Las elecciones de medio término renovaron la Cámara de Representantes, 35 bancadas del Senado nacional y 36 gobernaciones. Además de ello, balotaje para secretarios de estado, fiscales generales o control de las legislaturas estatales cuyos efectos positivos o negativos influirán sin duda en las elecciones presidenciales de 2024. De igual forma, referendos sobre temas sociales muy controversiales como el aborto, el cambio climático y la atención médica.

Las expectativas estaban divididas, es decir, unos anticipaban una oleada roja y otros, por supuesto, una azul (más discreta, sin embargo). Aunque no se han contabilizado todavía, sobre todo votos de gobiernos locales, la sorpresa ha quedado más bien en el centro.

A pesar de las expectativas de choques, enfrentamientos y largas noches de conteos polémicos y cerrados, no se cumplieron los anuncios de un desplome demócrata por la cuestionada gestión de Biden.

Muchos analistas califican estas elecciones como un «regreso a la normalidad» y, basados en sus conclusiones, hacemos una lista de lo más característico de estas elecciones hasta ahora:

  1. A los demócratas les fue mucho mejor de lo esperado.
  2. El panorama no tuvo la violencia pronosticada por algunos comentaristas.
  3. Los «negacionistas» no tuvieron peso para mover votos y, más bien, quedaron rezagados.
  4. Los pronósticos de la mayoría de los encuestadores se cumplieron (cosa que no se esperaba).

Revisemos algunas conclusiones de académicos de Stanford, expertos en elecciones, procesos democráticos, votaciones y otros. A ver sus explicaciones:

Bruce Cain, profesor de ciencias políticas: «Alivio… Este fue un control instintivo de la cordura estadounidense y, afortunadamente, lo aprobamos (aunque no con honores). Hubo suficiente reconocimiento de que el país no puede rendirse a la paranoia y la violencia».

Emilee Chapman, profesora asistente de ciencias políticas: «Complicado. Tal vez la única narrativa clara sobre las elecciones de medio período es que no hay una narrativa clara. Hasta ahora, gran parte del análisis se ha centrado en lo que no sucedió: la ola republicana que no se materializó. Pero no hay una historia clara sobre lo que sucedió».

Nate Persily, profesor de derecho James B. McClatchy en la Facultad de Derecho de Stanford: «Sorprendente. No creo que nadie predijera la combinación particular de carreras que se ganaron y se perdieron. Es bastante raro que vea resultados tan idiosincrásicos en todo el país, especialmente en un momento en que el presidente es tan impopular y la economía se encuentra en un estado tan frágil. Uno habría pensado que habría habido una oleada de elecciones, pero esa sería una historia constante en todo el país. Pero, en cambio, lo que vemos son focos de dominio republicano y focos de victorias demócratas. A los republicanos les ha ido muy bien en Florida y Nueva York. A los demócratas les ha ido muy bien en el Medio Oeste y el ‘rust belt’, a excepción de Ohio, y luego el suroeste es extremadamente competitivo».

¿Qué pasó con la «ola roja republicana» anticipada y que no se haya levantado?

Esto es algo que ha Robb Willer, profesor de Sociología, explica: «Una posibilidad es que la impopularidad de Trump y los continuos esfuerzos por subvertir la democracia estén perjudicando a los republicanos. Puede ver evidencia de esto en el bajo desempeño de varios candidatos respaldados por Trump.

«Otra posibilidad es que los republicanos hayan presentado muchos candidatos de muy baja calidad con poca experiencia política, como Mehmet Oz, Herschel Walker y otros. Esto también está relacionado con la influencia continua de Trump sobre el partido, ya que muchos de estos candidatos de baja calidad obtuvieron nominaciones en parte gracias al respaldo de Trump. Además, la disposición de los votantes republicanos a votar en las primarias por candidatos con poca o ninguna experiencia política probablemente esté relacionada con el legado de la presidencia de Trump.

«Pero es muy difícil separar el posible efecto negativo de estar asociado con Trump del posible efecto negativo asociado con la baja calidad de los candidatos. Un ejemplo sería el desempeño del candidato republicano al Senado, Hershel Walker, peor que el candidato republicano a gobernador Brian Kemp en Georgia. ¿Esa diferencia se debe a que Walker está más alineado con Trump que con Kemp, y eso desanimó a algunas personas? ¿O se debe a las muchas formas en que Walker es históricamente un mal candidato? ¿O es algo completamente diferente, como que Kemp es titular? Es muy difícil desentrañar estas cosas, especialmente porque Trump tendía a respaldar a candidatos de menor calidad.

«Y, lo que es más importante, también vemos ejemplos de candidatos respaldados por Trump, como JD Vance en Ohio, que se desempeñan bien, por lo que no creo que haya un repudio claro a nivel nacional de Trump y el trumpismo aquí.»

Conclusiones

Estas elecciones de medio término pueden ser el principio del fin de la influencia de Trump en el Partido Republicano, sin triunfos importantes, su prestigio como «coronador» de reyes se desploma. Por otro lado, los republicanos tendrán que buscar candidatos más preparados, más ligados al quehacer politico y no al efectismo mediático.

Un partido de la magnitud e importancia republicana ha de concentrarse en una acción colectiva movida por la eficiencia de gestión y no por el carisma o la popularidad solamente. En eso se concentraron los demócratas, que esperaban perder y ganaron. En cambio, muchos republicanos vieron en Trump la vía rápida a la cumbre y ahora lo lamentan.

A ver qué cambios veremos en el partido rojo, que aún le quedan muchos cartuchos para conquistar elecciones en el futuro.

Artículo publicado en El Político


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