«Les deseo tiempos de menor crispación, de más justicia y de más felicidad» (PEDRO PIQUERAS)
Un año entero más. Quien escribe estas líneas y quien lee esta columna sin título recorremos metafóricamente juntos la línea de la vida de supervivencia en un mundo al revés marcado por el sinsentido, los conflictos bélicos y la injusticia.
Hace unos meses no imaginábamos la crueldad capaz de albergar un cierto tipo de ser humano. No creíamos que la maldad llegase a esos extremos de barbarie. Sin embargo, sucedió. Pensábamos que no podía pasarnos algo malo a nosotros que éramos los buenos, los que no nos metíamos en líos, y aprendimos que no existe una ley escrita que respetemos todos. En la vida, según parece, no hay nada seguro.
A medida que pasa el tiempo nos volvemos “más sabios y más tristes”, como escribía Coleridge*. Sensibles a la prisa de los años, la secuencia volátil de las estaciones cada vez más borrosa y las hojas caducas de esos árboles que llamamos calendarios nos damos cuenta de la obvia verdad del «tempus fugit». Antes de que caigan más hojas del calendario quiero recordar los momentos navideños de otros años, poder revivirlos y vivir las navidades este año siendo consciente del privilegio del reencuentro con la gente que quiero y creo que me quiere.
El pasado 21 de diciembre, justo antes del comienzo de la Navidad, decía adiós de forma voluntaria un periodista al que nos habíamos acostumbrado a ver muchos españoles casi a diario en los informativos de televisión con el mensaje que adorna esta columna de hoy. Querido lector de El Nacional, si me lo permite, yo le deseo a usted lo mismo que nos desea Pedro Piqueras a sus seguidores. Ojalá llegue el día en que el mundo sea mejor de lo que es hoy y seamos capaces de soñarlo despiertos antes que anochezca **
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The Rime of the Ancient Mariner (Samuel Taylor COLERIDGE)
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Antes que anochezca (Reinaldo ARENAS)