El mundo se estremece ante una nueva guerra. Ucrania, el “escudo” de occidente, cede ante la agresión de un nuevo zar. Una Europa con intereses energéticos prefiere la calma y la prudencia para tomar decisiones. ¡El dinero y la estabilidad política del establishment valen más que los cientos de civiles muertos! Total, son víctimas desconocidas y sin importancia. Seres ignorados por las atrocidades programadas por los señores de la guerra.

Los países del mundo han dado al traste con el pensamiento filosófico de Sartre: “La libertad es lo que haces con lo que se te ha hecho a ti”. El viejo continente se olvidó del Holocausto y de los millones de inocentes asesinados. Se olvidaron del sufrimiento y el clamor de tantos ciudadanos que vivieron y vieron la muerte en su entorno. Han olvidado desde la comodidad de un diván y en su climatizado ambiente hogareño los horrores que siente una población, al escuchar metralletas y  bombas. Han execrado de sus mentes, esa sensación de impotencia viendo tanta destrucción inútil, – por ambición y crueldad-. La Segunda Guerra Mundial no nos sirvió para nada. Hoy las noticias en CNN vienen con sonido envolvente Ultra Surround, y en colores HD.

La resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, que pretendía condenar a Rusia por la invasión a Ucrania, fracasa por el veto de la Federación Rusa y la abstención de China. Algo así como: Júzguenme, pero como soy el juez, no soy culpable.

Sartre, entre sus pensamientos expresó: “Cuando los ricos se embarcan en una guerra, son los pobres los que mueren”… Alemania depende en más de 50% del gas ruso. Olaf Sholtz retira el apoyo al gasoducto Nord Stream 2, pero se opone a excluir a Rusia del Swift. Europa es el principal socio en cuanto a la compra del gas natural. Italia y Portugal son exportadores indispensables. Francia promedia 1.000 de euros anuales de intercambio comercial. La flota naviera holandesa es la principal proveedora no petrolera de la federación rusa. En general, Putin los tiene dónde y cómo los quiere, y cito a Jesús Troconis…  “se trata de la maldición de las relaciones internacionales, inveterada doctrina en el Derecho de la Energía que otorga preeminencia a la salvaguarda de los intereses de las grandes potencias en desmedro de los intereses de la comunidad internacional”.

¿Nadie sabía quién era o es Putin? Las agencias de inteligencia, jamás descifraron las bondades y locuras del ex agente de la KGB. Del director del FSB, del primer ministro de Yeltsin, invasor de Chechenia y Crimea. ¿Fueron la CIA, el MI6, el Mossat y demás agencias tan tontas para no saber la intención de Putin? ¡Claro que no!

A los gobiernos no les importan los seres humanos. Les importa los intereses económicos de quienes ejercen el poder. Son inmorales, sin principios ni valores.

Carlo Ponzi, emigrante italiano en Estado Unidos, se hizo famoso en la década de 1920 por “descubrir” un tipo de estafa en la que los inversores en forma masiva obtenían ganancias absurdas en poco tiempo. El esquema Ponzi tenía una premisa. Robar a uno, para hacer rico a otro.

Los textos escritos y toda la investigación realizada por mi paisano acarigueño, publicada en sus libros Intervención Internacional. Triunfo de la democracia frente al populismo y Energía, política y Derecho Internacional, al parecer nunca fueron leídos por quienes solo han jugado a beneficiarse de su posición política. A los intereses del status quo mundial no les importa la democracia o el comunismo.

Lo de Ucrania es una estafa más de la política internacional y de los señores de la guerra. El querer doblegar una nación y robarle sus recursos naturales, ya forma parte de la complicidad de los países industrializados y su insaciable ambición. ¡Perdieron su vergüenza y su moralidad! Lo digo con conocimiento de causa, por mi nación,  Venezuela.

Mi país ha sido víctima del más grande saqueo en la historia universal. Brasil, Argentina, Bolivia, Ecuador, Perú y toda Suramérica recibieron “inmoralmente” dádivas del comandante Hugo Rafael. A los países caribeños se les regaló petróleo sin ningún compromiso. Cuba comercializó ante muchas naciones (con la anuencia de Obama), miles de toneladas de comida con sobreprecio y de mala calidad cuando aún Venezuela era productiva. China concedió préstamos que hicieron millonarios a ciudadanos chinos. Rusia apoyó militarmente al país, con la dotación de armamento obsoleto y la construcción de bases estratégicas en nuestro territorio. Italia y España vendieron barcos y buques en mal estado y con sobrefacturación. Colombia se deshizo de sus guerrilleros. Turquía y demás socios estratégicos nos robaron el oro, diamantes y muchas riquezas más.

Todo esto ocurrió ante la mirada inerte de Estados Unidos. Su única justificación, casi todo el botín producto de las fechorías realizadas a nuestro país fueron a depositarse en las arcas de su sistema financiero, 350.000.000,00 de dólares robados de nuestras finanzas, fortalecieron su maltratada economía, luego del debacle inmobiliario. A Suiza, España, Alemania, Rusia, China y países del Medio Oriente, también les ingresó un bocado de miles de millones de dólares. Los paraísos fiscales son ese moderno Baúl – que utilizaban los piratas – esos ladrones del mundo.

Quienes gobiernan los países más desarrollados son solo unos estafadores. No tienen doctrina ni ideales. No les preocupa ni les importa el calentamiento global ni la destrucción de bosques. No se inmutan ante el sufrimiento de los niños mutilados por búsqueda de los diamantes en áfrica, o por la destrucción del Amazonas ante la extracción de oro. Menos por las víctimas del bombardeo ruso en Ucrania, que les garantizará el suministro de gas, para seguir disfrutando de CNN, transmitiendo en vivo las noticias desde lejos.


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