Atardeceres para la princesa Amalia. Es esa traducción que a manera literal, no expresa el sentimiento del vals escrito y musicalizado en LA menor a tiempo de 3/4 y en 127 bpm de tempo, por el maestro John Suárez.  Próximo heredero del Sistema Nacional de Orquestas, por esfuerzo, por talento y por sus méritos.

La luz crepuscular de Amalia me suena una mejor traducción para el rígido y poco expresivo vocabulario de la lengua de Shakespeare. Traducción poco ortodoxa que refleja el sentir del rey Guillermo -quien de manera emotiva- enfrentó la travesura de Eolo en su sentido visual, al extraerle una lágrima.

Me cayó una basurita, decimos los recios llaneros.

Sus majestades, el rey Guillermo Alejandro y la reina Máxima. En compañía de su alteza real la princesa Amalia de Orange. Representantes de los Países Bajos fueron bienvenidos en Curazao con el vals Sunsets for princess Amalia, cuyo autor es el maestro John Suárez. Venezolano nacido en la ciudad de Acarigua. Tierra del prócer pianista Jose Antonio Páez.

El vals en LA menor, inicia como el tradicional vals europeo a tiempo y tempo. Luego evoluciona hacia un “Krioyo vals” que refleja la tradición del vals curazoleño y antillano. Este se acompaña de una “kuarta” que en lenguaje sencillo, es solo el cuatro venezolano y el “wiri” charrasca metálica. Pieza seccionada a la mitad –transversalmente- con el resultado de un sonido más brillante y estridente si lo comparamos con la “charasca” gaitera del Zulia.

Ciento noventa y un compases (191). Un inicio expresivo en “piano y dolce” Violines y chelos en “pizzicato”, deleitaron el ambiente. Un final con “cressendo mahestuoso” junto a la emotiva reacción de su majestad, resume el éxito de nuestro más talentoso director y compositor venezolano de las nuevas generaciones.

“Soñador busca princesa. No soy sapito ni feo. Soy músico”.


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