En el día 152 de la invasión, las noticias con relación a la violación del territorio y de los ciudadanos ucranianos no solo no son las principales de los medios de comunicación, sino que empiezan a no ser relevantes, pero sí forman parte del panorama político, social y económico del mundo como elemento estructural condicionante de la geopolítica internacional. Lo que significa que toda decisión y actuación de las estructuras económicas y políticas del mundo, incluso las sociales tienen en cuenta la agresión y ocupación militar rusa de Ucrania.

Hace unos días el gobierno de Pekín violó la soberanía de Taiwán a modo de amenaza militar, mediante la realización de unas maniobras militares alrededor de Taiwán e invadiendo sus aguas territoriales, como ya hiciera hace 27 años en 1995.

Siempre se esgrimen excusas peregrinas que solo los torpes y los interesados partidarios de violaciones pueden utilizar. En el símil que utilizo de comparar las invasiones criminales de unos países contra otros con las violaciones físicas sobre personas e incluso niños. Las amenazas en sí deben ser consideradas como crímenes de guerra y por lo tanto de lesa humanidad. Entre otras razones porque gran parte de esas amenazas se cumplen, son creíbles y generan dolor y sufrimiento en las personas amenazadas.

Hace dos días el escritor Salman Rushdie fue apuñalado en Nueva York en lo que se interpreta como un intento de asesinato como consecuencia de la amenaza, incluso condena de muerte del régimen islámico de Irán por blasfemias en 1989 hace 33 años. Fue apuñalado en el cuello y el abdomen, trasladado en helicóptero al hospital, intervenido y se encuentra conectado a un respirador. Dicen que puede perder un ojo. La policía informa que el agresor es Hadi Matar de 24 años. Fue el ayatolá Ruhollah Jomeini el que emitió un edicto pidiendo su muerte, por haber escrito y publicado el libro Los versos satánicos en 1988. En los casos de Rusia de invadir Ucrania y del Estado Islámico de atacar a Rushdie se han cumplido, ambos casos contaron con la protección de Occidente. Cuando se produjeron las amenazas al escritor, el mundo entero lo sintió en carne propia, yo así mismo lo viví. Por eso es muy importante que los partidarios de los valores de la pirámide la libertad esencialmente liderados por Occidente no dejemos de apoyar al máximo posible a las víctimas de invasiones y a víctimas de actos criminales como los casos de Ucrania, Rushdie y probablemente de Taiwán.

Las víctimas no siempre ganan frente a la perversión y los criminales, no por ello vamos a dejar de defenderlos. Entre otras razones porque en sentido contrario el mundo estaría en manos de los criminales y violadores tanto a título personal como de estructuras políticas e incluso de países. Si el mundo no hubiese reaccionado frente a Hitler, él hubiera dominado el mundo, quién sabe hasta cuándo. Siempre he defendido el triunfo a mediano o largo plazo de la razón, de la equidad y de la libertad, pero siempre lleno de problemas, errores y con importante sufrimiento causado por los defensores de las violaciones y los crímenes. Curiosamente los tres casos mencionados de China, Rusia e Irán forman parte de los países totalitarios, gamberros y tramposos fundamentalmente liderados por los dos primeros. No sé si están estructuralmente unidos o son el producto de convergencia continúa basada en criterios conexos pero la realidad demuestra que para muchas cuestiones actúan de forma coordinada. Tal vez de la misma manera que los países democráticos, partidarios y defensores de la libertad también actúan de forma convergente y coordinada.

En los primeros días de la invasión, dentro del primer mes escribí en el capítulo seis del diario político de la invasión un decálogo que mantiene elementos plenamente vigentes. 1.-. El ataque a Ucrania es una invasión. 2.-. Es una decisión personal de Putin sin contar con el pueblo ruso. 3.-. El mundo debe estar con la razón y por lo tanto con Ucrania. 4.-. Putin es un criminal de guerra y de lesa humanidad. 5.-. Putin representa y lidera junto con China el divisionismo mundial. 6.-. La guerra-invasión la está ganando Ucrania. 7.-. Hay que utilizar la disuasión. 8.-. Debemos trabajar para no depender de países dictatoriales, tramposos y gamberros y por la independencia energética y el desarrollo de energías alternativas. 9.-. Avanzar en la democratización de la ONU y de todas las instituciones internacionales y 10.-. Apoyar a Ucrania y a su pueblo durante y después de la invasión con medidas de presión financieras y económicas a Rusia, en temas humanitarios, ayuda moral y con apoyo armamentístico, logístico y el entrenamiento militar.

Todos estos puntos sintetizados del decálogo se están cumpliendo de forma que podemos calificar como excelentes muy por encima de las expectativas a excepción del punto nueve con respecto a la ONU, a la que podemos calificar como de vacaciones, estando prácticamente ausente de la solución estructural de los problemas. Sólo se les puede mencionar por su participación junto a Turquía para posibilitar la exportación de grano ucraniano bloqueado en los puertos del mar negro. Curiosamente el presidente de las Naciones Unidas Antonio Guterres lo enmarcó según sus palabras en “un faro de alivio, en un mundo que lo necesita más que nunca… La cuestión no ha sido lo que es bueno para un lado o para el otro. La atención se ha centrado en lo que es más importante para la gente de nuestro mundo. “Lamentablemente en la solución de los problemas del mundo y mucho menos en la lucha de la democracia y las libertades la ONU no está ni se le espera. En lo personal estoy contento cómo el mundo ha tomado partido por la víctima y no con el victimario. No obstante, son muchos los que juegan en cuanto pueden por la que dicen equidistancia incluso a favor de los violadores. Por eso quiero redundar a favor de unos conceptos que contra pronóstico ganaron en el campo de batalla ideológico incluso en el militar. Digan lo que digan los colaboracionistas, los equidistantes y el grupo de totalitarios, gamberros y tramposos, la guerra como consecuencia de la invasión rusa la van a ganar el sufrido y luchado luchador y valioso pueblo ucraniano salvo que Occidente nos traicione. Cada día tengo más claro que eso no va a ocurrir. Aunque la historia reciente tiene ejemplos en contra. En concreto siento una tremenda decepción con lo que está ocurriendo en Venezuela y con el abandono de Occidente en la búsqueda de una solución democrática en defensa del ahora abandonado a su suerte pueblo venezolano. Como mis lectores saben, escribo artículos que en el fondo son capítulos de un ensayo que están contextualizados en cada día pero que a su vez esos ensayos están interrelacionados unos con otros e incluso con una novela, El ensayista, que tengo firmada su publicación para el mes de diciembre, está en conexión e interacción con los ensayos mencionados. Aunque suene pedante todo lo que he escrito en tiempo real va en línea con lo ocurrido. Mientras que no creo que así lo pensaron los líderes de Occidente, concretamente Estados Unidos y la Unión Europea.

Con la pandemia es evidente que el mundo ha tenido un grave retroceso democrático y de libertades para algarabía de muchos dirigentes del mundo, incluso de países democráticos. La forma de afrontar la invasión de Ucrania ha sido un acierto y un nuevo aire de viento fresco.

Si la invasión como se esperaba por muchos y sobre todo por Putin hubiese triunfado en unos días hubiera sido la destrucción de un país, Ucrania; el sufrimiento de más de 40 millones de ucranianos, la violación de todo un pueblo, la posible invasión de otros países limítrofes y el triunfo y empoderamiento de los países totalitarios, gamberros y tramposos liderados por Rusia y China. Von der Leyen dijo hace tiempo que tuviéramos en cuenta que esta invasión iba para largo. Realmente era imprescindible para que la ganara, como así va a suceder, Ucrania. En este tiempo la evolución de la Unión Europea hacia el trabajo conjunto en temas internacionales, incluso en conflictos armados internacionales ha sido excepcional y mucho más allá de lo esperado. Una de las cosas de la que estoy más contento y he defendido desde el primer día de la invasión, incluso antes, es de la necesidad de la urgente transición energética con todas sus consecuencias, entre ellas, la enorme inversión necesaria y las posibles restricciones al uso energético y de consumo para prescindir de los hidrocarburos, incluso la limitación del uso de coches particulares durante algún tiempo.


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