Finalizamos el año 2021 y es propicia la ocasión para hacer un balance general de lo ocurrido en este año que termina en materia penitenciaria, que me atrevo a decir que es el peor que hemos vivido en la historia penitenciaria venezolana, que ya es mucho decir.

Yo insisto en que nuestras cárceles siempre han sido muy malas, en la cuarta y en la quinta república, han sido depósitos de seres humanos, muy lejos de cumplir con la función de la cárcel de reeducar a los hombres y mujeres que allí caen, sino más bien convirtiéndose en universidades del delito.

Este 2021 nos trajo, aunado al desastre que se vive en las cárceles, que nunca se había vivido antes, la desnutrición y la tuberculosis que se han apoderado de las cárceles y centros de detención preventiva de Venezuela.

Nuestros presos se están muriendo de hambre y enfermedades entre las que la tuberculosis lleva la voz cantante. Hasta hace unos años las muertes en las cárceles y centros de detención preventiva, tenían como principal causa las riñas y enfrentamientos entre reclusos, hoy esta cifra cambió.

Tomo un dato del último informe de la organización que dirijo, Una Ventana a la Libertad, correspondiente al primer semestre de este año 2021: “En los calabozos de la Policía Nacional de Boleíta, también conocidos como la antigua Zona 7 de la extinta Policía Metropolitana, hay un recluso con VIH, al menos 109 con tuberculosis y 114 con desnutrición”. Una cifra que alarma a cualquiera y nos da una breve panorámica de lo que pasa en las cárceles y centros de detención preventiva de Venezuela.

Definitivamente, las autoridades penitenciarias venezolanas han fracasado en tener unos recintos medianamente acondicionados para que los presos vivan de manera honesta y con el respeto a sus derechos humanos. Este fracaso lo vemos en las cifras de muertos cada año por enfermedades no atendidas.

Otro de los graves problemas que hay que sumar es el retardo procesal, nunca con cifras oficiales, una gran debilidad como país. Tenemos como apoyo las investigaciones de Una Ventana a la Libertad, que dicen que 70% de casos de presos tienen retardo procesal, es decir, no se les ha declarado culpables o inocentes.

Hoy en estos datos que me atrevo a dar son cifras generales, el próximo año daremos cifras definitivas, pero es claro que este 2021 ha sido el peor año de nuestro sistema carcelario, nunca pensábamos los que conocemos el tema que la situación se desbordaría.

Nadie nos hizo caso cuando dijimos lo grave que era que convirtieran los centros de detención preventiva o calabozos policiales en cárceles permanentes. No nos equivocamos y al régimen de Maduro le tocó crear una comisión para solucionar el problema en 60 días, no cumplieron, pero reconocieron el error, ojalá lo solucionen.

Aprovecho para despedirme por este año de todos mis lectores, gracias por leerme y nos vemos la segunda quincena de 2022, una feliz Navidad y lo mejor en este nuevo año 2022

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