Insisto hasta el cansancio que Colombia se juega su sobrevivencia como democracia liberal en las próximas elecciones. En las legislativas, las cuales después de dos meses de forma inaudita todavía no se sabe el escrutinio definitivo, muestra de que somos una república bananera en cuanto a lo electoral se refiere, con un registrador de bolsillo del socialismo del siglo XXI y de Indra (que son lo mismo), se demostró la fortaleza de los partidos políticos que apoyan ese modelo, el único en el que se puede vivir en orden y libertad.

El pacto histórico, a pesar de más de cuatro curules regaladas por el fraude Indra, y con las 5 regaladas por el pacto de entrega del país a las FARC, que obviamente son aliados en el propósito de Petro de instaurar el socialismo del siglo XXI en Colombia, no llega ni al 30% de curules en el Senado. La democracia liberal, en los partidos Liberal, Conservador, Centro Democrático, la U, Cambio Radical y los evangélicos tiene asegurada más del 60% de senadores.

Nada dice que esta correlación no se repita en las presidenciales. Todas las recientes encuestas señalan a Petro como el ganador en la próxima primera vuelta con una votación en torno al 40%, que en mi opinión se acerca a su techo, como máximo logrará el 45%. Pero lo que también se lee en todas las encuestas es que hay un sólido y consistente 60% del electorado al cual no le convence Petro.

El votante de Petro es radical, o bien es un fuerte militante de la izquierda comunista (los cuales no llegan generosamente al 10%) o bien se ha dejado convencer por el canto de sirena del discurso populista de Petro, que ofrece de todo (trabajo, comida, vivienda, salud, educación, pensiones, etcétera)  sin tener que nadar nada a cambio; sumado a la monserga de que todo lo malo es culpa del capitalismo, que siembra odio y sed de venganza, el cual es el 30% del voto restante por la instauración de una tiranía comunista en Colombia, repito, los partidarios de esta propuesta es como muchísimo un 10%, el resto está confundido y embelesado por una mentira gigantesca, la que propugna el comunismo históricamente: que se logrará la felicidad bajo la dictadura del proletariado. Por ello el que no se demuestra partidario de esta macabra opción, es porque definitivamente la rechaza.

Resulta que el pueblo colombiano es amante de la libertad, del orden, de los valores tradicionales de la civilización occidental, pro vida y contrario al narcotráfico, profundamente capitalista, pues el sueño de todo colombiano es ser propietario (de casa, de pequeño negocio, de carro, etcétera). Es por ello que el comunismo no ha sido ni jamás será aceptado por la abrumadora mayoría del pueblo colombiano. Por lo tanto el comunismo ha tenido que recurrir a la lucha armada, la cual fracasó en el campo militar, pero por cobardía del liderazgo democrático está ganando en los campos jurídico y social. Prueba del triunfo de la combinación de todas las formas de lucha por el comunismo, ahora denominado con el eufemismo de socialismo del siglo XXI, es la persecución judicial a Uribe, mientras que todos los graves delitos de Petro y mucho de sus más íntimos colaboradores son perdonados impunemente por jueces del socialismo del siglo XXI. Prueba del triunfo del narcoterrorismo comunista en el campo político es que incrustaron en el hilo constitucional todas las peticiones  de los criminales de lesa humanidad de las FARC que les da impunidad, elegibilidad y libertad para seguir delinquiendo con absolutas garantías por parte del estado, con inclusión de la creación de una justicia especial que les da impunidad y persigue con saña y sin pruebas a los defensores de la democracia, además de querer instaurar una “verdad“ absolutamente apócrifa.

Pero el socialismo del siglo XXI no se conforma con todo esto, quiere el poder absoluto y pretende lograrlo a través de la vía electoral como lo plantea la cartilla del Foro de Sao Paulo. Toda la cobardía del liderazgo democrático en las dos últimas dos décadas ha permitido que lleguemos a este bochornoso estado en el cual un criminal de lesa humanidad, megalómano y con discurso absolutamente pendenciero y absurdo esté en el primer lugar de las preferencias de voto en las elecciones del 29 de mayo.

Pero no nos confundamos, las encuestas NO DICEN, bajo ningún modo, que Petro va a ser presidente. Todo lo contrario, lo que nos dicen todas las encuestas, es que hay una abrumadora mayoría anti Petro. El que no se ha decidido por Petro ya no lo hará, la gran mayoría está es indiferente o indeciso ante las otras opciones, la falta de firmeza de los partidos democráticos en haber desde hace mucho tiempo conformado un frente republicano con un abanderado antisocialismo del siglo XXI, con un discurso claro y firme, ha permitido que para las elecciones del 29 de mayo Petro aparezca como posible ganador, pero repito, al no ganar en primera vuelta, algo que en Colombia solamente lo ha logrado el Gran Colombiano, Álvaro Uribe, se conforma un bloque favorable a votar por el abanderado que liderará en la segunda vuelta el deseo de los colombianos de vivir en orden y libertad, es decir en una democracia liberal. Ese abanderado es indiscutiblemente Fico Gutiérrez y por eso, lo que SÍ DICEN, las encuestas, es que este será el próximo presidente, pues en segunda vuelta, se conformará un frente republicano, que rechaza el totalitarismo, tal como en Francia, en Colombia, en segunda vuelta, se elegirá a un presidente demócrata, y se frenará las pretensiones de instaurar una dictadura comunista, llamada socialismo del siglo XXI, liderada por ese desquiciado que es Petro.


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