Luiz Inácio Lula da Silva ganó las elecciones en Brasil en una de las contiendas más reñidas de la historia democrática de ese país. Nunca hubo un margen tan reducido (50,90 contra 49,10), resultado que se da a pesar del desgaste del gobierno de Jair Bolsonaro.

En estas elecciones hay que tomar en consideración algunas referencias y aspectos que marcarán la línea del nuevo gobierno: el resultado ha dejado muy bien posicionado a Bolsonaro, pues la primera fuerza en el Congreso ha quedado en manos del Partido Liberal que él lidera. El compañero de fórmula de Lula para gobernar es Gerardo Alckmin, ex adversario político que se prestó en este proceso para arrastrar a la clase media y al sector empresarial; con él se suscribieron compromisos ineludibles que sin duda no permitirán a Lula “rojear” demasiado; y, finalmente, el candidato de Bolsonaro ha tomado el control de Sao Paulo, ha ganado la elección en el estado más poderoso económicamente, el más poblado de Brasil, y en el cual  hay mucha fuerza política.

Lula tendrá que gobernar en una zona fuera de su confort. Distinto al pasado, hoy tiene a una derecha muy poderosa “pisándole los talones”, pero a pesar de ello él se arriesga con un primer mensaje  cargado de revanchismo político.

Lula da Silva fue condenado en 2017 a 12 años de prisión por corrupción y solo cumplió 19 meses de la condena. La sentencia fue anulada por la justicia por “defectos procesales”. Su caso guarda referencia con la mayor investigación sobre corrupción de la historia de Brasil, que llevó al banquillo de los acusados a políticos cercanos a él, pero Lula está en la calle y ya es presidente del Brasil, esto es la mejor acepción de lo que se denomina el mundo al revés

A pesar de que hoy algunos analistas tratan  de pintar un mapa rojo en América Latina la gente no está observando la formación de una ultraderecha que ha venido sacando millones de votos en el continente y que cada vez se consolida de manera más hermética. Recordemos que estuvieron cerca de ganar las elecciones de Colombia, en Chile consiguieron un buen resultado y hoy tienen un candidato fuerte en Argentina con Javier Miley; por su parte, las izquierdas ya no son tan solidarias entre ellas como antes, hoy hay muchas “izquierdas”. A sabiendas de que hoy hay más gobierno de izquierda en la región, es muy probable que pronto esta situación se revierta y le toque a los otros gobernar.

La geopolítica de Lula lo apartará de Estados Unidos y lo acercará a Rusia, Turquía, China e Irán; así mismo, le dará obviamente algo de oxígeno a dictadores en el Caribe, en Centro y Suramérica. Sin embargo, yo lo veo más cercano a México y Argentina que a los demás.

Ojalá este resultado, como bien dice Bolsonaro, no “reconduzca al criminal al lugar del crimen”.

Por lo pronto, el panorama para Brasil, visto lo visto es de un  mal tiempo y de  pronósticos reservados

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