En una carta dirigida a los religiosos y religiosas de la familia católica monfortana, en fecha 08 de diciembre de 2003, siendo fiel a su lema episcopal y papal “Totus Tuus” (“Todo tuyo”), como expresión inequívoca de su adherencia, esclavitud voluntaria y entrega total a Nuestro Señor Jesucristo a través de la Santa Madre María, el entonces Papa de la Iglesia Católica, hoy San Juan Pablo II (nombre secular Karol Józef Wojtyła),  escribió de inicio:

San Luis María Grignion de Montfort compuso el Tratado de la verdadera devoción a la santísima Virgen a comienzos del año 1700, pero el manuscrito permaneció prácticamente desconocido durante más de un siglo. Finalmente, en 1824 fue descubierto casi por casualidad, y en 1843, cuando se publicó, tuvo un éxito inmediato, revelándose como una obra de extraordinaria eficacia en la difusión de la «verdadera devoción» a la Virgen santísima. A mí personalmente, en los años de mi juventud, me ayudó mucho la lectura de este libro, en el que «encontré la respuesta a mis dudas», debidas al temor de que el culto a María, «si se hace excesivo, acaba por comprometer la supremacía del culto debido a Cristo». Bajo la guía sabia de san Luis María comprendí que, si se vive el misterio de María en Cristo, ese peligro no existe. En efecto, el pensamiento mariológico de este santo «está basado en el misterio trinitario y en la verdad de la encarnación del Verbo de Dios» (San Juan Pablo II, 2003).

San Luis, en el «Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen María», propone la urgente “Necesidad del Culto a María” o expresado de otra forma, la “satisfacción de las necesidades espirituales” del ser humano, todas ellas en plena consagración o a través de rol mediador de la Santísima Virgen María como un camino directo para unirse a Nuestro Señor Jesucristo. Los fieles hacen así a la Virgen, «depositaria» de sus propios requerimientos, inquietudes, méritos, o cualquier elemento que se encuentre en la interioridad del ser o en el entorno exterior, que sea detonante o  generador de desequilibrio, inestabilidad, padecimiento, infortunio, estrés, etc., que redunda en focalizar la atención en lo netamente material.  Es una ruta diseñada para todos los  religiosos y laicos, y tanto más necesario en esta época de tanta turbulencia, tribulación o confrontación que se desarrolla en estos “últimos tiempos” en el mundo material y espiritual.

Esta devoción hace que recurras a la Santísima Virgen en todas tus necesidades materiales y espirituales con gran sencillez, confianza y ternura, e implores la ayuda de tu bondadosa Madre en todo tiempo, lugar y circunstancia: en las dudas, para que te esclarezca; en los extravíos, para que te convierta al buen camino; en las tentaciones, para que te sostenga; en las debilidades, para que te fortalezca; en las caídas, para que te levante; en los desalientos, para que te reanime; en los escrúpulos, para que te libre de ellos; en las cruces, afanes y contratiempos de la vida, para que te consuele. Finalmente, en todas las dificultades materiales y espirituales, María es tu recurso ordinario, sin temor de importunar a tu bondadosa Madre ni desagradar a Jesucristo de Dios (Montfort, Numeral 107).

Apoyándonos en un grafismo (como el aquí también se anexa), el proceso de consagración descrito en este método singular y genuino,  puede asimilarse en su primera fase al de la “construcción” del “Edificio de la Consagración”, que se inicia con la atención y acción decidida, inquebrantable e irrenunciable de “vaciarnos de nosotros mismos”, a “vaciarnos del espíritu del mundo”, a romper en definitiva con el enfoque de concentrarnos en lo netamente material: poder, tener y placer.

Esto nos obliga a conocernos en lo más interno del ser, a nivel del subconsciente sobre todo, donde se hallan concentrados, grabados o sembrados los malos hábitos o creencias negativas que orientan en definitiva conductas inadecuadas, que como toda “sombra” que se niega su existencia en la individualidad o que somos realmente pecadores (ocultándolo y solo viéndolo en los demás),  redundan en contra de la salud física, emocional y espiritual de la persona. De manera que “debemos conocer bien, con la luz del Espíritu Santo, nuestras malas inclinaciones, nuestra incapacidad para todo bien concerniente a la salvación, nuestra debilidad en todo, nuestra continua inconstancia, nuestra indignidad para toda gracia y nuestra iniquidad en todo lugar” (Monfort, Numeral 79)

De acuerdo con este método, vaciarnos de lo mundano o  desenfocarnos de lo material, requiere acudir a la metanoia, transformación o conversión, la cual involucra la necesaria coherencia entre la mente y corazón, que a su vez exige un cambio de actitud, un cambio de hábitos, que conduzcan el direccionamiento de formar “nuevas conexiones cerebrales” a favor de  un “nacer de nuevo”, lo que equivale a “morir  a nuestro egoísmo,  renunciar a las operaciones de las potencias del alma y los sentidos; ver como si no viéramos, oír como si no oyéramos, servirnos de las cosas de este mundo como si no nos sirviéramos de ellas” (Monfort,  Numeral 81)

Luego, para iniciar el largo proceso de transformación interno desde la visión materialista a la espiritual, lo que es análogo a la construcción del “Edificio de Consagración” rumbo al esplendido objetivo terminal de alcanzar y consolidar el “Templo de Consagración”, es menester implantar los pilares o cinco piedras angulares que le dan soporte fundacional: 1) Oración; 2) Eucaristía; 3) Sagradas Escrituras; 4) Ayuno; 5) Confesión.

Al respectos algunos mensajes de la Virgen María. Reina de la Paz. Medjugorje:

“Mirad a vuestro alrededor y daos cuenta cuán grande es el pecado que domina en el mundo. Por tanto, orad para que triunfe Jesús” (13-09-1984)

“¡Queridos hijos! Os exhorto a invitar a todos a rezar el Rosario. Con el Rosario, venceréis todos los obstáculos que Satanás quiere poner en estos tiempos a la Iglesia Católica.”(25/06/1985)  

          “…Que la Santa Misa no sea una costumbre sino la vida. Viviendo cada día la Santa Misa sentiréis la necesidad de la santidad y creceréis en santidad…” (25/01/1998)

“¡Queridos hijos! Hoy os invito a leer cada día la Biblia en vuestras casas; colocadla en un lugar bien visible, de modo que siempre os estimule a leerla y a orar…” (18/10/1984).

“¡Queridos hijos! Hoy os invito a renovar la oración y el ayuno, aún con mayor entusiasmo…Quien ora no teme el futuro, y quien ayuna no teme el mal. Únicamente con la oración y el ayuno pueden también detenerse las guerras…” (25/01/2001)

“…Que la Santa Confesión sea para vosotros el primer acto de conversión, y entonces, queridos hijos, decidíos por la santidad. Que vuestra conversión y decisión por la santidad empiece hoy y no mañana…” (25/11/1998)

Estas son en conjunto e integralidad las condiciones necesarias sobres las cuales se debe enfocar la atención, crearse el hábito y cumplirse conjuntamente por parte de toda persona iniciada en el proceso de la “satisfacción de las necesidades espirituales”, en plena consagración o a través de rol mediador de la Santísima Virgen María como un camino directo para unirse a Nuestro Señor Jesucristo.

Asimismo, se consolida esta labor de “esclavitud voluntaria”, por medio del establecimiento de los cinco rasgos o columnas fundamentales, que definen así la verdadera devoción que viene dadas por: interior, tierna, santa, constante y desinteresada. Que a su vez levantan la conformación de cuatros pisos, representados por la “entrega total a la Santísima Virgen, para pertenecer, por medio de Ella, totalmente a Jesucristo” (Monfort, Numeral 121). Es decir, referidas a los componentes relacionados con la mente, cuerpo, alma, espíritu y la acumulación material. Para finalmente completar la estructura edificativa de consagración, con las “puertas” u ocho prácticas interiores (Numeral 115), y las “ventanas” o doce prácticas exteriores (Numeral 116).

No obstante, estamos inmersos en un escenario de “guerra espiritual”, de confrontación premeditada e impune de las fuerzas del maligno en contra del modelo de vida eterna fundado por Nuestro Señor Jesucristo (centrada en la familia tradicional), y donde la Santísima Virgen María está asumiendo un rol protagónico para la “lucha final”, ´por lo que nos hace la convocatoria a sus “Apóstoles de los últimos tiempos” para que nos incorporemos y estemos al nivel del compromiso que reclama la situación.

Por último, sabemos que serán verdaderos discípulos de Jesucristo. Caminarán sobre las huellas de su pobreza, humildad, desprecio de lo mundano y caridad evangélica, y enseñarán la senda estrecha de Dios en la pura verdad, conforme al santo Evangelio y no a los códigos mundanos, sin inquietarse por nada ni hacer acepción de personas; sin perdonar, ni escuchar, ni temer a ningún mortal por poderoso que sea.

Finalmente, tenemos la mejor disposición de servir de facilitador u orientador (de manera voluntaria y sin ningún tipo de interés materialista), de este maravilloso método de consagración o de “satisfacción de las necesidades espirituales”,  que para el mejor usufructo religioso-espiritual, está dirigido a toda  persona o grupo que puedan tener interés al respecto (Ver entrevista relacionada en el Canal 21, San Cristóbal, Táchira-Venezuela. Fecha: 17-03-2023: https://www.youtube.com/watch?v=qab8-RHr7iY&t=214s)

¿Cuándo llegará, hermano mío, ese tiempo dichoso, ese siglo de María, en el que muchas almas escogidas y obtenidas del Altísimo por María, perdiéndose ellas mismas en el abismo de su interior, se transformen en copias vivientes de la Santísima Virgen para amar y glorificar a Jesucristo? Ese tiempo sólo llegará cuando se conozca y viva la devoción que yo enseño: “¡Señor, para que venga tu reino, venga el reino de María!”  (Monfort, Numeral 81)

Fuente: “Perspectiva Económica y Académica Contemporánea”. UNET. Años: 2018 a 2023.  Pedro Morales. Postulante a Rector de la Universidad Nacional Experimental del Táchira (UNET)

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