En el desarrollo de las elecciones primarias realizadas en octubre del año pasado vimos a 3 actores políticos de mucho nivel, que rememoraron hechos históricos trascendentales, actuando y promoviendo acciones en favor de la unidad nacional y señalando con fundamentos de peso el camino necesario de la descentralización, para lograr empoderar a las regiones de acuerdo con sus potencialidades, en una reforma profunda del modelo de Estado.

Dos de ellos de origen tachirense, oriundos de La Grita, la ciudad del Santo Cristo. Me refiero al Dr. Luis «Balo» Farías Zambrano, postulado por el partido PMI y sustentado por el proyecto Estado Federal Descentralizado, promotor del federalismo y cuya propiedad intelectual pertenece al movimiento ciudadano La Rebelión de las Regiones Somos Todos; y el Dr. César Alejandro Pérez Vivas, avalado por el Movimiento Concertación Ciudadana, que también promueve el federalismo, la reforma del Estado y el rescate de los valores socialcristianos, arraigados en miles de familias venezolanas. Ambos presentaron su nombre en la contienda opositora para competir, presentar y visibilizar sus propuestas que despertaron gran interés entre venezolanos.

El tercero es Héctor Alonso López, de origen merideño, protagonista junto con el expresidente Carlos Andrés Pérez, del inicio real de la descentralización del poder en el país, en su último periodo presidencial, donde los sectores adecos con visión de futuro, contestatarios y reformistas, fueron torpedeados y cercados, trayendo como consecuencia, décadas después, la deplorable situación de Acción Democrática, llamado en sus buenos tiempos el  partido del pueblo y el posterior ascenso al poder del militarismo socialista. Comunista, hoy amañando en Miraflores , con el consentimiento de muchos envejecidos protagonistas de estos capítulos grises de la historia democrática y sus pupilos de una nueva generación negociante, tarifada, pervertida y viciada e inmoral , que pese al daño causado aún siguen decidiendo y manipulando a los demócratas en favor de la permanencia en el poder de la plaga pandémica  revolucionaria, catalogada y sentida por muchos, como el holocausto del siglo XXI.

Retomando el nombre de estas tres reconocidas y valiosas figuras políticas, oriundas de los Andes venezolanos, todos con excelentes cualidades , experiencia política, profesional y lo más importante, conscientes del momento histórico que vivimos los venezolanos y la oportunidad clara de deponer al sistema imperante por la vía electoral , constitucional y pacífica, estos 3 dirigentes con diferentes visiones e ideologías – uno adeco, otro socialcristiano y uno independiente- son la muestra real de cómo puede converger el pensamiento ante un momento coyuntural. Su presencia activa en este difícil proceso que hoy transitamos, acompañando y proponiéndole a María Corina Machado con base en sus experiencias, trabajos y proyectos, para complementar y blindar la oferta político electoral, minimizan cualquier improvisación y promueve la rectificación necesaria y oportuna de acuerdo con los múltiples escenarios que ha diseñado el régimen, sus aliados convencionales y los disociados de nueva generación.

Sabemos del compromiso de todos los venezolanos en esta tarea electoral presidencial que va a desarrollarse en este año 2024, pero es indudable y hay que reconocer que los estados andinos han dado muestra de resistencia destacada, en todas las etapas y momentos difíciles, enfrentando al régimen de Chávez y Maduro y en los últimos procesos electorales ha mostrado el más alto grado de compromiso con su masiva  participación, dejando claro con sus resultados que la revolución será desplazada en todos sus niveles en los próximos comicios por amplia ventaja, frente al reducto, decadente oficialista.

La construcción de la unidad nacional lleva un adelanto importante y cuantificable. La alianza nacional tiene varias aristas que deben ser atendidas para que nadie se sienta excluido o ignorado. Todos los venezolanos tienen el mismo problema, sentimientos, deseos que deben ser capitalizados atendiendo el clamor de cada sector de la sociedad. Indispensable crear una gran legión de interlocutores con ascendencia a cada uno de ellos. Imperdonable construir una alianza de partidos e ignorar la organización social y peor aún desconocer la captación individual.

Así como estos dirigentes que hoy resaltamos, como un ejemplo de convergencia, unidad y experiencia, perfectamente alineados con el cambio, hay muchísimos más en todo el país y en cada región, por lo que la tarea es cohesionar con responsabilidad toda esa fuerza y voluntad, que esperan los canales de integración funcionen, para sumarse de acuerdo con sus posibilidades en medio de tantas limitaciones. El mensaje debe ser uno, con todo lo que conlleva, pero el mensajero no puede ser uno solo, debe colectivizarse la acción ante las limitaciones de índole comunicacional que tenemos y que aún domina controla y chantajea el régimen.

Se avecina una batalla campal donde dirigentes sin tropa disfrazados de oposición saldrán a cautivar a los venezolanos con ofertas electorales ya declaradas como fraudulentas y engañosas a las que hay que hacerles frente, que persiguen dividir el sentimiento nacional de cambio. Premeditadamente ya están en esa tarea personas como Benjamín Rausseo (dice ser independiente), Javier Bertucci (El Cambio), Juan Carlos Alvarado (Copei), Luis Eduardo Martínez (AD), Leocenis García (Prociudadanos), Claudio Fermín (Soluciones), Antonio Ecarri (Alianza Lápiz), Luis Romero (Avanzada Progresista), Timoteo Zambrano (Cambiemos), entre otros, que actúan todos, con discursos diferentes pero comprometidos con la permanencia de Maduro en el poder.

Si bien muchos lo saben, hay que ser reiterativos, decirlo y expresarlo permanentemente para que los venezolanos no se equivoquen votando por la oposición construida y diseñada por Maduro y los cubanos, que pretenden continuar siendo garantes de la pobreza y destrucción del país.

Hombres y mujeres aquilatados políticamente son necesarios para crear ese gran contingente humano que tendrá la tarea de dominar el escenario múltiple, complejo y distorsionado que ha creado y financiado el oficialismo.

Los chavistas maduristas, para bien del país, finalmente dejaron al señor Nicolás Maduro como candidato. No tienen y tendrán base de sustentación en lo que fueron sus bases y estructuras. En estos momentos tratan infructuosamente de reconstruirlas, invitando a los despojos humanos de la revolución en todo el país, pero su mayor énfasis está diseñado para fortalecer a estos apátridas, visibles y mediáticos dirigentes políticos que bailan al son que les pongan.

Venezuela tiene quien la defienda. Poner a todos a trabajar en función del rescate final de la democracia es tarea de quienes conducen. Por eso deben estar los mejores. Es una premisa insustituible. En cualquier escenario en este momento el socialismo y sus representantes están derrotados y en el escenario final que corresponda en su momento, forzado o no, la unidad nacional por Venezuela, ¡será inderrotable y victoriosa!


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