Citando aquella frase famosa de la campaña de Bill Clinton en 1992, todo pasa por la política de Jerusalén, estúpido. Volvemos a lo que mencionamos una y otra vez, esto no es en modo alguno un reproche en punto a considerar que nos encontramos ante una indecisión producto de la pusilanimidad alguna; es cierto que el gobierno de Israel ha recibido presiones inaceptables, especialmente de Estados Unidos, pero como hemos insistido ese no es el problema principal de Israel; es uno importante, pero no el decisivo. El problema es interno y es que para una porción relevante de la sociedad, cuyo tamaño sólo podemos adivinar por los comentarios que distintas fuentes nos hacen llegar y no pocas veces de manera contradictoria entre ellas, que desea dos cosas simultáneamente: a) Que haya un acuerdo por los rehenes, b) Que haya elecciones ahora. No hacemos análisis de la política interna de Israel; no estamos en condiciones de hacerlo. Lo nuestro en los actuales momentos, cuanto mucho, es observar a la misma como un “insumo” para poder junto a otros elementos, hacer análisis de tipo estratégico. En punto a eso podemos decir: -Es claramente improbable que Israel en estas condiciones ejecute la necesaria operación para empujar a Hezbollah hacia el norte del Líbano; -Es clarísimo que Jerusalén sabe que está como mencionamos varias veces dando un “cese el fuego” de hecho a los terroristas en el sur de Gaza y por ello no deja de proclamar su decisión de avanzar sobre Rafah; -La determinación sobre ir por Rafah se hace en simultaneo con todo un intringulis respecto a si va o no va el jefe del Mossad a Qatar por un acuerdo con los rehenes.

En el marco que resumimos en el apartado anterior yace el nudo gordiano de todo esto. Desatarlo jamás será algo “prolijo”, sino el producto de romper el mismo. Es imposible conformar a todos y cuando eso sucede en estrategia lo importante es apegarse a lo factible y que deje un rédito importante al país. Uno que se asiente en el futuro y en la credibilidad. No siempre los líderes políticos pueden concretar todos sus objetivos estratégicos. La historia está plagada de ejemplos al respecto. Lo que nos resulta inaceptable es que hace semanas ya la sangre de las IDF dejó a Israel a las puertas de alcanzar una situación militar altamente favorable para la política de todo el país en punto a su seguridad hacia adelante. Dejar pasar eso sí es poco común y peligroso. Muy peligroso.

Lisa y llanamente las operaciones para terminar con los terroristas en el sur de Gaza han perdido el “tempo” y si bien la iniciativa está del lado de Israel, la misma no se ejerce. Esta situación es ya la propia de una suerte de statu quo, uno que genera su propia dinámica. Una absolutamente negativa para la credibilidad estratégica de Israel. No tenemos dudas de que son conscientes de eso en Jerusalén. Sí tenemos dudas de si podrán romper esa inercia que la política interna de Israel ha generado. Veremos.

¿Novedades de la guerra europea ignoradas en estas latitudes? Hace apenas unos días el secretario general de la OTAN, el señor Stoltenberg, declaró: -Que Ucrania no tiene munición suficiente para pelear; -Que los socios de la OTAN deben tomar la decisión política de hacerlo; -Que Rusia sigue avanzando a costa de la debilidad ucraniana. Somos de las pocas (muy pocas) voces en Hispanoamérica que viene advirtiendo sobre esto hace meses y meses mientras los “expertos” en Call of Duty dicen que Rusia está perdiendo la guerra. Muchos “analistas” hispanos creen que todo en una guerra se mide por números de PIB y olvidan cosas como la voluntad de pelear, la capacidad real de sostener operaciones y por supuesto absolutamente nada saben sobre temas operacionales y tácticos. Todos tenemos derecho a opinar, pero no todas las opiniones son respetables cuando las mismas no tienen fundamentos profesionales y analíticos. Al día que esto escribimos cierra el proceso de elecciones en Rusia. Siempre hemos expresado que ese país no es una democracia. Siempre lo hemos dicho. Lo que molesta a mis “haters” es que aplicamos el mismo rasero a Ucrania. En Ucrania hay un régimen, no una democracia. En Ucrania hay una oposición que se encarcela y que incluso muere en una cárcel también. En Ucrania no hay elecciones con la tapadera de la guerra. En 1865 hubo elecciones en Estados Unidos en plena Guerra Civil y los soldados incluso votaban desplegados en sus zonas de operaciones. Es siempre complicado tener referencias en la historia, es mucho mejor apelar a contar el cuento de buenos y malos que deja conforme a los que consumen eso. No es el caso de mis lectores. El Washington Post nos informa que es notable la falta de hombres para reclutar en toda Ucrania (lo advertí infinidad de veces mientras otros “analistas” vaticinaban hasta la caída de Putin). Donetsk: Los rusos luego del éxito en la línea general Tonenkoye / Orlovka / Berdychi, empujan a los ucranianos hacia Semyonovka; Bakhmut: Los rusos recurren a su mayor capacidad artillera para golpear a los ucranianos en todo el sector.

Todo aquel que crea que habrá una sublevación popular en Rusia en contra de un nuevo gobierno de Putin es miembro clave del club de los santos inocentes, campeones de la ingenuidad. Rusia no cambiará absolutamente nada sobre sus objetivos en Ucrania. El único aspecto sobre el que podemos especular es si van por la decisión en este verano boreal 2024 o no. Como expresamos muchas veces, somos de los que piensan que eso se calibrará de acuerdo cómo venga el proceso electoral en Estados Unidos: si la victoria de Trump es probable buscarán definir en el verano para arribar al gobierno republicano desde una posición más ventajosa; si Biden puede reelegirse el escenario es de cautela, pues asignarán a Estados Unidos la posibilidad de continuar la escalada, por lo que se prepararán para una guerra prolongada más allá de 2025.

@J__Benavides


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