El expresidente de Estados Unidos Donald Trump fue absuelto por el Senado de su país en medio del juicio político que se le llevaba adelante por los sucesos de la toma del Capitolio.

Tal decisión fortalece la reputación de triunfador que acompaña la figura de Trump en el campo de los negocios y la politica.

A pesar de esa imagen, su nivel de simpatía y humildad es, sin embargo, inversamente proporcional al poder y la influencia que ha podido acumular a lo largo de estos años.

Dicen que los ricos y poderosos de Estados Unidos, sus mejores enemigos y sus peores amigos, hicieron que perdiera la presidencia de la primera potencia del mundo y estuvieron a punto de llevarlo a la cárcel tras dejar la Casa Blanca.

Aseguran que esos mismos personajes no pierden la esperanza de poder lograr el cometido de acabarlo y para ello cuentan con suficiente dinero y poder para lograrlo.

Donald Trump lo sabe y con su sagacidad y tenacidad sin límites se prepara para seguir dando la pelea como el luchador que se grafica en su morfologia de gallo fino.

Por ahora, buena parte de la sociedad venezolana celebra que haya salido bien librado del nuevo juicio político que se intentó en su contra.

Lo hacen agradecidos por todos los esfuerzos que se realizaron en su administración para lograr la libertad de Venezuela.

Consideran que sería injusto que Trump sea señalado de actos contra la democracia, cuando en el ejercicio del gobierno dio demostraciones de ser un demócrata abierto y decidido y un promotor de nuevas democracias en todo el mundo.

Su obra democrática, fuera de las fronteras de Estados Unidos, se evidenció en varios  acuerdos de paz y se pusieron en manifiesto al ser el primer presidente de Estados Unidos que en décadas no inició una sola guerra en su período de gobierno.

Sobre el caso de Venezuela, son millones de venezolanos los que le desean éxito en sus planes futuros,  millones quienes le agradecen todo lo que hizo por nosotros, toda su fuerza y dedicación en aras de lograr el cese de la usurpación.

Los pocos logros del gobierno interino, aquellos que se cosecharon en 2019 y 2020, se le deben a él, pues fue el presidente Trump  quien logró que más de 50 países desconocieran a Maduro, y fue quien visualizó ante el mundo lo que sucedía en nuestra nación.

Si Venezuela tiene un amigo sincero ese es Donad Trump. Es por ello que, al conocer la noticia de que venció ‐por segunda vez‐ un juicio político en Estados Unidos, muchos se llenaron de regocijo porque siempre le desearán el bien a él y a todos los suyos.

Dios quiera –y lo digo con sumo respeto hacia Estados Unidos de América– que venga a Venezuela cuando sea un país totalmente libre y democrático, para recibirlo aquí con los honores que un amigo se merece.

Si nuestra nación ha tenido aliados valiosos, a lo largo de todos estos años de lucha, esos han sido: Donald Trump, Álvaro Uribe Vélez, Iván Duque y Luis Almagro, hombres que no se han rendido y que siempre han estado allí apoyándonos y dándonos su aliento.

Ellos hacen recobrar la confianza sobre el concepto de solidaridad en América Latina, y  hacen entender que una cosas son los amigos de verdad y otra son aquellos que dicen apreciarnos pero atacan a los venezolanos como está ocurriendo en el Perú, Ecuador y Chile, por ejemplo, donde la xenofobia es cada vez peor en contra de nuestros connacionales.

Estas circunstancias hacen valorar más los gestos reales y sinceros de los gobiernos de Donald Trump en Estados Unidos y ahora de Iván Duque en Colombia.


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