La intervención militar de Estados Unidos en Venezuela no será posible, salvo que simultáneamente o en cascada se levanten varias guarniciones militares. Y que el pueblo venezolano masivamente salga a las calles y los militares alzados les entreguen armas, iniciándose así una guerra civil y un baño de sangre. Y que ese levantamiento cívico-militar se mantenga en las calles durante más de dos semanas… Para dar tiempo a Trump.

No olvidemos que a estas alturas del año 2020 Donald Trump tiene “su personal problema electoral”, y en todo caso necesitaría (legalmente) la autorización del Congreso, salvo que los chavistas cometan el error de invadir la Embajada de Estados Unidos en Caracas.

Con relación a Europa

No olvidemos que el 23 de agosto de 2020, Josep Borrell, alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, declaró públicamente en referencia a las elecciones de Bielorrusia y Lukashenko:

“No lo reconocemos como presidente legítimo, como tampoco reconocemos a Nicolás Maduro. Sin embargo, nos guste o no, controlan el gobierno y tenemos que seguir tratando con ellos, a pesar de no reconocer su legitimidad democrática”.

Esa declaración de intenciones englobaría a todos los países de la UE, con la entusiasta alegría del gobierno de España integrado por Pedro Sánchez, uno de los jefes del ala bolchevique del PSOE, y Pablo Iglesias, miembro de la Unión de Juventudes Comunistas de España desde 1992 y vicepresidente “principal” del gobierno, quienes el 14 de septiembre declararon públicamente estar de acuerdo con las elecciones legislativas de Venezuela del 6 de diciembre de 2020 convocadas por la dictadura narcoterrorista de Maduro.

Apetitosos intereses económicos

Venezuela en estos momentos ha dejado de ser un país petrolero y ahora importa gasolina, etc. El precio actual de un barril de petróleo Brent (159 litros con un peso entre 119 y 151 kg dependiendo de su densidad) es de 40,5 dólares.

Pero sigue siendo un país rico en materias primas estratégicas, como por ejemplo coltán, uranio, etc.

Y en lo estrictamente económico posee, en explotación y extracción sin control jurídico, una de las mayores áreas mineras de oro de todo el mundo.

Un kilo de oro vale 40.940 dólares.

El Dorado, buscado por los españoles desde el siglo XVI, existe, está en Venezuela, en el llamado Arco Minero, el cual es una inmensa área aurífera de más de 100.000 kilómetros cuadrados en el estado Bolívar, con una de las mayores reservas de oro (no bancario) de todo el planeta.

Consúltelo en Wikipedia o si tiene posibilidades en los archivos de Minerven CVG, empresa creada en 1970.

Hay que tener en cuenta que la dictadura narcoterrorista de Maduro es la dueña absoluta del oro venezolano.

El oro de Maduro compra la “fidelidad” del Alto Mando Militar de Venezuela, y en el plano internacional beneficia “por ahora” a Rusia, Turquía e Irán.

Y en ese contexto se plantea una pregunta con relación al oro de Maduro: ¿Las 40 maletas del “Delcy Gate” fueron acaso una muestra gratis para algunos miembros del gobierno de España?

El oro de Maduro es mucho oro, en el que están pensando miembros de los gobiernos de Occidente que también desean entrar “en el reparto”, aunque sea negociando con la dictadura narcoterrorista de Maduro.

En resumen

1.- Durante lo que queda de gobierno de Trump en Estados Unidos, la intervención militar extranjera en Venezuela queda totalmente descartada, a menos que se desencadene una guerra civil prolongada, en la que los venezolanos al día de hoy no están interesados.

2.- Después de las elecciones presidenciales de Estados Unidos del 3 de noviembre de 2020, quien resulte electo definirá su política en lo relacionado con Venezuela, que temo coincida con el planteamiento de Josep Borrell, alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad…

Sería como poner el título “Por unos lingotes de oro” a una  película de terror.

3.- Tampoco olvidemos que Tony Blair, ex primer ministro inglés, dijo: “Los venezolanos invocaron a los demonios, les corresponde a ellos (los militares venezolanos) librarse de su pesadilla”.

4.- Descartada en el corto tiempo tiempo la opción militar extranjera, coincido con Tony Blair en que nos corresponde a los venezolanos librarnos de la pesadilla de la dictadura narcoterrorista de Maduro.

Es por tanto una prioridad no perder el apoyo internacional a Juan Guaidó, reconocido por toda la comunidad internacional democrática, incluida España, como el legítimo presidente encargado para la recuperación de la democracia en Venezuela.

En el Frente Interno debemos mantener la unidad en torno a Juan Guaidó, nuestro presidente y comandante, y cumplir sus directrices; el no hacerlo nos conducirá a la anarquía y división de la oposición, para satisfacción y beneficio de la dictadura narcoterrorista de Maduro.

No olvidemos que Simón Bolivar, cuando se perdió la Primera República, dijo: “Nuestra división y no las armas de los españoles nos tornó a la esclavitud”.

A estas alturas del tiempo, Bolívar diría: “Nuestra división y no las armas de Maduro nos tornará a la esclavitud”.


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