Innumerables columnas de análisis se escribieron sobre el tema, yo mismo aporté, en lo que pude, varios aspectos de este singular negocio industrial que aún está en etapa de conceptualización de proyectos, corrida (cálculo) de números y mejora sustancial de la tecnología.

Pero es un negocio que, ciertamente, está “a la vuelta de la esquina”. Es cuestión de un poco más de tiempo, más inversión, mejora de la tecnología y todo esto se dio “gracias” a la invasión de Rusia a Ucrania que obligó al mundo de buscar alternativas para prescindir, en gran medida de los volúmenes de gas ruso y ver opciones de suministro a Europa de gas y obviamente, mejora de conceptos y dinámicas relacionadas con la generación eléctrica vía renovables, nuclear y al “nuevo key player” de la energía: el proyectado hidrógeno “verde”.

Repasemos algunos criterios: primero, se debe estimular que el hidrógeno sea “verde”; vale decir, producido sin dejar profundas “huellas de carbono”; en ese sentido se deben aprovechar los grandes volúmenes de reservas de gas que existen en el mundo para producir, a escala, al hidrógeno, también desde el gas natural (con menos “huella de carbono” versus el carbón, por ejemplo); pero principalmente debe estimularse la producción de hidrógeno desde los recursos naturales renovables, con uso de electricidad producida desde solar y eólico. Este hidrógeno “verde” se produce mediante electrólisis del agua (que puede ser marina), lo que implica la separación de la molécula de agua en hidrógeno y oxígeno mediante la aplicación de electricidad (que por lógica deberían venir de fuente eólica o solar). También se produce hidrógeno verde desde biomasa. Ambos procedimientos son libres de emisiones.

Segundo concepto a subrayar: será, ciertamente, un “método” de “almacenamiento” de energía (el hidrógeno verde líquido será transportable y almacenable; contrariamente a la electricidad que de momento no se la puede almacenar en grandes volúmenes solo en “pilas” de litio recargables que no son tan eficientes).

Tercero: para que un negocio (con varias plantas) de hidrógeno sea sostenible, además de tecnológicamente y financieramente, debe, al menos ser de utilidad para: cubrir la demanda de energía de sus propias operaciones de plantas; ser útil para reemplazar un porcentaje del actual combustible fósil del sistema de transporte del país; ser útil para productos de mercado doméstico y ser un commodity de exportación a mercados externos. Allí veremos la verdadera funcionalidad del hidrógeno.

Según los analistas europeos, la Unión Europea espera producir 10 millones de toneladas al año e importar otros 10 millones para la gestión 2030, en su planificada ruta de transición energética de fósiles a renovables, incluyendo a hidrógeno, y considerando los problemas coyunturales de la guerra de invasión de rusia a Ucrania.

El “verde” podría ser importante instrumento en la economía de los países y adicionalmente en “aliviar” la presión que recibe el medio ambiente: se podría evitar casi 1.000 millones de toneladas anuales de CO₂ que no llegarían a contaminar el ambiente (que se originan cuando hay producción de combustibles fósiles, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE).

El negocio del hidrógeno verde es toda una nueva cadena de valor que impulsará la economía: desde la conceptualización de proyectos, construcción de plantas, transporte del hidrógeno, apertura de mercados y conversión de la matriz energética moverán, ciertamente, nuevos emprendimientos y rutas críticas que lograrán la apertura de nuevos bolsones de trabajo y servicios para profesionistas, técnicos y otros.

Ya en anteriores análisis comentamos que Estados Unidos está dando algunos pasos concretos en estimular inversiones privadas para consolidar, en próximos años, el negocio del hidrógeno, a través de una Ley de Reducción de la Inflación, mediante subvenciones estatales que estimulan la construcción de infraestructura crítica para producir hidrógeno verde.

Volvamos a Europa: si la transición energética funciona sin mayor contratiempo, desde 2030 podrán tener industrias consolidadas para importaciones de hidrógeno verde desde Australia, Chile y Marruecos; por citar algunos modelos de negocios de suministro de hidrógeno a Europa.

Entonces hablamos de “industrias adyacentes” a la industria principal de la producción de hidrógeno verde: el transporte vía mar (del hidrógeno líquido) y en lo que corresponda se están discutiendo modelos de gestión de negocios, en Europa, para llevar (mediante hidro-ductos) hidrógeno desde España al resto de Europa. Calculan más de 2 millones de toneladas por año de hidrógeno a partir de 2030.

Hay estudios que indican que los hidro/ductos (los ductos de transporte de hidrógeno) proporcionarían la opción de transporte más barata para los importadores de hidrógeno renovable en Alemania: las importaciones desde Marruecos a través de oleoductos costarían 3,72 EUR/kgH2 en 2030, (ver modelación financiera de la consultora Aurora en: https://auroraer.com/media/renewable-hydrogen-imports-could-compete-with-eu-production-by-2030/ )

De manera que, siguiendo ese paradigma, no sería extraño ver un futuro que puede ocurrir en menos de diez años en donde Europa tenga una red de ductos de transporte de hidrógeno totalmente operativa que pueda dar garantía en el suministro eléctrico para dejar de depender, de una buena vez, del gas ruso.

América Latina no puede quedar marginal. Tiene mucho potencial. Brasil, Chile y Colombia llevan la delantera, lo importante es las políticas estatales que estimulen inversiones, la legislación clara y abierta para que inversores produzcan hidrógeno verde desde las renovables.

El futuro viene bien. Sigamos apoyando, y aportando, desde nuestras trincheras a que los negocios innovadores y disruptivos como el hidrógeno verde se consoliden. Más y mejor energía para la industria, transporte y hogares.

@BorisSGomezU


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