Las fuerzas alternativas democráticas venezolanas acaban de dar un paso crucial para abrir camino a un futuro posible para el bienestar de los venezolanos.

La Comisión Nacional de Elección Primaria, la entidad encargada de organizar la tan necesaria consulta nacional que permitirá elegir a un candidato presidencial unitario para los comicios presidenciales de 2024, se ha puesto de acuerdo en una fecha para que la consulta en cuestión sea realizada.

Esta cita histórica ha quedado marcada en el calendario para el próximo 22 de octubre. Los candidatos que aspiren a encarnar esta representación se postularán entre mayo y junio, con el fin de poder llevar su mensaje a través de la necesaria campaña en los meses restantes.

Si algo nos llena de justificado optimismo es la convocatoria que se logró para el acto donde se anunció la decisión. No solamente por la participación de factores políticos que serán cruciales en la reconstrucción del país; sino también por el apoyo que brindaron con su asistencia representantes de los más diversos sectores de la sociedad civil democrática venezolana.

La Venezuela decente se puso de pie y alzó su voz. Hizo acto de presencia y demostró que está activa, que tiene capacidad sobrada para salir adelante con este reto.

Del lado del oficialismo se escuchan críticas burlonas hacia la diversidad de visiones y corrientes que se pueden distinguir en nuestra acera, calificándolas como división, en un intento por desmoralizar a las aplastantes mayorías que desean un urgente cambio de rumbo en la conducción de nuestro país.

Porque sí, quienes nos aglutinamos bajo el grito de cambio, somos una mayoría de dimensiones inocultables. Nosotros lo sabemos, y ellos también. Es el sentir que se percibe en la calle, en las oficinas, en las conversaciones cotidianas, en los lugares de compra, en las sedes de los servicios públicos.

¿O es que alguien cree aún que algún venezolano que padezca lo que todos padecemos está dispuesto a votar por el continuismo?

El mejor profeta del futuro es el pasado, dice la sabiduría popular. La opción oficialista en la contienda electoral por venir solamente puede ofrecernos continuidad en los salarios de miseria y el control social, en la pobreza inducida y en un gobierno todopoderoso que estrangule a la iniciativa particular, que espante a los empresarios que pueden crear prosperidad.

Tenemos que destacar que, para nosotros, es justamente la multiplicidad de criterios lo que da valor a la democracia y eso se resuelve en comicios.

Se resuelve acudiendo a votar en eventos como las ya acordada elecciones primarias, respetando los resultados y metiendo el hombro al ganador, quien a su vez debe tender puentes de entendimiento hacia todos los que tienen comunión de objetivos con él.

Lamentablemente, esto no es algo que se puede digerir desde la mentalidad de una autoridad única y de la obediencia ciega. Y ese ha sido uno entre tantos otros motivos para el gran fracaso de la gente que hoy ocupa puestos de dirección de la administración pública nacional.

Y del lado nuestro, también el llamado es a resolver las diferencias bajo el mecanismo sagrado del voto, por el que tanto hemos luchado y al cual hemos defendido siempre. Bajo la voluntad mayoritaria que pondrá el poder en manos de la gente, tenemos que reencontrarnos en nuestras coincidencias y saber dejar de lado los desacuerdos, porque esa será nuestra fortaleza. Y quien no lo entienda, estará poniéndose del lado de los ejecutores de todos los males que pesan hoy sobre nuestra gente.

Para hacer una estimación de lo que puede suceder si nos ponemos de acuerdo en una candidatura unitaria, baste con decir que, si hubiéramos hecho primarias para las más recientes elecciones de alcaldes y gobernadores, hubiéramos ganado 18 gobernaciones en lugar de 4.

De esta manera se entiende la dimensión de lo que nos estamos jugando, y el tamaño del error que puede ser el ignorar o –peor aún– torpedear este proceso, que es un paso ineludible para cerrar este cuarto de siglo perdido.

Es especialmente importante el llamado a participar en estas elecciones primarias. La asistencia masiva de los venezolanos a este evento decisivo mandará un mensaje imposible de ignorar, tanto a quienes detentan el poder como al mundo entero. Que nadie dude que la voluntad de esta nación es el cambio y que lo estamos empujando con decisión.

En síntesis, sí hay un plan. En esta oportunidad tenemos el eslabón que nos faltaba. Es el momento de respirar profundo y seguir adelante, porque sabemos que momentos históricos como el que atravesamos son extremadamente difíciles; pero también sabemos que siempre tienen su fin. Que la historia se mueve hacia adelante, no hacia atrás y que quienes se nieguen a avanzar simplemente se quedan en el recuerdo.


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