Por Pablo Kaplún, asesor ambiental de Geografía Viva

Evo Morales es uno de los hombres que más inspiración libertaria, democratizadora y de reivindicación de los siempre postergados y marginados indígenas bolivianos inspiró y concretó para la patria “hija predilecta del Libertador Simón Bolívar” desde su creación. Mucho tiempo pasará para poder hacer un análisis frío de lo que hoy sucede en Bolivia: un “incendio social” de consecuencias impredecibles.

Una de las banderas durante su gestión fue la defensa de la “Pachamama” (término traducible como “madre tierra”, ya sea hablando en aymara o en quechua, las dos lenguas mayoritarias de ese país). Un balance muy corto puede dar cuenta de la Ley de los Derechos de la Madre Tierra, aprobada en 2010 y otras medidas de corte similar, que lo proyectaron ante el mundo como un ambientalista de primera línea.

Sin embargo, informes académicos bolivianos[1] citan que en su gobierno la presión por la expansión de tierras ganaderas hacia regiones de selva y el extractivismo, así como la construcción de carreteras que atraviesan áreas protegidas en zonas de dominio indígena ­–­a quienes las obligatorias consultas legales exigidas para esos fines se hicieron en condiciones dudosas– llevó al desencanto de varios grupos originarios con el primer presidente que era uno de los suyos.

Reproducimos a continuación un comentario de la Agencia France 24 sobre las actuaciones del mandatario ahora derrocado, respecto al reciente incendio en la Amazonía, ocurrido desde agosto pasado:

“La crisis ambiental marcó las aspiraciones del presidente. Los opositores atacaron e instalaron en la opinión pública la idea de que la responsabilidad última de lo sucedido pertenecía a Morales, puesto que en el pasado aprobó una serie de leyes y decretos que facilitaban la quema controlada para desbrozar las parcelas».

Los incendios afectaron más de 1 millón de hectáreas y modificaron las preferencias electorales en la recta final de la campaña electoral de Bolivia. Por su parte, Morales declaró que estos habían sido provocados intencionalmente “por razones políticas” y tuvo que afrontar las críticas de ciudadanos bolivianos y ambientalistas, que achacaban la responsabilidad política al mandatario. Un incidente sucedido en un día en el que el presidente intentó remediar su error y se presentó en la zona afectada combatiendo personalmente las llamas, lo llevó a estar perdido casi una hora en la selva[2], ¿la abandonada Amazonía anunciaba su perdición final?

En suma, Evo cambió la historia boliviana; nadie le puede quitar la gran mejoría que supuso para las mayorías sociales el mandato ahora terminado, país con mayor proporción de pobres de Suramérica, pero no significó un cambio en el modelo de producción de riqueza en esa república sino, por el contrario, una profundización del que siempre han tenido nuestras naciones: sobreexplotación de la naturaleza y apuesta a depender de hacer buenos negocios con los recursos naturales con visión cortoplacista.

Hoy lloramos por Bolivia. Evo, sin duda, rompió normas básicas de la democracia cuando forzó a una cuarta candidatura presidencial pese a que, en referéndum, el pueblo boliviano le negó tal derecho. Se cayó en Bolivia, igual que en nuestra Venezuela, en el hiperliderazgo como creencia de que un proceso social podía depender de una suerte de mesías. Su candidatura no tenía legalidad suficiente y las sospechas de fraude en su triunfo electoral fueron confirmadas.

Triste es que otros procesos electorales, también cuestionados por la OEA, como el último realizado en Honduras (2017[3]), no dieron lugar a cambios políticos, que es como deberían funcionar las instituciones; no todas las acciones de los políticos de América Latina son medidas con la misma vara.

El final de Evo es el de un golpe de Estado, hay que decirlo sin cortapisas; le quedaban meses de mandato constitucional y las Fuerzas Armadas y policiales presionaron por un corte anticipado, práctica nada democrática y clásica en el continente.

Evo, claro que los soñadores de este continente te agarramos cariño y centramos en ti esperanzas, pero, compañero, ser agente de cambio real implica comprometerse con la ética…, caíste en el pecado caro del  personalismo; parte de tus propios hermanos originarios, a quienes tanto aportaste, te lo venían reclamando[4]. La naturaleza te quemaba tu gestión, y así quedaste, al menos por ahora (a veces la historia guarda sorpresas): con más de 30.000 km2 de selva arrasada por el fuego, tu gestión chamuscada y una sociedad hoy en llamas… este modesto comentarista hoy ruega por tu pueblo y por su democracia, una que continúe la tarea de redimir a los desposeídos y originarios… Y se comprometa de verdad con el cuido del ambiente. Lo peor que le podría pasar a tu gente sería caer ahora mareada por los encantos de un sucedáneo de Bolsonaro… menos mal que los bolivianos llevan en sus espaldas años de luchas, conciencia y organización.

 


Sierra, Y (27/05/2019) Las contradicciones en la política ambiental de Evo Morales, Recuperado de: https://es.mongabay.com/2019/05/bolivia-evo-morales-politica-ambiental/

[2] Noticia publicada por El Tiempo de Bogotá, 30 de agosto de 2019 https://www.eltiempo.com/mundo/latinoamerica/presidente-evo-morales-se-pierde-en-la-selva-boliviana-406894

[3] Ver al respecto cita en el diario El País https://elpais.com/internacional/2017/12/18/america/1513557348_630202.html

[4] Solón P. ¿Qué pasa en Bolivia? Hubo golpe de Estado? En Zur, pueblo de voces, Recuperado dehttp://zur.org.uy/content/%C2%BFqu%C3%A9-pasa-en-bolivia-%C2%BFhubo-golpe-de-estado?fbclid=IwAR1c_gRvWeCrgVp42av0p75AfiICTL3LwPPbmSSQNGdE9fJS_-lkfT6pwYc


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