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Foto: AFP

A pocas semanas de asumir el cargo, Pedro Castillo, como cualquier presidente ha desarrollado dos tareas propias de quien asume las riendas del gobierno: nombrar a sus ministros y distribuir cargos entre sus partidarios de confianza. Ambas decisiones generaron controversias y llevaron a sus opositores a sobredimensionar de forma insistente todo aquello que contribuya a erosionar la legitimidad del presidente.

De acuerdo con la Constitución peruana, el presidente tiene treinta días para presentar su gabinete ministerial y exponer la política general del gobierno ante el Congreso, que es el que le otorga o no la confianza a los ministros. Es decir, avalan la continuidad o no en sus cargos, de forma semejante a los sistemas parlamentarios, pero con la diferencia de que el Congreso peruano tiene apenas dos oportunidades para negarle la confianza al gabinete y las propuestas del gobierno. Si la segunda vez el Congreso aprueba la censura, el presidente puede cerrar el Congreso y llama a nuevas elecciones legislativas.

Los primeros roces entre el gobierno y la oposición

El primer gabinete ministerial de Castillo aún no se ha presentado ante el Congreso. Sin embargo, Héctor Bejar, un exguerrillero en los años sesenta, fue presionado para renunciar como ministro de Relaciones Exteriores por una declaración que fue señalada por la oposición como una afrenta a la Marina de Guerra del Perú al ser vinculada con prácticas de terrorismo de Estado. Luego de la renuncia de Bejar, los hechos fueron confirmados por algunos periodistas quienes verificaron en la época el modus operandi de algunos miembros de las fuerzas navales. Lo cierto es que Bejar renunció, pero las declaraciones dejaron mal parada la institución militar.

Otra acusación al gabinete del presidente Pedro Castillo señaló al primer ministro, Guido Bellido, por haber elogiado hace más de 8 años en su cuenta privada de redes sociales a algunos miembros del movimiento terrorista Sendero Luminoso. La controversia ha llevado a una investigación en el Ministerio Público, como si la ley de apología al terrorismo no fuera suficiente. Bellido puede ser comunista, pero no hay ninguna ley que declare está tendencia como ilegal. Es más, Bellido se ha manejado con cierta prudencia y moderación frente a posiciones intolerantes de la extrema derecha.

Por otro lado, luego de una segunda vuelta extremadamente polarizada, era de esperar que el inicio del gobierno tuviese una desaprobación del 46% como declara la encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP). Existe una clara incertidumbre entre los sectores que votaron por Castillo, ya que, si bien aún no se ha nombrado a la mayor parte de los nuevos funcionarios, ha habido algunos casos que han generado cuestionamientos tanto por no contar con la formación idónea o la experiencia que los vincule a la función pública. Estos casos, ventilados públicamente, han contribuido a disminuir las expectativas sobre la gestión gubernamental del profesor.

Ante la controversia asociada a su primer ministro, la oposición viene ensayando la posibilidad de una destitución del presidente, y es que en el sistema político peruano la destitución (vacancia) siempre es posible. Pero en el actual caso peruano, esto no es probable ya que para que se materialice la destitución se necesitan que se cumplan ciertos requisitos.

Requisitos para destituir al presidente

El primer requisito se refiere a una de las causales que la oposición invoca, que es declarar al presidente de incapacidad moral. La figura de la vacancia es imprecisa, dado que esta figura no es un acto de naturaleza judicial -como es el caso del impeachment que implica generalmente una denuncia, la necesaria caracterización del crimen, indagación y colecta de pruebas, testimonios, informes, exposición de argumentos de la defensa, etc.- y sí un acto fundamentalmente político. De esa forma, el acto inmoral cometido por el presidente puede ser estirado a diestra y siniestra por los actores involucrados.

El segundo requisito es que la oposición debe obtener los votos para aprobar la vacancia. A diferencia de un impeachment, que generalmente es un proceso más largo, la vacancia o destitución del presidente en el Perú puede desarrollarse en dos sesiones del Congreso. En una primera se debe aprobar una moción (pedido previo) que debate la destitución del presidente por mayoría simple (66 votos) que lleva a una siguiente sesión donde se debate la aprobación o no de la vacancia.

Luego de aprobada la moción, se necesitan al menos 87 votos para que se apruebe la destitución del presidente. En otras palabras, si bien Pedro Castillo no tiene mayoría en el Congreso, él necesita de 43 congresistas para que se opongan a la vacancia. Pero ¿de cuántos votos dispone hoy Pedro Castillo? El presidente tiene una bancada de 37 parlamentarios y a estos se suman otros 5 del partido Juntos por el Perú, socio en el gobierno. Por lo que le faltaría apenas un voto que puede ser obtenido entre los partidos de centro o de parlamentarios independientes. Por lo tanto, de momento esta situación por ahora es bastante improbable.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que los mecanismos con los que cuentan los parlamentarios opositores para obstruir la política del gobierno son numerosos. Por ejemplo, pueden llamar constantemente a los ministros a las comisiones del Congreso, pueden crear comisiones parlamentarias de investigación, censurar individualmente a los ministros, realizar interpelaciones o procedimientos parlamentarios que puede dificultar la actividad normal del Ejecutivo.

Si bien el presidente Pedro Castillo ha dejado una serie de flancos abiertos en torno a la gestión gubernamental, su mayor debilidad se encuentra en el frente interno. Lo cierto es que las predicciones catastróficas de la oposición de que el gobierno buscaría llevar al país un proceso comunista o seguiría un modelo económico semejante al de Venezuela o Cuba no se están cumpliendo. Castillo se está mostrando bastante moderado en sus propuestas, está jugando dentro de la legalidad, y si bien existe una continua incertidumbre económica, esta se debe en buena medida al escenario de anormalidad generado por la pandemia que afecta a todos los países de la región.

De momento, no existe ninguna tentativa para llevar al Perú al populismo o a la irresponsabilidad fiscal. Lo que sí se verifica, son acciones de algunos actores políticos que buscan paralizar el gobierno de Pedro Castillo y el país con el objetivo de obtener ventajas políticas.


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Carlos Ugo Santander es cientista político. Profesor e investigador asociado de la Universidad Federal de Goiás (Brasil). Doctor en Sociología por la Universidad de Brasilia (UnB). Posdoctorado en la LUISS (Italia). Especializado en estudios comparados sobre América Latina.

 

 

 


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