empresas públicas Bolsa de valores de Caracas

En semanas recientes, hemos editado, publicado y presentado el libro Pasado, presente y futuro del Mercado de Valores en Venezuela, que recoge ensayos diversos a cargo de autores destacados del mercado bursátil, de la Academia y de los negocios en el país. De nuestra contribución al libro en comentarios –más allá del papel de compilador y responsable de la edición–, queremos destacar algunas observaciones sobre las realidades que nos es dado afrontar y aquello que deberíamos hacer para mejorar las cosas y afirmar posibilidades.

  1. Venezuela no cuenta con inversores que dispongan de recursos monetarios suficientes para absorber la totalidad de las emisiones de títulos que las empresas nacionales pretendan colocar en el Mercado de Valores. Ello obliga a pensar en la posibilidad de atraer el interés de inversores extranjeros, para lo cual es imprescindible resolver anticipadamente los problemas concernientes a la reinstitucionalización del país, la falta de visión económica a largo plazo, la inestabilidad cambiaria y los temas de gobernabilidad;
  2. Tanto las Cajas de Ahorro, como los Fideicomisos de Inversión, han rebajado su posibilidad material de invertir en títulos emitidos en el Mercado de Valores, en la medida que la capacidad de ahorro de los venezolanos ha disminuido de manera apreciable en los últimos años;
  3. Debido a la restricción monetaria y a pesar del alto nivel de digitalización de las transacciones en moneda de curso legal –algunas estimaciones lo ubican por encima del 80%–, no hay bolívares suficientes en el sistema para cubrir las negociaciones de títulos valores. En el mercado bursátil que administra la Bolsa de Valores de Caracas solo pueden efectuarse operaciones en moneda de curso legal, en tanto que la Bolsa Pública de Valores Bicentenaria permite el uso de medios de pago alternativos;
  4. Es necesario revisar la política de incentivos fiscales para estimular el Mercado de Valores –las nuevas inversiones deben recibir el beneficio correspondiente–;
  5. Un número creciente de empresas pertenecientes al sector agroindustrial busca alternativas de financiamiento en el Mercado de Valores a través de la Bolsa de Productos e Insumos Agropecuarios de Venezuela, Bolpriaven, a los fines de realizar operaciones de compraventa en el mercado físico –con entrega anticipada–;
  6. El gobierno nacional ha confirmado su disposición a iniciar el proceso de apertura de capitales en las empresas del Estado, con la finalidad de colocar porcentajes accionarios en el mercado a través de la Bolsa de Valores de Caracas –y otras bolsas autorizadas–. Ello exigirá mayor eficiencia, transparencia y publicación periódica de resultados de las empresas listadas, tal como ordena la ley de la materia. Luego de cualquier consideración a ese respecto, el hecho que las empresas del Estado den el paso correspondiente, debe asumirse como positivo en el camino de crear una cultura que favorezca la cotización de acciones en el Mercado de Valores, una decisión que conlleva la llamada “democratización del capital”, siempre presente en el debate político. A ello se añadirá la aplicación de disposiciones relativas al “buen gobierno corporativo”, la exigencia de directores externos y las posibilidades de optimizar sus estructuras financieras. Así las cosas, el Estado puede proveer el ejemplo necesario para que las empresas familiares abran sus capitales en beneficio propio y de posibles inversores interesados;
  7. Los números demuestran que se ha producido una relativa reactivación del Mercado de Valores –a partir de 2019–. En este punto debemos añadir que se han actualizado instrumentos negociables con el propósito de adecuarlos a la realidad del mercado;
  8. Es necesario adelantar esfuerzos para crear mecanismos que aporten liquidez al Mercado de Valores –un mercado pequeño e ilíquido–. La inexistencia de un mercado secundario de títulos valores deviene en limitante a los esfuerzos adelantados por nuevos y tradicionales emisores que reciben el apoyo del regulador y de los operadores autorizados. En ello deben comprometerse tanto las autoridades nacionales, como las bolsas de valores y los operadores autorizados.

El Mercado de Valores es un espacio idóneo para la inversión y el financiamiento de proyectos a mediano y largo plazos, tal como podemos observar en los países desarrollados, en los cuales el sector bancario presta servicios diversos a los agentes económicos y provee capital de trabajo para las empresas, así como oportunidades de ahorro a corto plazo. En esos sistemas avanzados, la banca comercial y el Mercado de Valores actúan de manera complementaria en beneficio de las empresas en marcha, de los ahorristas y obviamente del crecimiento económico sostenido.

 


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