Las Navidades recientes han estado marcadas por la crisis económica, la pandemia y los adioses de los seres queridos que se han ido en búsqueda de la felicidad que es imposible lograr en un país gobernado por socialistas.

Y la actual Navidad pareciera estar signada por la desesperanza. Sí, muchos venezolanos se sienten desconsolados y desanimados por culpa de una crisis que pareciera no tener fin.

Los ciudadanos se sienten derrotados por causa de los errores de la una oposición que no está a a la altura de las circunstancias; por culpa de una dirigencia política que luce agotada y totalmente desenfocada.

Millones de venezolanos colocaron sus esperanzas en ellos y después de años de fracasos se sienten defraudados, engañados y manipulados por una casta política que tuvo en sus manos la transición y optaron por la cohabitación.

Optaron por la cohabitación con la tiranía y le dieron la espalda a la sociedad. Ellos que en la práctica son cómplices de Nicolás Maduro son los responsables que día a día más venezolanos pierdan las ilusiones y se vayan rumbo a otras latitudes y crucen las fronteras rumbo al destino por el camino de las dificultades.

Esa oposición que pacta con Maduro y se roba las tarjetas electorales; o esa oposición que dice estar en un diálogo eterno y que no acepta su fracaso. Esas oposiciones que son corresponsables de la tragedia venezolanas, de estas tristes navidades y de que Maduro aún esté en el poder.

Ellos tienen que pedirle perdón al país, tienen que responder por la permanencia en el coroto de un régimen socialista que a duras penas tiene 10% de apoyo popular y a pesar de ello acaba de hacerse con la mayoría de las gobernaciones y alcaldías del país en una farsa electoral en las que muchos creyeron.

Ellos –si en verdad quieren hacer algo útil por el país y regalarle algo a los venezolanos en estas fecha– deben abrirle espacio a un nuevo liderazgo, tienen que admitir su fiasco y permitirle que otras ideas afloren y que otras personas asuman el control de la oposición. Pero, de una oposición nueva, seria, y con determinación.

Como venezolano le pido a Dios que estas sean las últimas Navidades en estas circunstancias.

Como padre, como abuelo, como trabajador por la libertad haré todo lo que esté en mis manos, desde Vente Venezuela, para que estas seas las últimas navidades rojas y que el país viva una real transición democrática y cívica hacia una nación diferente y mejor.

Solo así lograremos vivir una Navidad sana, alegre y como Dios manda. Solo así curaremos al país y dejaremos en el pasado estas navidades enfermas, estas navidades de tristeza y de colapso total.

Solo unidos bajo un liderazgo fuerte como el de María Corina Machado alcanzaremos la libertad que tanto anhela el país. Solo así lograremos un cambio para esta tierra.

P.D: Además, esta pareciera que será una Navidad de repunte del covid 19 por culpa del libertinaje permitido y auspiciado por Maduro y sus compinches en las ambiciones políticas desmedidas. Punto.

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