Es de lamentar que el sur de América esté siguiendo los pasos de Venezuela, que se estén implementando las políticas públicas que nos han llevado a la decadencia y al no funcionamiento de la nación, donde el Estado comienza a moverse de acuerdo con su conveniencia, hasta el punto de generar un monopolio, para comenzar a restringir libertades, ir por la propiedad privada y asumir roles que no le competen.

Hoy Alberto Fernández da un paso y asume el haber decidido darle carácter público a ciertos servicios, para según él “garantizar el acceso a los mismos para todos y todas”, lo que en otras palabras indica ir contra la propiedad privada, asumir roles que no competen y abrir el camino directo e inmediato al deterioro de dichos servicios; es así como sigue vivo el efecto Kirchner hoy en Argentina y el orden de los Fernández, no altera los resultados, pues el modelo a seguir es el mismo.

La dupla Fernández-Fernández ha llegado para quedarse, arrastrando los vicios del pasado y como consecuencia de un gobierno blandengue y complaciente como el de Mauricio Macri, que fue para Argentina lo que sería más de un personaje venezolano “opositor” en caso de llegar al poder.

Fernández fue crítico y puntual con el gobierno anterior, pero afecta y afín a Cristina, aunque en ciertas oportunidades la criticó, pero eso no viene al caso, porque terminó manteniendo un lineamiento apegado a las ideas del socialismo del siglo XXI, y fijó alianza con Cristina para asumir la presidencia, continuar con el proceso autoritario que no llevará a Argentina a ningún futuro, pero sobre todo para su objetivo principal, perpetuar el kirchnerismo en el poder y aprovechar el camino fácil que le dejó Macri, para así, una vez más, buscar la inmunidad para Cristina, quien funge como vicepresidenta de la nación y olvidar su proceso judicial.

El gobierno de Alberto Fernández y Cristina es un respaldo al Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla, donde de hecho el mandatario argentino es uno de sus exponentes; también es un respaldo al régimen de Maduro el descabellado gobierno de López Obrador en México y es un apoyo directo a los prófugos de la justicia Evo Morales y Rafael Correa, quien también pretende hacer un binomio para  jugar a la ley de la ventaja, quedar impune y volver nuevamente al gobierno, pero esta vez desde la Vicepresidencia.

El gobierno argentino ha dejado claro cuáles son sus políticas y su manera de actuar. Desde que asumieron el Ejecutivo Nacional sacaron las garras y comenzaron a actuar para terminar de cambiar las reglas del juego y ponerlas a su favor, hasta el punto de llegar a la amenaza y de hablar sin escrúpulos sobre la expropiación, lo que hace necesario traer a colación que para el presidente Fernández, “la expropiación es la herramienta para rescatar la empresa, no hay otro modo”, como señaló en una entrevista que concedió, ratificando así la decisión de su gobierno de ir  avanzando en contra de la compañía alimenticia El Vicentín, una de las principales agroexportadoras del país, que es investigada por presuntos negocios durante el final del  gobierno del expresidente Mauricio Macri.

Viendo el panorama de la región, pero enfocándome en Argentina, agarré el móvil, me dirigí a Twitter y escribí un mensaje, pues quería saber la opinión de alguien que estuviese allá, afrontando la situación en carne propia. Fue así como me comuniqué con un colega con bastante experiencia en el ámbito político, sobre todo en la comunicación política, quien es la indicada para darle lectura a esto y quien al preguntarle sobre la realidad de su nación me indicó: “El panorama aquí es muy complejo, pero sabes, estos personajes ni con el cielo negro se van y tampoco deberían irse, deberían es hacer las cosas bien y la gente debería aprender a votar.

Es claro, la Argentina sigue fielmente el camino de Venezuela, razón por la que es muy ingenuo indicar lo contrario: “Argentina no es Venezuela”, recordando el caso análogo de los acontecimientos en nuestra región con la tan sonada frase “Venezuela no es Cuba”, que por cierto hoy pasa una enorme factura.


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