Tarek El Aissami aseguró que a finales de junio las colas en las gasolineras desaparecerán

De acuerdo con la definición de la RAE, suposición es considerar como cierto o real algo a partir de los indicios que se tienen. También es considerar como cierto o real algo que no lo es o no tiene por qué serlo. La  elección de este vocablo para titular este artículo no es casual, a mi entender describe la vida de los venezolanos en este reino de la  posverdad, que tiene una especial relevancia con lo que se supone el último desfalco a la nación: el encabezado por  Tareck el Aissami  (de aquí en adelante TEA), figura relevante del chavismo desde sus orígenes.

Han caído y seguirán cayendo muchas cabezas de empresarios privados y funcionarios de distinto calibre. El fiscal fantoche , Tarek William Saab, informó que hasta el día 10 de este mes se han ejecutado 55 detenciones y faltan 12 personas por aprehender; además, han realizado 142 allanamientos en el territorio nacional, entre ellos figuras muy relevantes como nada más y nada menos que los presidentes de 2 de las empresas más emblemáticas y hoy arruinadas, Sidor y la CVG, vinculados con la red de TEA. Pero del susodicho -bautizado popularmente Alí Babá- no se tienen noticias, solo suposiciones o especulaciones. El mismísimo Diosdado Cabello, tan dado a la irresponsable vocinglería acusatoria, evade dar  respuesta y se limita a declarar que la investigación continúa y corresponde a  organismos como el Ministerio Público y a los cuerpos de investigación.

No hay que ser un sabueso para suponer que lo que produce la caída de El Aissami no es la corrupción, pues hasta que en marzo de este año se desmantelara su red, había múltiples acusaciones contra su compleja y documentada estructura de negocios y financiera, también la acusación del gobierno de Trump como narcotraficante prominente y la tentadora oferta de 10 millones de dólares por información que condujera a su arresto, que el régimen de Maduro desestimó. Por lo que pareciera cobrar fuerza la suposición de que el estallido de esta red dirigida por TEA está vinculada al hecho de que no compartió la piñata, y/o estaba creando su propio grupo de poder.

Tal como van las cosas, no  es difícil suponer que aunque su poder haya sido desmantelado, su cabeza no caerá. Con mucha fuerza se especula que conoce demasiados secretos del entorno presidencial, pero otras conjeturas parecen de mayor peso, como es la de su demostrado papel como  facilitador con los vínculos del gobierno de Maduro con Hezbolá y la República  de Irán, que el gobierno no quiere ni puede romper.

Aún cuando haya caído la red de TEA, los demostrados vínculos con el narcotráfico, Irán y Hezbolá hacen del gobierno de Maduro una piedra en el zapato de Estados Unidos y es de suponer que también del resto de la región. En lo que respecta al caso específico de nuestra vecina Colombia, es importante recordar que tradicionalmente ha tenido relaciones distantes con Irán. Por lo que podría agregarse a las suposiciones que mientras está en desarrollo la telenovela de la danza de los millones, el presidente Petro haya aprovechado de ofrecerse a fungir como mediador para destrabar el diálogo de México, propuesta que ha producido suspicacias sobre su intención protagónica, quien necesitado  de éxitos se quiere robar el show y despojar de este a los muy avezados noruegos. Otros señalamientos apuntan a la necesidad  de una vecina Venezuela con mayor poder económico y capaz de albergar a sus nacionales, suposiciones no excluyentes entre ellas. ¿Pero tienen Petro y Colombia el poder que no han tenido otros intermediarios para convencer a Maduro y sus compinches de medirse en un juego electoral limpio?

Hasta podríamos suponer que Estados Unidos, y otros actores regionales estén jugando cuadro cerrado con Petro, debido a su cierta cercanía ideológica con Maduro, para tratar de sacarlo de la presidencia, ya que no deja de ser cierto y evidente que su presencia es incómoda aún para la izquierda regional.

Todo está por verse. Si es que se ve.


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