Marcha del Primero de Mayo / Foto Provea

Ocurrió lo esperado por un régimen que mantiene a los trabajadores en la indigencia para reforzar el control social, en esta oportunidad se le pasó la mano al no aumentar por primera vez el salario mínimo un primero de mayo como tradicionalmente se estila, al solo decretar aumento en bonos discrecionales sin incidencia en el salario.

Por supuesto que los trabajadores esperaban decisiones que fortalecieran su poder adquisitivo, luego de sufrir los embates de una inflación anual superior al 500%, pulverizarse el ultimo aumento al salario mínimo de 30 $ otorgado en marzo 2022, desplegaron significativas movilizaciones en todo el país en procura de un salario suficiente, las convenciones colectivas y el derecho a la seguridad social, como reza la carta magna.

Para toparse una vez mas con un régimen, que desde el despuntar del alba se prodiga en autoalabanzas de ser el “defensor del proletariado”, al que definitivamente hostiga y precariza, convirtiéndole en un paria de la tierra como señala la frase en el único libro marxista que, si acaso leyó el mandatario nacional, el Manifiesto Comunista, o que tal vez escuchó en el Himno de la Internacional Obrera.

Presentar lo impresentable como una gran conquista es bochornoso y una bofetada a la condición humana arruinada de los trabajadores activos, como también los jubilados y pensionados venezolanos. Veamos las cifras que ayer dio a conocer el inefable mandatario nacional, aumentos de la cestaticket a 40 dólares, al bono de guerra económica a 30 dólares, más el salario inamovible de 5 dólares, suma un ingreso total de 75 dólares. Según se puede interpretar de lo informado recientemente por el cabo segundo ministro del Trabajo, como integrante de las milicias obreras del régimen.

Ahora bien, el contrabando de tan funesta decisión está en que solo 5 dólares continúan siendo salario, el resto es papel y tijera porque no es imputable a las prestaciones sociales, ni a vacaciones, utilidades y todo género de beneficios salariales. Esta práctica flexibilizadora de la remuneración lapida de manera definitiva el salario e igualmente a las prestaciones sociales.

Como dice el refranero popular “la lengua es castigo del cuerpo”, tanto que insultaron Chávez y Maduro al extinto presidente Rafael Caldera por la bonificación del salario en la época de la Agenda Venezuela (1997), cuando el salario representaba 20% y los bonos 80%, para terminar hoy en 2023 en 94% bono y solo 6% salario. Con la salvedad de que el presidente Caldera convirtió finalmente todos los bonos a salario a la conclusión de su mandato en 1998.

Por otra parte, a la sufrida población de más de 5 millones de jubilados y pensionados le fue concedido por voluntad del tirano un bono de guerra económica de 49 dólares mensuales más la pensión de 5 dólares, lo que representa un exiguo ingreso de 54 dólares.

Entre tanto, las gestiones de la OIT en el contexto del Foro Social desarrollado en el país durante 2022 y comienzos de 2023, en el marco de la Comisión de Encuesta designada por el organismo tripartito mundial para atender las violaciones laborales del régimen, deberá tratar el tema en la 111ª Conferencia Internacional que se realizará en este mes de mayo y en junio en Ginebra, pues este reciente aumento en Venezuela viola el convenio 26 de salario mínimo y el convenio 144 de consulta tripartita para tomar estas decisiones.

En definitiva, estamos ante un régimen que tiene como política de Estado pervertir las instituciones laborales y las conquistas de los trabajadores venezolanos, al salario pretende convertirlo en ingreso, al sindicato sustituirlo por consejos de trabajadores, los contratos colectivos en letra muerta al suspenderlos indefinidamente como lo ha hecho con la resolución 2792 y el Instructivo Onapre, a la autonomía de los sindicatos la sustituye por “milicias obreras”.

En resumen, la afrenta de la dictadura contra los sindicatos, los trabajadores, los jubilados y los pensionados al imponer esta cuestionada decisión, no frenará la protesta laboral que recorre el país, al no aceptar la oferta miserable del régimen que hunde más la condición de vida de la mayoría de los venezolanos, al otorgar bonos que serán consumidos por la inflación mas alta a nivel global.


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