Durante un buen tiempo en un programa de televisión en el Zulia (Global TV) que compartía con el economista Francisco Rojas (Unas son de Rojas y otras son de Arenas, se llamaba y créanme, era excelente) repetimos hasta la náusea, cuando casi todos los analistas hablaban de pretensión autoritaria del régimen, de régimen iliberal o, a lo Farid Zacarias, de democracia no liberal, pero no de dictadura y, de paso, por los peligros que ya se cernía sobre el canal y su dueño nos pedían que no dijéramos que estábamos en presencia de una dictadura.

Y repetíamos una y otra vez esto es una dictadura, ya en tiempos de Chávez, no porque el ejército y los cuerpos de seguridad del Estado dirigieran una represión a escala ampliada o selectiva según el caso, tampoco porque la jerga militar se erigió en la lengua oficial que el régimen utilizó para dirigirse a los venezolanos y por supuesto y como consecuencia el discurso de la guerra sustituyo el de la política.

¿Por qué entonces, decíamos que el régimen con Chávez a la cabeza y ahora con Maduro era y es una dictadura?

Casi como un leit motiv señalábamos algo que siempre se expresó en diferentes procesos electorales, por ejemplo, en el referéndum de 2006, pero nunca como lo que pasó en Bolívar en las elecciones donde se le arrebató el triunfo a Andrés Velásquez y ahora lo sucedido en Barinas con el arrebato que se le ha hecho a Freddy Superlano. Esto es que el régimen cuenta con los llamados aparatos autoritarios de poder, léase, CNE, TSJ, MP, AN y por supuesto, la FAN, las policías, los tribunales y los colectivos que cambian los resultados que el ciudadano deposita en las urnas. Estoy tomando el concepto de aparato autoritario de poder de Adam Pzeworski: “El aparato del poder autoritario tiene la capacidad de impedir que ocurran ciertos resultados políticos y ejerciendo mecanismos de control no solo ex ante sobre la sociedad sino también ex post”

El TSJ como aparato autoritario de poder no solo trastocó el resultado electoral en Barinas, sino que, y es igualmente grave o más grave en este asunto, trastocó aspectos importantes del proceso institucional, pues el TSJ desconoció el indulto presidencial firmado por Maduro que con anterioridad había otorgado a varios dirigentes de la oposición que pudieron participar en el proceso electoral. Entre estos indultados estaba Freddy Superlano, que había ganado las elecciones.

Así que no nos engañemos, el chavismo ha sido eficientísimo (creo que en eso realmente si han sido buenos, capaces y eficientes) en ejercer una dictadura “detrás de las fachadas institucionales de la democracia representativa, celebrando elecciones ´multipartidarias´ violando los principios democráticos de manera sistemática y profunda”.

Podemos alegar que Maduro y el aparato ejecutivo puede ser desplazado de la hegemonía que aparentemente ejerce por otro poder, que hay contradicciones en el seno del régimen que amenazan fracturar el aparato del Estado que puede ser rebasado por tales contradicciones y producir una crisis general que sea difícil administrar por la cúpula chavista y que de pronto podemos amanecer en democracia. Pero lo que sí es cierto es que aun cuando se haya producido, por lo menos en este caso, un desplazamiento de la “hegemonía” del ejecutivo por el TSJ no por ello se ha modificado la naturaleza dictatorial del régimen.

Pero, sin embargo, aunque la situación de Barinas pudiera alentar a los sectores opositores que juegan a salidas diferentes a las elecciones y tratar de llamar, de nuevo a la abstención, ello no lograría otra cosa que un triunfo del chavismo en un estado donde su derrota sería simbólica y políticamente un acto importante para los sectores democráticos. Por ello se debe votar masivamente y solventar esa trampita llamada Claudio Fermín que el régimen ha lanzado al ruedo electoral para dividir a la oposición.

En todo caso, mientras no se restituya la trama institucional del Estado, y la independencia de los poderes y que sigan existiendo aparatos que pueden cambiar los resultados que el ciudadano se de electoralmente tendremos dictadura.

 

 

 

 


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