Juventud, tesoro divinizado. La irreverencia, nuestra mejor virtud; pero la inexperiencia nuestra peor condición. La energía, nuestra mejor aliada; pero la impaciencia nuestra peor enemiga. Nuestra presencia, desde épocas de la Independencia, ha estado en todos los procesos para la construcción de un mejor país. Juventud que sueña diariamente que podemos y merecemos estar mejor. El sacrificio no ha sido en vano y el esfuerzo mucho que menos. Seguir luchando incansablemente en todos los escenarios es nuestra premisa porque no podemos ceder.

«Yo hago lo que tú no puedes y tú haces lo que yo no puedo. ¡Juntos podemos hacer grandes cosas!», con esta frase de la madre Teresa de Calcuta voy a iniciar esta dedicatoria a mi gente de Venezuela. Hoy en día todos los hogares, conversaciones y reuniones familiares o de amistades se han convertido en simples y frustradas «charlas terapéuticas» en las que reinan las quejas, críticas y un ir y venir de ideas pero sin llegar a un plan de acción para buscar o lograr el cambio. «Que el pueblo no sale», «la gente si es apática», «aquí no lograremos nada» y un pronunciado etc. son algunas de las infinitas y tediosas frases que abundan en cualquier sitio o en cualquier conversación que tengamos, pero nos preguntamos una y otra vez ¿a qué se debe esto?

Soñamos con hospitales, ambulatorios y CDI dotados de insumos médicos y tecnología de primera para la trata y cura de enfermedades, pero además que todos los profesionales de la salud cuenten con una excelente remuneración. Que las escuelas básicas, liceos y recintos universitarios que son el semillero de nuevas generaciones cuenten con una planta física eficiente y que nuestros maestros y profesores, que son los forjadores de los herederos de Venezuela, tengan salarios motivadores y no decepcionantes. Que nuestras empresas básicas sean verdaderamente una potencia industrial y que no solo sean utilizadas para propaganda politiquera. Que nuestros complejos deportivos vuelvan a la modernidad ya que están en un completo abandono por un mal gobierno que lo único que ha hecho es aniquilar el sueño de nuestros atletas pero pese a eso, aún siguen jóvenes deportistas que enaltecen el estado Bolívar hasta el Olimpo deportivo. Que el turismo en nuestro estado sea verdaderamente aprovechado porque contamos con los más bellos paisajes de la naturaleza. Solo un ejemplo, observar el atardecer bolivarense sumado a una majestuosa obra arquitectónica como lo es el primer puente colgante de Venezuela, nuestro puente Angostura. Eso ¡no tiene precio!

Todas esas metas que rondan por nuestros pensamientos, ¡claro que son posibles! y están a nuestro alcance, pero solo ocurrirán si enfrentamos con madurez y gallardía los obstáculos impuestos por el régimen, si podemos mantener debates racionales y constructivos para un mejor país y una mejor sociedad donde el respeto, la tolerancia y la unión entre nosotros, hermanos de una misma madre prevalezcan, solo ocurrirán y nuestros sueños pasarán a ser una realidad si trabajamos juntos y dejamos de pensar en qué puede hacer Venezuela por nosotros y empezamos a pensar en qué podemos hacer nosotros por Venezuela.

La depresión debe ser combatida con el Prozac innato de nuestra gallardía. La rebeldía no debe estar por encima de nuestro derecho ni la omisión por delante de nuestro deber. La sombra de la abstención debe ser iluminada con la llama fulgurante de nuestro espíritu. Por eso, en estos tiempos tan difíciles y llenos de oscuridad, esa juventud que llevamos sangre de libertadores por nuestras venas nuevamente hemos dicho presente al llamado de la historia y hemos vuelto a alzar nuestras voces en contra de la tiranía para salir a votar por la libertad, la democracia y por nuestro país. Que no quepa la menor duda, NO descansaremos ni un segundo hasta ver todos nuestros sueños hechos realidad. Dios concede la victoria a la constancia. ¡Sí se puede!

@JorgeFSambrano

#RendirseNoEsUnaOpcion


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