Recientemente escuchamos a Tareck el Aissami afirmar una vez más que 2020 será el año del despegue económico, al igual que dijeron que iba ocurrir en 2016, 2017, 2018, 2019 y llegará 2020 y dirán que será en 2021. En fin, seguirán con el cuento de nunca acabar, el de ofrecer un futuro mejor que jamás llegará.

Por cierto, es propicia la ocasión para preguntarle a Tareck: qué pasó con el petro, la reconversión monetaria y los precios acordados de 50 rubros.

La realidad es que hoy en nuestra Venezuela se impone la acumulación del caos, con una dirigencia política que no entiende a la mayoría del país, y un sector que solo sabe criticar y atacar a todo el mundo por las redes sociales, sin proponer absolutamente nada, en fin, ambos desconectados totalmente de la realidad del país, es decir, del sentir y padecer de nuestro pueblo.

Es la hora de que pisen tierra, se piense y actúe con objetividad. Es público, notorio y comunicacional que la aventura del 30A, el pensar que Maduro pueda renunciar o que vengan los marines a liberarnos, y ese largo etcétera de soluciones mágicas han fallado por completo. ¿Que acciones como las sanciones y el TIAR han tenido efectos contra el régimen? Sí; ¿que desde las fuerzas democráticas se ha venido construyendo un piso para presionar a Nicolás y su entorno?, eso también es verdad; pero por ahora nada de eso ha sido suficiente para terminar de lograr el cambio que la mayoría reclama.

Como decía el profesor José Vicente Carrasquero: “Sigo sin ver la ruta de la fuerza. En el mundo no somos el único país con severos problemas de migración y crisis humanitaria. Sudán del Sur, Siria y Afganistán nos acompañan en esta tragedia. Irán ha secuestrado y atacado buques petroleros ingleses. Yemen junto a iraníes bombardearon instalaciones petroleras de Arabia Saudita… quien esté esperando una salida de fuerza en nuestro caso quedará como la Penélope de Serrat”…

El acuerdo aprobado recientemente en la Asamblea Nacional deja claro la nueva ruta política, que ratifica la posición de que la salida política debe construirse a partir de unas elecciones libres con reconocimiento internacional, para poder entrar en ese proceso de transición.

Urge que se termine de entender que en el todo o nada solo gana el régimen, y que el «cese» solo se puede lograr con votos.

Si en 2015 se hubiese utilizado la lógica “con ese CNE no se puede votar”, hoy no existiera Juan Guaidó, ni esta Asamblea Nacional como único poder legítimo. Ojo, con esto no quiero decir que no hay que nombrar un nuevo Poder Electoral, sino que la abstención no nos ha llevado a nada.

Basta de discursos repetitivos, monótonos, predecibles, alejados de las inmensas necesidades que viven los pobres de este país.

Desde Unidad Visión Venezuela seguiremos haciendo todo lo que esté a nuestro alcance, aunque parezca imposible para lograr construir esa unidad de propósitos, que articule a toda la oposición venezolana, ya que es la única posibilidad que tenemos para poder alcanzar los cambios que necesita el país, por ello seguimos proponiendo un Encuentro Nacional de la Oposición. Todos somos necesarios, nadie puede solo.

Es hora de que además entiendan que no se pueden atribuir un apoyo popular del cual no gozan, y que nadie les dio como partido. La gente votó masivamente en 2015 contra el gobierno. Votó por la “unidad”, de la cual hoy lamentablemente carecemos, y que urge amalgamar, pues todos de manera individual somos minoría.

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