Desde 2013, año en que comenzó el gobierno de Nicolás Maduro, la población con edades entre 15 y 29 años disminuyó en 1 millón. Los 6.817.000 que quedan tienen pocas esperanzas y poca motivación al logro, tanto es así que 40% considera que la educación universitaria no es necesaria.

Estos resultados tan elocuentes son de la Encuesta Nacional de Juventud 2021 que hizo la Universidad Católica Andrés Bello, una radiografía dolorosa de la situación de la población joven del país. Aunque las cifras son comparadas con los datos de 2013, hay que decir que el decaimiento que refleja este rango poblacional comienza desde antes.

Vale la pena señalar el discurso reiterativo, por horas y horas, de Hugo Chávez, que más de una vez le quitó importancia al mérito que da el estudio y a las posibilidades que abre el obtener un título. Una vez le preguntó a un joven para qué quería graduarse y cuando el muchacho le respondió que deseaba comprarse un carro, lo regañó. Todo lo que han hecho los chavistas durante más de 20 años es reforzar la idea de que es el Estado el obligado a darte una limosna y que no vale la pena esforzarse para conseguir más que eso.

Se acaba fácilmente con la clase profesional si gualas su sueldo con el del obrero. Allí matas cualquier aspiración a subir en la escala social porque el chavismo los mide con el mismo rasero que fomenta la dependencia y la sumisión. Lo que encontró la encuesta Enjuve es demasiado triste, porque es la población entre 15 y 29 años la que debería estar haciendo planes para un futuro mejor, pero sin estudiar no se prepara para conseguirlo y sin trabajar no aporta nada al país, y casi 40% de este rango etario está en estas condiciones.

Sin contar con los que se han ido. Aunque hay varios estudios que evidencian la preparación académica de la mayoría de los migrantes venezolanos, da mucho pesar que 51% de esos 5 millones sean jóvenes. El país se queda sin gente capacitada, sin cerebros que puedan aportar para una futura recuperación.

Destaca la Enjuve que los jóvenes venezolanos se quedaron sin la capacidad de soñar, sin aspiraciones y sin motivación, y eso no es un asunto de 8 años, sino de toda la era chavista. Con discursos reiterados para acabar con la meritocracia, con medidas erradas, con la guerra en contra de la educación formal a todo nivel y con el golpe certero a la clase profesional, los muchachos no tienen adónde mirar. Crecieron en esta época oscura de la que nos ha costado tanto salir.


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