caraca” y no “Caracas” o “verdá”, en lugar de “verdad”, ¿verdad? ¡Y dentro de cada uno de estos países existen otras variedades dialectales; pues toda lengua tiene variedades lingüísticas! Estas variedades están constituidas por rasgos lingüísticos que caracterizan a una comunidad de habla.

En Venezuela reconocemos a un andino por “el cantaíto” y a un zuliano por el voseo. Los larenses también tienen un acento inconfundible, sie’ carajo; los llaneros aspiran la /s/ prevocálica: jí jeñol, los caraqueños alaaargan y naaasaaalizaaaan laaas vocaaales y a los orientales los reconocemos porque simplemente no les entendemos.

Pese a que cuando hablamos de acento, hablamos de musicalidad: melodía, prosodia, entonación, ritmo, rasgos fonéticos o rasgos sonoros; el léxico también nos identifica como parte de una comunidad de habla. Las comunidades de habla crean expresiones y les dan nuevas cargas semánticas a palabras, esto nos diferencia de otras comunidades de habla. Che, hay minas y pibes argentinos que creen tener acento neutro, ¡qué boludos!; y en México muchos chilangos también creen hablar un español neutro, pero la neta es que decir eso es una cantinflada.

Aunque los venezolanos insistan en que tienen acento neutro (sí, sobre todo los marabinos), sabemos que una persona es venezolana no por ser agradable, sino chévere; el venezolano se la pasa haciendo bochinche, pero no todo es un chalequeo. Los caraqueños hacen cosas brutales y burda de importantes. Es chimbo que tengan que emigrar, realmente le echan bolas. Los andinos no son tan toches como la gente cree, los marabinos son unos vergatarios mollejúos y los orientales, compai… son unos hijos er diablo.

Dentro de cada ciudad pueden seguir habiendo diferencias, tales como los sociolectos o jergas, las modalidades de la lengua que pertenecen a un determinado grupo social. Dicho grupo puede depender de factores externos como el sexo, la edad, el estrato socioeconómico y la profesión. Por ejemplo, becerro y chigüire no son palabras que normalmente escuchamos en el este de Caracas. En el mismo sentido, cada individuo tiene su propia manera de hablar y ninguna variedad dialectal es mejor que otra.

Los seres humanos como seres sociales desarrollamos herramientas comunes (cultura). Nuestra lengua forma parte de nuestra identidad y la manera en la que hablamos nos identifica como parte de un grupo. El “acento neutro” (internacional o global) al usarse solo con fines comerciales, no se identifica con ninguna región y no se asocia a ningún grupo social. De este modo, si habláramos “español neutro”, sería como no pertenecer a ningún lugar.

@milibermancilla


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