El 11 de marzo de 2011 se registró un tsunami en Japón

Todavía con el recuerdo fresco de las impactantes imágenes transmitidas por TV del tsunami que devastó algunas localidades costeras de Indonesia y otras pertenecientes a países de la cuenca del Índico el 26 de diciembre de 2004; pudimos ver las de Japón en 2011, hoy precisamente hace diez años: imágenes de un tsunami en acción, destructivo y devastador, tomadas desde el aire y también tierra adentro, que nos dejaron más atónitos y estupefactos. Los medios de comunicación social a escala global entraron inmediatamente en acción para, entre otras cosas, explicar el fenómeno en todas sus facetas y mostrar su etapa final en pleno desarrollo, por lo demás, la más dramática de todas. Información básica relativa a sus características como su velocidad, tiempo en llegar a las costas, tamaño de las olas que produce, etc., fue transmitida a los lectores y audiencia en general; y esto ha despertado un alto interés del gran público por estos eventos naturales desastrosos.

Tomando en cuenta lo anterior, dos años después del tsunami japonés, el miércoles 20 de marzo de 2013, la Fundación Venezolana de Investigaciones Sismológicas (Funvisis) ejecutó, en representación de Venezuela, un ejercicio de respuesta comunicacional e institucional ante alertas de tsunamis, en una actividad que se llevó a cabo de forma conjunta con más de 25 países del Caribe. En ese ejercicio una alerta simulada de tsunami se generó en el estado Falcón, en la que también participaron otras comunidades costeras como el caso de Guanta, específicamente del sector Valle Seco, en el estado Anzoátegui, donde ya en el año 2011 se llevó a cabo este ejercicio, que incluso previó evacuación de comunidades. La idea fue medir la capacidad de respuesta comunicacional institucional ante tsunamis por parte del estado venezolano.

Diferentes instituciones estuvieron involucradas en el ejercicio, que desde Caracas fue monitoreado en la sala situacional del Ministerio de Energía Eléctrica, en el Comando Estratégico Operacional, en la Presidencia de la República, Dirección Nacional de Protección Civil y Administración de Desastres, Gobernación de Falcón y de Funvisis; mientras que, Protección Civil Guanta y Protección Civil Falcón hicieron lo propio en las mencionadas zonas. Funvisis fungió como el organizador del ejercicio y tuvo como rol principal informar sobre el sismo “tsunamigénico” que generó la alerta, para recolectar información por los entes gubernamentales con competencia en gestión de riesgo. El ejercicio se inició a las 8:30 am (HLV) y culminó a las 10:00 am (HLV) de ese día. Para el resto de los países caribeños que participaron, éste culminó a la 1:30 pm.

Todo lo anterior significa que, por sus características geológicas, Venezuela es susceptible de recibir el impacto de un tsunami; y así lo han demostrado las investigaciones históricas. Basados en las investigaciones bibliográficas de estos últimos autores, presentamos en este trabajo una relación cronológica documental, revisada y comentada, sobre tsunamis que presuntamente se han registrado en Venezuela y algunas de sus características físicas.

Pero más allá del ejercicio arriba referido, hay que advertir que una sencilla, pero a la vez correcta comprensión del comportamiento de un fenómeno, como un tsunami, resulta de gran importancia, incluso más allá de la mera curiosidad científica. Tómese en cuenta que una gran proporción de las desgracias que tuvieron lugar, por ejemplo, en el año 2004 cuando acaeció el tristemente célebre tsunami de Indonesia, fue causada por el simple desconocimiento de sus mecanismos físicos elementales, y que se podrían haber aprendido en la escuela. Por ejemplo, la falta de conocimiento acerca de los intervalos de tiempo entre las diferentes fases del fenómeno tsunami, o del aviso que el mar da al retirarse de la playa, impidieron a muchas personas adoptar las más elementales medidas preventivas que hubiesen salvado con toda probabilidad sus vidas. Por eso, antes de una revisión historiográfica de los tsunamis en Venezuela, intentaremos en la siguiente sección repasar, de una manera simple y sucinta, las cualidades físicas que caracterizan estos fenómenos naturales.

El anterior texto corresponde a la introducción de un trabajo que, con el título «Relación histórica de tsunamis en Venezuela», publiqué en la revista Nuestro Sur (Año 7, N° 9, enero-abril 2016; pp. 127-157) del Centro Nacional de Historia, en su edición monográfica Historia, terremotos y tsunamis en nuestra América.

En el resumen del mencionado trabajo se puede leer que:

Compilaciones realizadas por otros autores, a partir de fuentes secundarias, han permitido presentar una relación histórica de tsunamis en Venezuela, combinada, revisada y comentada. Datos tomados de esta relación han conducido a unas primeras estimaciones de algunas de sus características cuantitativas que poseyeron en su momento, como magnitudes, profundidades, energías y velocidades de salida. En la sección sobre las características básicas y elementales de estos fenómenos se hace un esfuerzo para explicar en palabras simples, por ejemplo, por qué a mayor profundidad del mar, en donde éste se origina, mayor energía potencial-cinética y velocidad adquiere el tsunami, y por qué, algunas veces, al acercase a la playa, el mar se retira. En este sentido, se presentan, como ejemplos, algunos eventos de esta relación histórica, que mostraron significantes retrocesos del mar. A pesar de la falta de más información histórica, se evidencia, aparentemente, una baja actividad tsunámica en Venezuela, sin que esto quiera decir que se deba ignorar la amenaza que estos fenómenos representan. Esta revisión incluye información preliminar, simulada por otros autores, sobre el tiempo que tardaría un tsunami en llegar a la región insular y región continental venezolanas, y así tener una idea del tiempo disponible para dar, si se pudiera, la alarma (aproximadamente de 1 hora). Esta revisión documental también indica que posiblemente el tsunami más antiguo, que haya dejado huella geológica en Venezuela, casi se remonta a más de un milenio en la costa norte-central del país. Se concluye que la tendencia histórica de mayor riesgo correspondió a la zona oriental del país, dadas sus características sísmicas. Y, en particular, Cumaná (junto con el estado Sucre), aparece como la localidad venezolana importante que más ha llevado históricamente la peor parte.

El artículo cierra con las siguientes conclusiones:

Compilaciones realizadas por otros autores, a partir de fuentes secundarias, han permitido presentar una relación histórica de tsunamis en Venezuela, en forma combinada, revisada y comentada. Datos tomados de esta relación han conducido a unas primeras estimaciones de algunas de sus características cuantitativas que poseyeron en su momento, como magnitudes, profundidades, energías y velocidades de salida.

En la sección sobre las características básicas y elementales de estos fenómenos se hace un esfuerzo para explicar en palabras simples, por ejemplo, por qué a mayor profundidad del mar, en donde éste se origina, mayor energía potencial-cinética y velocidad adquiere el tsunami, y por qué, algunas veces, al acercase a la playa, el mar se retira. En este sentido, se presentan, como ejemplos, algunos eventos de esta relación histórica, que mostraron significantes retrocesos del mar.

A pesar de la falta de más información histórica, se evidencia, aparentemente, una baja actividad “tsunámica” en Venezuela, sin que esto quiera decir que se deba ignorar la amenaza que estos fenómenos representan. Esta revisión incluye información preliminar, simulada por otros autores, sobre el tiempo que tardaría un tsunami en arribar a la región insular y región continental venezolanas, y así tener una idea del tiempo disponible para dar, si se pudiera, la alarma (aproximadamente 1 hora). Esta revisión documental también indica que posiblemente el tsunami más antiguo, que haya dejado huella geológica en Venezuela, casi se remonta a más de un milenio en la costa norte-central del país. Se concluye que la tendencia histórica de mayor riesgo correspondió a la zona oriental del país, dadas sus características sísmicas. Y, en particular, Cumaná (junto con el Estado Sucre), aparece como la localidad venezolana importante que más ha llevado históricamente la peor parte.

La combinación de estudios históricos, estratigráficos y de imágenes sobre tsunamis pasados en Venezuela, comentados en este trabajo, proporciona una guía preliminar que permite tener una primera idea del riesgo que, con el tiempo, han sufrido las costas e islas venezolanas caribeñas frente a fenómenos naturales de este tipo. Esta guía tomada esencialmente de la publicada por Lander et al. (2002), con base a fuentes secundarias, y presentada en este trabajo de investigación documental, sugiere que la tendencia histórica de mayor riesgo correspondió a la zona oriental del país, dadas sus características sísmicas. En particular, Cumaná aparece como la localidad venezolana importante que más ha llevado la peor parte. Al respecto, Humboldt [citado por Centeno-Graü (1940)], escribió:

Es una opinión muy común en las costas de Cumaná y la isla de Margarita que el golfo de Cariaco debe su existencia a un rompimiento de tierra acompañado de una erupción del océano. La memoria de esta grande revolución se había conservado entre los indios hasta fines del siglo quince. El mar inundo las tierras, y el pequeño fuerte que Jácome Castellón hizo construir se hundió enteramente formándose al mismo tiempo una enorme abertura en las montañas de Cariaco, a las orillas del golfo de este nombre, en el cual una gran masa de agua salada mezclada con asfalto salto del esquisto micáceo. Los temblores de tierra fueron muy frecuentes a fines del siglo diez y seis, y según las tradiciones conservadas en Cumaná, la mar inundó muchas veces las playas y alcanzó hasta quince o veinte toesas de altura…

Considerada como una revisión, esta señala la necesidad de mayores estudios de los tipos arriba indicados, debido a la falta de más y mejor información histórica y geológica que sólo podrá revelarse sólo si éstos son llevados a cabo. En cuanto a la revisión de sus características básicas y elementales, no obstante, el esfuerzo hecho para poner en palabras llanas estas características, el lector no especializado se remite a la bibliografía citada para que, con la misma intención de simpleza, pueda ahondar más sobre estos aspectos; en este sentido, una ayuda adicional la constituye el trabajo de González-Herrero et al. (2005). Con esta información, más el histórico (y los simulacros), se cumplirá con el objetivo educativo de preparar a la población para defenderse ante la amenaza de un tsunami. Esta educación permitirá la potencial comprensión por parte del público, principalmente residente en las costas, de que esta defensa se basa en una disminución de la vulnerabilidad frente a estos fenómenos naturales en función de un tiempo de alarma que no es muy largo (aproximadamente 1 hora).

Invito al lector a leer el artículo completo en:

[https://www.researchgate.net/publication/314205470_Relacion_historica_de_tsunamis_en_Venezuela].

En correo electrónico de uno de los miembros fundadores de la Academia Nacional de la Ingeniería y Hábitat, de fecha 26 de marzo de 2016, dirigido a otro colega suyo, pero de la Academia de Ciencias, Física, Matemáticas y Naturales (Caracas), el primero expresó lo siguiente:

El trabajo del profesor Peñaloza Murillo es sin duda interesante. Vi en el mapa de Lander el año 1997, más bien hacia Tobago, lo cual puede ser. No obstante, en 1997 no hubo maremoto en Cumaná como he leído por allí; sí hubo una marejada en el Puerto Pesquero (se llevó dos jóvenes que pescaban allí, de los cuales entiendo que se salvó uno que sabía nadar). La posible razón de esa marejada desencadenada por el temblor, con foco hacia Cariaco probablemente fue ocasionada por el deslizamiento submarino, de los aluviones que el Manzanares deposita en la escarpada batimetría del área, hipótesis no descartables.

La razón de esta hipótesis que compartíamos con el prematuramente y mala hora fallecido Luis Daniel Beauperthuy, está en que la falla que se movilizó no está en el golfo de Cariaco, sino más bien al este como lo demostraron los registros de réplicas de ese evento, amén de los desplazamientos permanente en carreteras y tuberías hacia el este de Cariaco, asociadas al desplazamiento permanente (salto) de la falla de El Pilar que, inicialmente fue de 20 a 30 cm; alcanzó unos 60 cm varios días después de ocurrido el sismo.

Además, según las narraciones de los efectos de los maremotos de 1853 y 1929, no podemos negar que hubiesen tenido un origen similar. De ser válida esta hipótesis, proteger a Cumaná de futuros maremotos sería cuestión de llevar a cabo explosiones submarinas para desestabilizar de modo controlado los aluviones que sigue trayendo el río. Esto no quita interés al trabajo de Peñaloza. Solo lo señalo como un posible tema de investigación para los colegas de la Universidad de Oriente.

[email protected]

@PenalozaMurillo

 

 


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