¿Qué tipo de guerra se está librando entre Rusia y Ucrania? Ante tanta proliferación de conceptos no oficiales y sin anclajes doctrinarios, y para atenernos a lo público y formal, el portal de la OTAN permite buscar en su glosario y su database oficial los conceptos de la alianza. Los tipos de guerra que se incluyen en el índice ratifican una idea preestablecida sobre la respuesta. El relacionado a una guerra no convencional o irregular (Joint Publication 1 – Doctrine for the Armed Forces of the United States 25/03/2013) también me pareció sobremanera apropiado para calificar de lado y lado en cierta forma lo que se desarrolla en Europa oriental entre un país que ocupa y otro ocupado como está ocurriendo entre Rusia y Ucrania. Ese que dice de las actividades militares llevadas a cabo a través o con la asistencia de fuerzas de resistencia, auxiliares o guerrilleras para permitir que un movimiento de resistencia o insurgencia coaccione, perturbe o derroque a un gobierno o poder ocupante. Sin embargo, la fuerza rusa está ejecutando una guerra convencional de manual, con su comando, su estado mayor de coordinación, sus unidades de maniobra, sus fuerzas de apoyo de combate y de apoyo de servicio de combate y todas las incidencias adicionales que pueden registrarse para convertir el sentido y el objetivo de la fuerza militar en un vector que haga viable los objetivos de la guerra. Y estos ya se han expresado en las condiciones que ha hecho públicas Vladimir Putin a Occidente para hacer un cese del fuego de manera definitiva. Son estas en el pliego: reconocer la independencia en la región de Dombàs, negar la inclusión de Ucrania en la OTAN y su desmilitarización total y el reconocimiento de la soberanía rusa en Crimea. Rusia, además, solo ha hecho una movilización militar, parcial, apoyada por los separatistas prorrusos del Dombàs. Y los ucranianos están en resistencia completa con sus fuerzas armadas de 145.000 efectivos, sus 300.000 veteranos de guerra y toda la población ucraniana que ha respondido al llamado del presidente Volodimir Zelenski a la defensa integral de la nación; después del 24 de febrero, cuando los rusos terminaron de desplegarse y empezaron a maniobrar dentro del territorio ucraniano. Ese trazo invisible entre lo convencional y lo que no es convencional se diluye ante tantas posibilidades de mimetizar lo que es de línea y lo que no, ante tantos actores de lado y lado capaces de infiltrarse en todas direcciones para encubrir la naturaleza de sus acciones. Y allí reside la complejidad de la caracterización definitiva. Rusia tiene desplegada una fuerza convencional y está maniobrando por intermedio de sus unidades de infantería, paracaidistas, blindados, su artillería autopropulsada, los sistemas misilísticos y sus baterías de Iskander que pueden alcanzar entre 500 y 700 kilómetros de distancia desde la frontera hasta la capital ucraniana Kiev, sus navíos de guerra estacionados en el mar negro con capacidades misilísticas de alcance táctico y la aviación de combate que hace con eventualidad sus incursiones en los cielos ucranianos. Las posibilidades de la ofensiva rusa son desde el norte apoyada por Bielorrusia, desde el este y desde el sur. Solo el oeste de Ucrania se cierra militarmente de forma parcial en las fronteras de Moldavia, Rumania, Hungría, Eslovaquia y Polonia porl as vinculaciones de estos países con la alianza atlántica defensiva. En fin, a la fecha, es una guerra de manual, de libro, de historia, de convención o tradicional. De tantas que han comenzado siempre con un país que invade ofensivamente y otro que resiste y se defiende. Es la eterna historia de la humanidad en materia de guerras, que no termina de escribirse.

Trigésimo primer taquito

El 1 de septiembre de 1939 los tanques de la Alemania nazi iniciaron la primera de las invasiones que desencadenaron la II Guerra Mundial. Las fuerzas militares polacas fueron derrotadas y arrolladas por la Wehrmacht germana, con la vanguardia blindada novedosa del blitzkrieg (guerra relámpago) del general Heinz Guderian, ejecutadas con un gran movimiento rápido de los blindados y el uso de la máxima potencia de fuego. Las órdenes de ataque entregadas directamente por el Führer a sus generales con 12 horas de anticipación garantizaron la sorpresa en la operación Caso Blanco (Fall Weiss en alemán).Antes de la invasión de Polonia, la economía de Alemania se fundamentó en la consolidación del partido nazi para garantizar el rearme y para ello se privilegió una política de gasto destinado a obras públicas como la construcción de autopistas y la emisión de bonos para reducir el déficit presupuestario y luchar contra la inflación. Desde 1933 con la llegada de Hitler al poder, la política de obras públicas y de desarrollo del sector industrial militar planteó una relativa recuperación económica de Alemania. El desempleo había desaparecido prácticamente. A pesar de no disponer de las materias primas esenciales, el sistema de alianzas económicas le permitía avances y la promoción de la autarquía, muy propia de economías de guerra. Eso le abrió el camino al III Reich, después de que los blindados franquearon la frontera polaca, para enfrentar la economía de guerra de privaciones a la población y de destrucción de la infraestructura. Hitler siempre consideró los asuntos económicos poco importantes. Durante los 6 años de la guerra hasta el 30 de abril de 1945 cuando el Führer se voló los sesos en el bunker de Berlín, la economía alemana se sostuvo a pesar del aislamiento – enfatizo esto del aislamiento – con la absorción de las estructuras económicas e industriales de los territorios europeos ocupados y la explotación de la fuerza de trabajo de los deportados (léase esclavitud). Después de la devastación de la guerra, al final, con la situación de colapso económico e hiperinflación de Alemania, todo eso fue solucionado con los dineros de los contribuyentes en un monto de 20.000 millones de dólares de la época, para la reconstrucción de Europa, a través del programa de reconstrucción europea (Plan Marshall), de los cuales la Alemania del difunto Adolfo Hitler se llevó 11% para su recuperación. Un líder mesiánico cuando se embarca en una tarea de guerra que implique la invasión a otro país no piensa prioritariamente en el estómago de sus connacionales ni en sus necesidades primarias. Sabe que si sale victorioso se aprovechará de los recursos del otro país y compensará la inversión del esfuerzo bélico; y si es la derrota el final, se la endosará como país a la solidaridad internacional y a los apoyos humanitarios de los otros a quienes combatió en alianzas. Todo eso después del disparo sublimado que lo entierra con sus responsabilidades. El orden para garantizar todo el soporte logístico de la guerra es movilización militar y movilización nacional para colocar todo el potencial nacional al servicio del esfuerzo bélico, y todo montado sobre la economía de guerra. Rusia no ha pasado de la movilización militar. Y lo único que puede evitar que ese tren desbocado continue su marcha hacia el desastre y el abismo, es el equivalente de una operación Valquiria eficiente.

Trigésimo segundo taquito

Este bloque es solo para plantear preguntas derivadas de la reciente reunión de los emisarios de la administración de Joe Biden con el régimen que usurpa el poder en Venezuela encabezado por Nicolás Maduro. Estados Unidos solo le compra a Rusia 178.000 barriles de petróleo de una demanda que tiene de 6.000.000 de barriles. Eso representa apenas 3%. Sin embargo, esta crisis en Europa oriental ha elevado los precios del petróleo a escala mundial y están alcanzando niveles históricos. Hoy está el Brent en un máximo de 131,64 dólares por barril y los precios de la gasolina en el consumo interno han alcanzado un incremento abrumador por galón para el estadounidense común. El martes 8 de marzo, después del veto impuesto por el presidente Joe Biden a las importaciones de petróleo y gas de Rusia, el precio promedio de la gasolina regular en Estados Unidos alcanzó a 4,17dólares por galón. Y entonces pregunto: ¿sacrificará la revolución bolivariana la alianza política, militar y económica suscrita con Rusia, China e Irán, donde también están amarrados Cuba y Nicaragua en el continente, por un acercamiento circunstancial (petróleo) con Estados Unidos? Ese acercamiento es una manifestación de debilidad de Estados Unidos al cual se le sacará la mayor cantidad de beneficios sin poner en riesgo la permanencia de la revolución en el poder a largo plazo y los compromisos políticos, económicos y militares globales. El acercamiento de Estados Unidos a Venezuela es la coloquial bajadita venezolana, y es donde siempre han esperado al imperio desde que Hugo Chávez convirtió el petróleo en un arma geopolítica. Yo creo que le venderán el petróleo que necesiten y abrirán el espacio para las inversiones en el país, sin comprometer su proyecto político global. Así es la guerra.

Es el día 14… de la guerra.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!