Desde la antigüedad, el hombre siempre se ha sentido fascinado y atraído por el vuelo de las aves y la búsqueda de surcar los cielos con el mínimo equipo necesario.

En la mitología griega, la leyenda de Dédalo y de su hijo Ícaro cuenta que durante su cautiverio idearon y elaboraron unas alas para poder huir de su prisión en Creta donde eran prisioneros del rey Minos. Las alas que hicieron posible su huida fueron fabricadas con plumas de pájaros; las mayores fueron cosidas con hilos al armazón mientras que a las menores las fijaron pegadas con cera.

Durante el vuelo, Ícaro, sintiéndose libre, se elevó tanto en el cielo que el calor del Sol derritió la cera, despegó las plumas y sus alas no lo pudieron sostener más en vuelo muriendo al caer en el mar.

Finalmente, Dédalo llegó sano y salvo a Sicilia y se puso bajo la protección del rey Cócalo de Cámico, donde construyó un templo dedicado a Apolo en el que colgó sus alas como ofrenda.

Ahora, en este año 2020 y con materiales mucho más resistentes y sofisticados, BMW Designworks y el especialista diseñador austriaco Peter Salzmann se han unido para presentar un nuevo traje con alas e impulso eléctrico increíblemente genial. Éste puede impulsar a un ser humano a velocidades cercanas a las 200 millas por hora y, por lo tanto, ganarle la carrera a casi cualquier ave emplumada del cielo, pero solo por muy breves instantes.

A lo largo de los años desde que los trajes de alas sin motor llegaron por primera vez a la escena de los deportes extremos, Salzmann había reflexionado sobre cómo optimizar los trajes de alas añadiéndoles propulsión sostenible y la capacidad de ascender. Se asoció con ingenieros y consultores creativos en el estudio Designworks de BMW para crear un par de impulsores eléctricos montados en un arnés fijado al pecho y un traje de alas especial que se complementarían.

Al darse cuenta de que el flujo de aire óptimo se concentraría delante del traje, y no detrás, Salzmann y el equipo de BMW optaron por esta disposición frontal empleando dos impulsores de 5 pulgadas y 25.000 rpm dentro de un contenedor con entrada de aire muy aerodinámico y liviano, que refleja la sensibilidad estética de diseño de la legendaria firma automotriz alemana.

Como medidas de seguridad, se dispone de un interruptor de encendido y apagado dedicado para ponerlo en marcha, un dispositivo de aceleración de dos dedos, uno para cada impulsor, un componente de dirección mínimo y un interruptor de corte instantáneo para situaciones de emergencia, como pudiera ser el encontrarse con alguna especie de aves migratorias volando en grandes bandadas.

Si bien no está construido para vuelos prolongados, sino para vuelos muy cortos, las hélices de los impulsores bombean un flujo de aire de aproximadamente 20 caballos de fuerza durante aproximadamente cinco minutos, logrando una relación muy superior a un traje de alas estándar, cuya relación de planeo horizontal es de 3 a 1; es decir: un metro de descenso por cada tres metros de avance horizontal.

Los trajes de alas sin motor alcanzan un máximo de aproximadamente 62 mph pero, cuando Salzmann activa el impulsor eléctrico, su diseño  puede alcanzar velocidades de más de 186 mph además de poder ganar altitud en lugar de perderla gradualmente.

Después de una serie de primeras pruebas exitosas en el túnel de viento en las instalaciones de BMW, luego en un túnel de viento con traje de alas personalizado en Estocolmo y, finalmente, unas pocas docenas de saltos de prueba, el equipo decidió que el diseño sería exhibido públicamente de manera simultánea con la salida al mercado del modelo BMW iX3 – el último modelo de automóvil eléctrico de la casa fabricante alemana –  para causar un gran impacto favorable a su imagen de alta tecnología.

Para la exhibición era necesario organizar una demostración pública completa utilizando un fondo que diera escala al vuelo y su capacidad de ascenso.  Para ello, la idea inicial de realizarlo en Corea del Sur fue descartada por la pandemia y decidieron realizar la filmación aérea con el fondo de los siniestros picos Del Brüder en la cordillera Hohe Tauern en los Alpes austríacos.

Allí, como se ve en el increíble video promocional, Salzmann y dos amigos con trajes de alas estándar se elevaron en un helicóptero para lanzarse desde unos 10,000 pies de altura. Salzmann y sus compañeros de salto permanecieron en una caída de vuelo en formación. Luego, al separarse Salzmann de la formación, éste avanza solo en un ascenso en solitario acercándose a la cordillera y logrando superar la altura del pico irregular cuya cima está ubicada por encima de la línea inicial de vuelo para luego, abriendo luego su paracaídas, lograr aterrizar.

Queda por verse si este revolucionario traje de alas impulsado eléctricamente, se convertirá algún día en un producto de consumo masivo. Desde el punto de vista de la duración del vuelo quizás haya sido uno realmente muy corto, pero los hermanos Wright comenzaron con un vuelo incluso muchísimo más corto que el de Salzmann. Al igual que ellos, la experiencia de Salzmann y de todo su equipo abre definitivamente la imaginación para la electromotricidad autónoma de vuelo personal con un amplio espectro de posibilidades. La gama de tal espectro se incrementará en la medida que podamos mejorar el almacenamiento de la energía, disminuyendo el tamaño y peso de las baterías y aumentando sus capacidades de carga en Wh con altos amperajes para operar los impulsores eléctricos con mayor efciencia. Por ahora será solo un juguete apetecible para aventureros en busca de fuertes emociones.

Ver: https://youtu.be/iQLLuEHTwJo


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