De nuevo Venezuela fue el nombre predominante en las salas de Casa América en Madrid. Hace dos semanas fue posible observar la exposición “Piel de Tepuyes” creada por Rodolfo Gerstl. Ahora nos correspondió escuchar y ver los impactantes documentos que ha elaborado la asociación SOS Orinoco, de la mano de su presidenta Cristina Vollmer de Burelli. Con la sala llena de participantes, pudimos confirmar que las investigaciones adelantadas por los efectivos activistas y reconocidos profesionales que desde 2018 se han abocado a consolidar un registro de datos e informes que versan sobre la problemática de la Amazonia, Orinoquia y la Guayana venezolanas, con la intención de motivar a todas las instituciones llamadas a velar por ese patrimonio de la humanidad y a que la ciudadanía en general tome conciencia respecto a los desmanes que vienen aconteciendo y que tienen como desenlace fatal uno de los más grandes daños ecológicos del planeta tierra.

Los gráficos exhibidos fueron por demás elocuentes de las bellezas naturales con que cuenta nuestro país, confirmando que Venezuela figura entre los diez países más megadiversos del mundo. El estudio revela que 70% del sur del Orinoco corresponden a zonas protegidas, razón por la cual ameritan un tratamiento especial. En esas áreas sobreviven 27 etnias que representan 24% de la población indígena nacional. Uno de los temas de mayor impacto fue el que da cuenta de la reaparición de endemias que habían sido superadas en el país y que desgraciadamente han remontado con dimensiones alarmantes al extremo de representar 51% de los casos en todo el continente americano y más específicamente 90% de los casos al sur del Orinoco. Las riquezas naturales entre las que se cuentan las abundantes corrientes de agua dulce han permitido que en esos espacios se edificaran las centrales hidroeléctricas que por muchos años llegaron a ser fuente de abastecimiento de energía eléctrica a 65% del país.

Las labores de interesantísima investigación llevadas adelante, han hecho posible cuantificar el deterioro que ejecutan grupos que explotan irregularmente el Arco Minero que engloba una extensión de 112.000 kilómetros cuadrados, equivalente a 12% del territorio nacional. Esos espacios que se han convertido en tierra de nadie, son ocupados por 59 focos mineros en Canaima, que como bien sabemos es Patrimonio de la Humanidad, pero que ahora es víctima de una incursión perpetrada por 912 focos mineros que operan a sus anchas en el Sur del Orinoco, arrasando más de 86 Hectáreas.

Cristina de Burelli nos conmovió a la audiencia con su apasionado relato, haciendo gala de un conocimiento profundo y cabal dominio de la temática. Hizo un llamado a la comunidad internacional, que hoy más que nunca está convencida de la naturaleza delincuencial del régimen de Maduro, “para que procesen estos documentos y así lograr que esos criminales sean denunciados y responsabilizados por sus violaciones a los derechos humanos, así como por la creciente crisis humanitaria”. La Asociación SOS Orinoco plantea la necesidad de que esas mafias sean también denunciadas por sus crímenes contra el ambiente y contra los derechos humanos de los pueblos indígenas del sur de Venezuela.

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