The Last Voyage of the Demeter de André Øvredal adapta el capítulo siete de la novela Drácula de Bram Stoker, que por separado del resto de la ficción funciona como un elegante relato de vampiros. Pero en lugar de apostar por el ambiente gótico de la narración, la cinta lo hace por su lado más gore y salvaje.

En The Last Voyage of the Demeter de André Øvredal el miedo es muy similar al que Ridley Scott logró captar en Alien - El octavo pasajero de 1979. En la goleta rusa titular, algo está atacando. Una criatura apenas visible, que arranca miembros, rompe cuellos y decapita sin piedad. Todo eso, a mitad de la noche, escondido entre aparejos, equipaje y unas misteriosas cajas con el sello de un dragón rojo.

El director intenta captar el aire vicioso y temible de una de las historias más famosas de la literatura, a fuerza de la insinuación de la presencia de un monstruo imparable y voraz. Pero no lo logra. Al contrario, su deslucido festival de sangre, es mucho más cercano a un slash adolescente que a la inquietante narración de la que proviene.

El capítulo 7 de Drácula de Bram Stoker, se aleja del tono epistolar y de diarismo de la obra, para enfocarse en un relato único acerca de la travesía de un barco desde Rumania hasta Londres. De hecho, ha sido material de estudio por folcloristas y también, por apasionados de las narraciones góticas.

Más crudo que cualquier obra de Ann Radcliffe y más parecido a la figura del vampiro imaginada por Sheridan Le Fanu, el fragmento es una bien pensada versión acerca del horror al acecho. Mucho más, cuando la trágica odisea no parece tener verdadera repercusión en el libro, más allá de demostrar la cruel naturaleza del bebedor de sangre titular.

Una historia temible mal relatada 

La historia narra las muertes de una tripulación anónima, cuyo capitán se ató las muñecas al timón luego de ser asesinado, sin que se sepa qué pudo haber ocasionado la masacre. Al menos, así lo narra Stoker, que utiliza el recurso de recortes de periódicos y fragmentos del cuaderno de a bordo del oficial para narrar la pesadilla que resultó la travesía.

En ningún punto, antes o después, se menciona a Drácula, más allá del contenido en las bodegas. A saber, un extraño cargamento de cajas con tierra, a la que nadie puedo encontrar la menor explicación. Por supuesto, en una de ellas viajaba escondido Drácula, responsable de beber la sangre de todos los hombres y mujeres a bordo, antes de llegar a tierras británicas.

La película de Øvredal comienza en el mismo punto del capítulo y muestra la desolación del Demeter, que alcanzó el puerto de Whitby (Londres), repleto de cadáveres. Pero luego de dejar en claro que ocurrirá, la película toma la insólita decisión de volver atrás para contar lo sucedido y revelar el misterio. No como el relato gótico que es, sino como una película más emparentada con una carnicería explícita que se convierte en un salvaje festival sangriento.

Poco importa que el monstruo a bordo sea Drácula o un vampiro. Para el argumento, lo esencial es recrear una historia de terror claustrofóbico en la que un grupo de víctimas, deberán luchar — sin esperanzas de triunfar — contra un monstruo genérico. Gran parte del metraje, transcurre bajo la lluvia, entre escenas nocturnas y medio de chillidos de horror. Pero eso no es suficiente para captar el ambiente ponzoñoso y desesperanzado del relato origen.

Sin mucho que decir, el desperdicio de una buena historia 

Lo que se lamenta de The Last Voyage of the Demeter es que sea incapaz de reproducir, a pesar de todos los esfuerzos de su director, el centro de una historia en la que se entremezcla el horror y la desesperanza. La película, que ya dejó establecido que los pasajeros van a morir, es incapaz de remontar la atmósfera de predicción autocumplida, por lo que se sostienen a través de un destino trágico en común.

Pero Øvredal carece de la habilidad para que esta tragedia, con tintes terroríficos, importe realmente. O al menos, sea algo más que una eventualidad en medio de la matanza a bordo. Un desperdicio al contar una de las historias más conocidas de la literatura de horror en un nuevo medio.


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