En todas partes del mundo, una enfermedad como el cáncer cuenta con asistencia del Estado, porque los costos de los tratamientos son tan altos que es muy poca la gente que puede pagarlos de su propio bolsillo. En todas partes, menos en Venezuela. La realidad es tan triste que ya no hay mes rosa que celebrar, porque el cáncer de mama se ha convertido en la primera causa de muerte de las venezolanas.

Más de 20 organizaciones no gubernamentales de ayuda al paciente con cáncer se unieron en la Alianza Nacional de la Lucha contra el Cáncer de Mama y con la Sociedad Anticancerosa para actuar durante octubre con la finalidad de alertar sobre la terrible situación que atraviesan las pacientes en el país. Se sabe que pocos son los hospitales públicos que cuentan con los aparatos de radioterapia o con salas para quimioterapia. La pandemia, además, hizo que las operaciones en estos casos se suspendieran, por lo que una mujer tiene pocas opciones para recibir tratamiento.

Los activistas sacaron la cuenta, por lo menos 10.000 dólares necesita una paciente con cáncer de mama para hacerse diagnóstico y tratamiento, y eso no está al alcance de nadie en Venezuela. No es diferente de otros tipos de patologías oncológicas, pero el cáncer de mama le ha quitado 19 años a la esperanza de vida de las mujeres en el país y eso lo convierte en un asunto de salud pública.

Se sabe que el gobierno chavista poco o nada hace para facilitar un diagnóstico temprano de la enfermedad, porque eso implicaría pagarles lo justo a los oncólogos en centros de salud pública, tener equipos de mamografía en óptimas condiciones en los hospitales y además las instalaciones necesarias para el posterior tratamiento. No solo hacen falta los fármacos y medicamentos para las quimioterapias, esta enfermedad requiere de mucho más, y nada lo aporta el Estado.

Es demasiado triste, pero hay que decirlo muy claro, las mujeres acuden a las ONG ya muy tarde y eso hace la gran diferencia a la hora de ganar la batalla contra el cáncer. Pero la responsabilidad no es del todo de ellas, sino de un gobierno que no garantiza el derecho a la salud de las venezolanas.

En democracia había hospitales destinados a las patologías oncológicas, en los que se brindaban todos los tratamientos y los exámenes diagnóstico también, pero de eso ya no queda nada. El total desamparo en que se encuentran estas pacientes hay que denunciarlo, y aprovechar este mes para alzar la voz, porque mientras el mundo avanza en la lucha contra el cáncer, en Venezuela cada vez se mueren más pacientes porque no consiguieron quien las ayudara.


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