Más vale tarde que nunca, en contraste con los años anteriores, existe hoy un mínimo consenso sobre el carácter dictatorial de un régimen que se dijo la consagración de la democracia en Venezuela. La otra convicción generalizada apunta a una especie novedosa, la de los alacranes.

Todo un artefacto verbal de vieja procedencia norcoreana, reencauchado por los cubanos, el llamado poder popular reniega de cualquier expresión democrático-representativa.  Y es que la dedocracia activa rechaza el sufragio personal, directo, universal y secreto para renovar los órganos del Poder Público y la más modesta junta de condominio.

Desconocida la naturaleza misma de los partidos, impidieron tempranamente la renovación estatutaria del liderazgo político. No hubo, ni habrá ocasión para un limpio proceso interno al extremar la judicialización con el empeño de liquidar y subastar varias tradiciones.

Algo semejante ha ocurrido con la sociedad civil organizada en todos sus ámbitos y niveles,  en un conflicto abierto con el esquema y el plebiscito comunales. Sindicatos, colegios profesionales y asociaciones vecinales, por ejemplo, ostentan la misma directiva de varios lustros, impedida la necesaria reoxigenación de sus dirigentes en claro desprecio y depreciación del voto.

Reciente, Maduro Moros mintió paladinamente al referirse a los años de la dictadura ucevista. Un sencillo vistazo a la situación universitaria nos impone de un siglo XXI repleto de ataques, presiones y agresiones a la autonomía demasiado antes defendida, como ocurría con el precio bajo de la gasolina.

Piso indispensable para su perfeccionamiento, es urgente reivindicar día por día las instituciones fundamentales de la democracia liberal. Por ello,  algo más que un contexto estratégico, creemos que la mejor contribución que la sociedad civil organizada puede hacer a las consabidas primarias presidenciales, además de aportar dignos nombres para la comisión que las conduce, consiste en convocar inmediatamente a los comicios internos de actualización de sus entidades gremiales y territoriales.

Propiciando un oleaje democrático y democratizador, las elecciones masivas y simultáneas en el marco de una auspiciosa rebelión cívica y, por supuesto, constitucional, marcando la pauta reivindicadora del sufragio, podrá desembocar en la selección definitiva del abanderado presidencial de la oposición. Esto es, invocando el auténtico espíritu del 23 de enero que no pudo tergiversar y ahogar el socialismo en curso.

@Luisbarraganj


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