Por Julio Alexander Parra Maldonado, educador, Geografía Viva

El desarrollo sostenible exige esfuerzos centrados en construir un futuro inclusivo, sostenible y resiliente para las personas y el planeta. Para ello, es fundamental armonizar tres elementos básicos: el crecimiento económico, la inclusión social y la protección del ambiente. Estos elementos están interrelacionados y son todos esenciales para el bienestar de las personas y las sociedades.

Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) aprobados por todos los Estados miembros de Naciones Unidas forman parte de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Esta, es sin duda el marco de acción que debe guiar a los más de siete mil setecientos setenta millones humanos habitantes del Planeta Tierra. Y esto debe incluir necesariamente al sector educativo, con sus docentes.

Y también tenemos la Cultura de Paz, que es el “conjunto de valores, actitudes, tradiciones, comportamientos y estilos de vida basados en el respeto a la vida, el fin de la violencia y la promoción y la práctica de la no violencia por medio de la educación, el diálogo y la cooperación; el respeto pleno a los principios de soberanía e independencia política; el respeto pleno y promoción de los derechos humanos y libertades fundamentales; el compromiso con el arreglo pacífico de los conflictos; la protección al ambiente; respeto y fomento a la igualdad de derechos de hombres y mujeres; derecho de todos a la libertad de expresión, opinión e información; adhesión a los principios de libertad, justicia, democracia, tolerancia, solidaridad, cooperación, pluralismo, diversidad cultural, diálogo y entendimiento entre todos los niveles de la sociedad entre las naciones”, en definición de la Asamblea General de Naciones Unidas en 1999.

  1. La educación es herramienta fundamental para promover cambios de conducta y fortalecimiento de valores en la sociedad. La escuela no es la única que moldea el comportamiento, pero si la que debe proponerse el condicionamiento y la incorporación social del estudiante con un mínimo de actitudes, conocimientos y valores que favorezcan la sociedad democrática.
  2. La sostenibilidad y la paz no se agotan en las materias de estudio, y requieren de una reconsideración de fondo en el currículo tanto explícito como implícito. De por sí constituyen ideologías que debieran estar presentes y ser vividas en la enseñanza de los contenidos programáticos.
  3. Una educación que promueva la sostenibilidad, debe hacer énfasis en el ser humano, en su dignidad, tomando conciencia de que, en cada derecho, que todos y cada uno tiene, nace el deber de todos y cada uno de respetar ese derecho en los demás. Debe distanciarse del conjunto de negaciones y discriminaciones que en la escuela aún perduran respecto a edad, sexo, cultura, nacionalidad, condición social o étnica.
  4. En el aula, educadores y estudiantes deben hacer el ejercicio permanente de promoción y defensa de los derechos, poner en práctica el respeto al derecho ajeno y establecer un dialogo democrático que nos enseñe la resolución no violenta de las (nuestras) diferencias.
  5. Esta situación requiere una mirada pedagógica y curricular distinta a la escuela que hemos conocido y sus planteamientos actuales. Tenemos que empezar a mirar la escuela como un espacio socio cultural en las que hay maneras distintas de ser, de sentir, de relacionarse, de comunicarse, de valorar, de pensar y de actuar. Acorde a la comunidad social que queremos construir. Diferente al hoy de la escuela.
  6. La escuela debe propiciar una cultura en donde padres, maestros, personal administrativo, de mantenimiento y estudiantes se integren en espacios de diálogo para expresarse, comprenderse, coincidir, disentir, consensuar y comprometerse con su proceso educativo, tanto personal como colectivo. En un proceso de construcción permanente.
  7. El maestro es la «estrella» del proceso, en torno a él gira el resto de los participantes del diario vivir escolar. No es el actor más importante, pero si uno con alto grado de responsabilidad. Es el de mayor permanencia en la institución escolar. El docente es y debe ser líder en la institución. Por esto debe revisar su actitud con criterios de cultura de paz y sostenibilidad. Esta revisión crítica no es más que acercarse a la concepción y esencia del ser maestro.
  8. El educador debe ser el primero en propiciar el espacio para el desarrollo de ciudadanos conscientes de su papel en la sociedad, incluyendo la revisión permanente de ideas, relaciones, contenidos y valores transmitidos en el proceso de enseñanza. Hay que plantear un plan de formación docente para internalizar nuevas actitudes y valores en los maestros, que democraticen el aula, que favorezcan la participación plena de cada integrante de la institución.
  9. Es importante que el maestro se interrelacione con otros actores sociales que trabajan y se organizan con la Cultura de Paz y el Desarrollo Sostenible, como eje integrador del trabajo ya sea educativo, ambiental, defensa de derechos, participación ciudadana, con propuestas y organización de la comunidad; este acercamiento permite interactuar en prácticas sostenibles como ejemplos de ciudadanía responsable, es poner en práctica los planteamientos teóricos del aula.
  10. Planes, programas y proyectos de la escuela deben aplicar criterios de sustentabilidad y principios de cultura de paz. Vincularlos en todos los procesos educativos.
  11. Igualmente, la ciudad debe generar un espacio social, con responsabilidad y recursos a las escuelas, que considere la Cultura de Paz y el Desarrollo Sostenible como marco referencial, con una política pública local para una Ciudad Educadora y Sostenible, comprometida con el mayor legado que da una generación a su relevo: una educación para todos, democrática y ciudadana.
  12. De la misma manera, las autoridades educativas nacionales y regionales deben generar las políticas públicas que incluyan sostenibilidad y cultura de paz desde la escuela; apoyadas por el resto de instituciones del Estado.

Todo para hacer de la sostenibilidad y la cultura de paz, principios del actuar docente. Construyendo la guía de los cambios futuros a una escuela que también contribuya al desarrollo presente y futuro con la aplicación efectiva de los derechos humanos y el respeto a los límites de recursos del planeta; conciliando intereses sociales, económicos, políticos y ambientales.

Satisfacer las necesidades de las sociedades presentes, pero garantizando recursos para las generaciones futuras.

@jalexp1


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