En la Declaración Universal de los Derechos Humanos se consagra la libertad de expresión. La hipocresía no. ¿Por qué? No lo sé. Aunque quizás como no sea un derecho, yo conjeturo que es casi un deber para todos los seres humanos que ejercen la política como medio de explotación de las masas y sin duda como medio de enriquecimiento personal. En mi humilde opinión, hubiese sido más honesto declararlo como un derecho para los privilegiados que conspiran políticamente para acceder a algún cargo público y enriquecerse. Bueno, me disculpo. No soy el Einstein de la política… Tal vez el Tesla, si pudiesen extrapolar la comparación. Touché.

En este país se han cerrado casi 300 emisoras de radio y televisión desde el triunfo electoral de Hugo Rafael en el año 1999. También se extorsionó a los medios impresos al restringir la importación del papel “motu proprio”.  La poca prensa escrita y demás impresiones que circulan en el país deben tener alguna conexión con el Estado. Bueno, en un país caudillista y militarista desde que mi paisano José Antonio instauró la República es una norma.

Ya lo escribí en un artículo fielmente publicado por este periódico digital. *En este país no hay ricos de cuna*. Los únicos ricos por influencia y herencia fueron a quienes les entregó la creación de la República de Venezuela tierras para su producción y todas esas vainas que nunca hicieron en favor de construir una nación. Aquí todo el que ha hecho “real”, dinero, “biyuyo”, “cobre”, y billete en todas sus expresiones, lo han hecho a costa de los favores y las complicidades con los gobernantes de turno.

Ergo, desde hace muchos siglos todos los ricos son choros.

Sorry. Ustedes saben quién era rico al llegar a este país. Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Ponte y Palacios Blanco. Para quien no sabe quién es, se los digo en criollo: el Libertador de cinco naciones que arriesgó y perdió su vida y su fortuna por construir la libertad en este continente.

Cuando leo la publicación de Amnistía Internacional: “Que los presos y presas de conciencia de todo el mundo sean puestos en libertad de manera inmediata e incondicional”, me pregunto si la redacción carece del verdadero sentido del liderazgo universal. Yo expresaría: Que quienes tienen libertad de conciencia en todo el mundo, jamás puedan ser encarcelados – ni sus ideas, ni su integridad física.” Obvio, soy un romántico utopista.

Tu voz cuenta. También lo que omites. Como también cuenta la complicidad silente, la evasión de impuestos, el pedir y dar comisiones porque los demás lo hacen. Tu voz y tu denuncia cuentan (o deberían contar). Cuenta y vale tanto como tu responsabilidad en hacerla de la forma correcta.

La libertad de información no es una hipocresía ambigua, como para ser solidarios automáticos, con un gobierno caudillista y militarista que cierre medios. Como para ser “merodeador” de un gobierno autoritario y abusivo que influya o presione a los medios de comunicación y comunicadores sociales para instarlos al maniqueísmo informativo. Como para ocultar las verdades a la vista cuasi comprobadas.

El derecho a expresarte debe ser claro y honesto. Debe ser simple, sincero y debe tener la intención al expresar lo que dices: “de querer construir un mundo más justo y mejor para todos

No quiero extrapolar mis preguntas a nivel nacional, desconozco esas realidades. Sí puedo afirmar sin la más mínima duda en mi corazón que “esa libertad de expresión me da el derecho”, sin ser ofensivo, de preguntar públicamente lo siguiente: ¿Por qué se cierran las emisoras en Portuguesa? ¿Por qué los legisladores de oposición son complacientes con el gobernador actual, tanto por ser cooperantes con sus desmanes, como inertes ante sus abusos? ¿Por qué se ha establecido un sistema de bonificación en el Ejecutivo, sin estar establecida en la Ley del Trabajo, que favorece al círculo del gobierno y a los legisladores de oposición?

Y las preguntas más llamativas.

¿Cómo, cuándo y en cuál universo, el gobernador Antonio Cedeño fue que obtuvo tanta vigencia económica, como para ser tan ostentoso como vulgar?…

Una interrogante sí tengo como ciudadano y se las hago a mis representantes en la asamblea nacional.

¿Es verdad que a los diputados 2015, y a muchos dirigentes y partidos de la oposición, se les financia con fondos del dinero de todos los venezolanos, sin que presenten informes o rindan cuentas?

Preguntar es libertad de expresión. Ser parte de esa estafa silenciosa, es volver a darle la oportunidad al verdugo de turno, de alargar en el tiempo el caudillismo y el militarismo en este país, y hacer de la libertad de expresión la forma más vil de hacer política. Ocultar la verdad no es hacer política

“La libertad de expresión es la base de los derechos humanos, la raíz de la naturaleza humana y la madre de la verdad«. Liu Xiaobo. Defensor de los derechos humanos y premio Nobel de la Paz en 2010.


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