Familiares de unos de los militares muertos en Apure claman por el cuerpo

“Soldados: la esperanza de las naciones está pendiente de vosotros; dad un nuevo día de gloria a vuestra patria… El genio del crimen parece tener su imperio de muerte, y nadie puede acercarse a él, sin sentir los furores de una implacable venganza…” Simón Bolívar

Por espacio de 27 años ininterrumpidos mantuve periodísticamente una columna militar que se denominó “Toque de Diana,” lapso durante el cual conocí de cerca la institución castrense es decir, sus cuatro componentes: Ejército, Aviación, Armada y Guardia Nacional, así como la de sus hombres cuya más alta responsabilidad, es la defender la soberanía de la patria a costa de sus propios sacrificios.

En sentido amplio, un soldado es todo aquel que integra un cuerpo militar, pero en sentido estricto son los que sirven al ejército con el menor grado de jerarquía, conocidos también como soldados rasos. En términos generales y no es el caso venezolano, algunos soldados eligen desempeñarse como tales en defensa de su Estado y cobran por su desempeño, pues han abrazado la carrera militar como su vocación; en cambio otros, en los países donde hay servicio militar obligatorio, son soldados durante cierto tiempo establecido por las leyes; y son convocados cuando el país confronta una guerra.

Los soldados existieron siempre en casi todas las civilizaciones del mundo para defender la soberanía de cada país. Los soldados reciben entrenamiento militar, la vestimenta y las armas adecuadas para su desempeño, que puede ser en combate o en tareas administrativas o de logística. Un ejemplo histórico de soldados disciplinados y bien entrenados fueron los del pueblo espartano, que se preparaban desde niños para proteger a su ”polis”, y acrecentar sus dominios.

En el cine, el filme bélico estadounidense Rescatando al soldado Ryan de 1998, trata sobre la Segunda Guerra Mundial y específicamente de la invasión a Normandía, donde un soldado es el único sobreviviente de los cuatro hermanos de la familia Ryan, y se encuentra desaparecido. Otra película sobre el tema es la ítalo-estadounidense, estrenada en 2017 bajo el título Soldado o Sicario 2. Trata de la guerra contra el narcotráfico en la zona fronteriza entre México y Estados Unidos.

También se denomina soldado a aquel que lucha por una causa de modo incondicional: “Es un soldado en la lucha por la democracia” Y esto último es el tema del presente artículo, a raíz de los recientes acontecimientos sucedidos en el estado Apure, frontera con Colombia, en cuyo territorio soldados venezolanos enfrentan a bandidos disfrazados de guerrilleros, dizque por una causa social y patriótica en su natal Colombia, pero sus tentáculos y  bases de operaciones ahora están establecidas en suelo venezolano, con  la aquiescencia del régimen chavista, primero con el hijo de….Sabaneta, y ahora con el heredero de la corona Nicolás Maduro.

La masacre de Apure

Para nadie es un secreto que la guerrilla colombiana ha penetrado profundamente el territorio venezolano y disputa el control de los negocios ilícitos, con criminales en la frontera del estado Apure con el Arauca del lado colombiano, de acuerdo con información de la ONG International Crisis Group, la cual pone en evidencia que estas organizaciones criminales han tomado cada vez más sectores del país, como Zulia, Táchira, Apure, Delta Amacuro y Bolívar.

Tampoco pasa por alto, según fuentes confiables que disidentes de las FARC como el ELN en Amazonas, han marcado una peligrosa escalada involucrando cada día más y más a rebeldes y militares, así como a traficantes y criminales, los mismos que hacen y deshacen alianzas entre sí, en su lucha por el control del tráfico de drogas, y por los corredores más importantes para el comercio de cocaína y pasta de coca, que son transportadas luego desde pistas clandestinas en las que despegan aviones con este ilícito comercio al extranjero, a través de rutas vía Centroamérica, el Caribe y posteriormente a Estados Unidos.

El 21 de marzo del presente año 2021 un grupo armado identificado como disidentes de las FARC-EP inició un ataque al batallón del Ejército venezolano en el pueblo de La Victoria, ubicado en la frontera colombo-venezolana. Tan pronto se iniciaron los enfrentamientos se realizó una movilización militar hacia el estado Apure, en la cual se tomó y militarizó el aeropuerto de Guasdualito, y desde ese mismo día aviones de combate K8 de la FAV bombardearon la parte baja de La Victoria, donde supuestamente operan campamentos guerrilleros, con un trágico saldo de dos militares muertos, según cifra aportada por el ministro de la Defensa, Padrino López. Este hecho generó una estampida humana que se calcula en unas 5.000 personas que se desplazaron a la población colombiana de Arauquita.

Las acciones se siguieron produciendo y el 28 de abril Padrino López anunció el fallecimiento en combate de 8 soldados venezolanos, cifra que según fuentes confiables en el teatro de los acontecimientos sobrepasa de 18, que no perecieron en combate sino que fueron emboscados por un contingente de aproximadamente 300 guerrilleros que los masacraron despiadadamente, además de que se hicieron de armamento y unidades que portaban las víctimas.

Doloroso y triste balance que obliga a honrar la memoria de estos humildes soldados de la patria, muertos no en defensa de la soberanía nacional sino de intereses bastardos de grupos que luchan por el control territorial con fines aviesos y criminales. Un sacrificio humano, que deja a numerosas familias de estos humildes soldados, en el más doloroso estado de indefensión por la pérdida de sus seres queridos, y que el régimen ni siquiera ha tenido la más mínima consideración y respeto para honrar su memoria, pero si para vanagloriar y exaltar a un miembro de su gabinete al que le rindieron honores militares, lo ascendieron militarmente sin haberlo sido y para colmo colocaron sobre su urna la réplica de la espada del Libertador, joya que solo en democracia se otorgaba a jefes de Estado y muy altas y distinguidas personalidades nacionales y extranjeras.

La agitación política, la devastación económica y las crecientes tensiones con países vecinos han creado un ambiente propicio para que grupos armados no estatales, incluidas las guerrillas colombianas, los sindicatos criminales, grupos paramilitares y las milicias que apoyan al gobierno, conocidas como colectivos, expandan su influencia y su presencia en Venezuela. Grupos armados que llenan el vacío dejado por un gobierno determinado a resistir la oposición interna, la presión internacional y las crecientes sanciones, todo lo cual presagia una posible escalada de violencia.

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