Apuntaba a principios de año que este 2022 sería la prueba real del crecimiento económico y meses más tarde expresaba que teníamos una recuperación económica en suspenso, esto a propósito de la continua subida del dólar como moneda de referencia y uso diario.

En lo que va del año el dólar oficial subió de 4,59 a 9,29 Bs/$ a la fecha de escribir este artículo, lo que representa una devaluación del bolívar de más del 100%. Es decir, el precio del dólar se ha duplicado en menos de un año poniendo en duda la política económica del gobierno.

Como resultado de esa devaluación del bolívar, el salario ha perdido desde el último aumento en el mes de marzo a la fecha 53% de su valor. Eso sin mencionar que siempre ha estado muy por debajo de la canasta básica.

La inflación de octubre fue más alta que la de septiembre, y a pesar que en 2021 no fue así, todo parece indicar que la tasa de inflación de los dos últimos meses del año continuará en alza, lo que se traduce en que seguirá la pérdida del poder adquisitivo de la mayoría de nuestro pueblo.

Como si la devaluación no fuese suficiente castigo, se aplica el impuesto sobre transacciones en dólares a los venezolanos cuando cancela una harina de maíz o compra un medicamento. Es otro de los más recientes errores que ha cometido el gobierno en materia económica. Esto redunda en que continúe la falta de confianza en la política económica nacional.

Lamentablemente, a pesar de los esfuerzos, continuamos en medio de un caos monetario, en el que es imposible lograr que haya un crecimiento sostenible y por ende se pueda lograr la recuperación del consumo. Que las familias puedan satisfacer sus necesidades, usar dinero para el ocio e incluso ahorrar como sucede en ambientes económicos favorables.

Venezuela no se va a arreglar solo a punta de emprendimientos, nuestro país requiere de inversión y financiamiento internacional para poder equilibrar la economía, y esos millones de dólares no van a llegar nunca con sanciones.

Urge que los extremos aterricen, que pisen tierra y entiendan que ambos deben ceder: por un lado el gobierno debe ajustar su complemento a las prácticas democráticas que le permitan reinsertarse de nuevo en los mercados petroleros. Por otro lado, ese sector de la oposición debe superar la ficción del llamado interinato que no ha traído soluciones tangibles para los venezolanos.

Basta ya de la demagogia de la mayoría de los “políticos”, que debo decir responsablemente no tienen ni idea del desastre que tenemos.

Para que en nuestra Venezuela pueda darse la tan deseada y necesaria recuperación económica debemos –entre otras cosas– tener servicios públicos que funcionen. Hoy en día el gobierno no está en capacidad de seguir subsidiando a ese 80% de la población que no paga agua ni luz, por ello vemos que hay zonas en el país donde lo normal es que no tengan luz, agua e Internet de manera regular.

Desde Unidad Visión Venezuela apostamos por una recuperación, pero no solamente en lo económico, sino también en lo institucional, industrial, educativo, social y político, porque nuestro problema es estructural. Por ello no hemos dejado, ni dejaremos de hacer y plantear propuestas en los distintos tópicos, teniendo claro que es imposible lograr un avance sostenible enfocándonos en una sola área.

En resumen, todavía falta mucho por hacer para conseguir una ruta que nos lleve a salir del marasmo económico que significa ver el continuo deterioro del poder adquisitivo. Estamos dispuestos a participar en las acciones que se requieran para conseguir ese camino al desarrollo.

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