Son unos «estúpidos» aquellos que desde hace casi una década originaron la mayor emigración de venezolanos en toda su historia.

Son unos «estúpidos» aquellos que siguen sin comprender que la emigración de millones de venezolanos ha sido como producto del hambre, la miseria y la pobreza, como consecuencia de nefastas políticas económicas que originaron una perversa hiperinflación, y destruyeron la escala salarial y de pensiones de la administración pública, al llevar el ingreso de trabajadores y personas de tercera edad a solo 1 dólar o 7 bolívares al mes.

Son unos «estúpidos» aquellos que niegan que la génesis del abandono de millones de venezolanos de la otrora patria del Libertador, también ha estado fundamentada en la violación de derechos humanos, y persecución contra quienes en su legítimo derecho a disentir y reclamar por políticas sociales justas, han sido perseguidos y encarcelados violando todo proceso constitucional y jurídico, y llenando las mazmorras de presos políticos, sobre quienes esa sociedad exige la liberación inmediata en quienes han sido víctimas de la represión del poder.

Son unos «estúpidos» quienes aferrados al poder y sin apoyo popular, saben que una acción de emigración con millones de seres humanos que incluso se van caminando hasta lo más lejano del sur de América Latina, o llegan hasta el río Bravo en Norteamérica, terminan muriendo entre el desierto o las aguas, sin importar si eres adulto o niño, porque en el fondo ellos saben que son los únicos responsables de esas muertes que buscan negar su temple de neonazistas en vinculación con el genocida Putin, convertido en el Hitler del siglo XXI.

Son unos «estúpidos» quienes afirman que no son millones de venezolanos quienes con dolor han abandonado a sus padres, hermanos, cónyuge e hijos, buscando con ello el derecho a una vida mejor que la Venezuela petrolera les ha negado como efecto de un grupete de malvivientes que acabó con cualquier vestigio de desarrollo, no sólo cuando quebraron la industria que generaba la mayor cantidad de ingresos y divisas al país, sino que su maldad ha sido tan recalcitrante que se atreven a tildar de «apátridas» a quienes abandonaron la nación, ante la inmundicia política que de manera corrupta y cínica se adueñó de las riquezas de los venezolanos.

Son unos «estúpidos» quienes de manera soberbia, arrogante y egocéntrica, propia de los narcisistas «revolucionarios», o sea, de mentes estrechas, pero llenas de podredumbre humana, se atreven a negar que la realidad venezolana en casi una década ha sido de desolación, dolor y abandono de cada pueblo y ciudad de nuestra inmensidad territorial.

Son unos «estúpidos» los que en sus afanes de grandilocuencia tartufista y otros panegírica arremeten contra quienes han visto y vivido en carne propia, caravanas de venezolanos que bajo el sol, la lluvia, el día y la noche, el frío o el calor, y hasta descalzos, han tenido que decir adiós a su patria, y aunque haya lágrimas, se marchan con el corazón abierto y lleno de esperanzas ante lo que ha sido la maldad opresora de un régimen que acabó la nación como una fuente de progreso y bienestar colectivo.

Son unos «estúpidos» aquellos que negando lo que ocurre en el mundo, y apoyando de manera demoníaca la destrucción humana, quieran seguir mintiendo al decir que los millones y millones de venezolanos que han emigrado del país son un guion de nomenclatura ficticia. Es obvio que la estupidez la tienen aquellos que viviendo en sus burbujas de corrupción hace tiempo no saben el significado de la palabra pueblo, y menos que ese pueblo, fue el mismo que luchó hasta el final por su libertad. Los estúpidos son aquellos cuya emigración también les llegará, pero acompañada de la justicia y la libertad de Venezuela.

@vivassantanaj_


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