Si existe un país en el mundo que se ufana de ser ejemplo de democracia son los Estados Unidos de Norteamérica. Las elecciones, en efecto son un importante aspecto de lo que es la democracia, pero no es ello lo único, una verdadera democracia no existe sin otros esenciales elementos como lo son, entre otros, la separación de poderes y su control, así como del debido proceso de formación de leyes, que son los principales actos de voluntad general.

Muestra de la importancia del voto, es que desde el nacimiento de la nación del norte, su celebración el «primer martes siguiente al primer lunes» del mes de noviembre cada cuatro años, (que es muy distinto a simplemente el primer martes del mes), se ha mantenido como hito institucional pese a los intentos de su modificación y que las circunstancias que justificaron implementar esa tradición hayan sido superadas.

Como ocurre en todas las sociedades y en todos los tiempos, ninguna institución social o política está exenta de críticas, y el sistema electoral norteamericano y las actividades relacionadas como las campañas, debates, el discurso y la retórica utilizada, el ataque entre los actores políticos Son y serán siempre objeto de observación.

Anoche como a las 11:00 pm (jueves 29/10/2020) recibía la llamada de un amigo que identificaremos como Justin Johnson (JJ), a quien conociera en 1989 en Austin Minnesota donde fui estudiante de intercambio, me decía que por asuntos laborales pasó par de semanas en Miami, especialmente en la zona de Doral, manifestándome su extrañeza de como el ambiente pre electoral estadounidense estaba tan polarizado en la zona y en la comunidad venezolana, que le parecía totalmente «nuts» como en los medios y en todos los ámbitos incluso se caldeaban los ánimos, incluso no sólo como no ocurre en otras latitudes de ese país sino entre una comunidad que si bien algunos de ellos efectivamente tendrían derecho al voto, más bien parecía que estuvieran frente a candidaturas en unas elecciones venezolanas, a favor o en contra, de uno o de otro.

JJ me llamó para preguntarme algo nada fácil, y menos que pudiera responder en una breve llamada ¿Por qué la comunidad venezolana tiene con tanto interés y visceralidad las elecciones norteamericanas? Y luego como si esa tarea no fuera por si cuesta arriba me preguntó ¿Si votaras en Los Estados Unidos por quién lo harías?

Creo que la intención de su llamada era más bien la de cuál el famoso juego de concursos la de llamar a un amigo que supiera sobre un tema específico y así sentirse con más apoyo en su propia decisión, igualmente creo que como de alguna manera yo al haber sido no testigo, sino como todos los venezolanos, víctimas, de la muerte de un país, su dilapidación y su envilecimiento hasta convertirlo en un estado fallido, pensaría que serían mis recomendaciones de gran ayuda para esa personal decisión que como ciudadano debe tomar este próximo martes 3 de noviembre.

Me adelantaba algo sobre como veía en esas diatribas cierta identidad de lo que estaba pasando entre familias americanas que entre «demócratas» y «republicanos» y como se estaría originando conflictos entre familiares, vecinos y compañeros de trabajo.

No quise dar opinión alguna que invitase a votar por uno u otro candidato, es más no quiero hacerlo, ya que creo que cada quien en estos temas ha de tomar su propia decisión, pero no basada en el puro elemento emocional, algo en que se sustenta en actual mercadeo político, con el agravante de los fenómenos de la pos verdad y las deep fakes, sino con un razonamiento que incluya el contexto histórico, político global, regional y nacional, la actual situación del COVID, la economía; filosofía, ideologías e instituciones políticas, estudio comparado de otras sociedades, no solo para el momento determinado en el que lo emotivo puede nublar lo racional, sino tratar de proyectar hacia el futuro, inmediato, mediano y a largo plazo las consecuencias de las elecciones.

En otras palabras, me sentía como aquel a quien se le acerca alguien muy cercano y le pregunta si debe o no casarse con su pareja, o peor aún, de si casa con tal o cual persona (que existen más casos de los que uno cree). Jamás uno quisiera tener la mínima responsabilidad no de que alguien tome una decisión específica en esos temas, sino de que haya tenido incluso la mínima incidencia en la definitiva elección tomada.

Ante tan difícil situación, opté por no entrar en profundidades y el insistía cada vez más sobre temas que creo tendría anotados en una libreta, que si el socialismo y el comunismo, que Black Live Matters y la entonces reciente muerte de un ciudadano norteamericano por abuso y brutalidad policial y que si bien pudo ser blanco, amarillo o rojo, al ser negro, generó refacciones que pueden se manipuladas para desviar la verdadera defensa contra la discriminación (me niego a utilizar expresiones por supuesta corrección política que no son más que imposturas a las que recurren muchas ideologías infames), los debates presidenciales, que Trump es racista y que Biden pedófilo, que uno está incurso en evasión fiscal, el otro que se queda dormido y tiene pérdida de memoria, y así tantos temas más.

El continuaba hablando y yo notaba que nada refería, todavía, sobre los fundamentos que alegan los venezolanos para apoyar o rechazar a los candidatos, que si con uno se estaría más cerca de lograrse una solución el tema venezolano, que con el otro también pero por otra vía sin necesidad de prácticas despóticas

Yo no podía dejar de esperar que trajera a la conversación ese tema venezolano y como a quien en una evaluación oral en la universidad se trataba, no obstante estábamos conversando, en mi mente pasaban los temas prestos para exponerlos con el cuidado necesario de no influenciar su voluntad sino invitarlo a analizar con racionalidad todo el tema y fue allí cuando me sorprendió el asimilar que el tema de las elecciones norteamericanas se han convertido en un nuevo motivo y foro de polarización en de la sociedad venezolana en la que algunos afirman que se han caído algunas caretas, otros opinan que no debería apoyarse prácticas totalitarias, en fin, el mismo discurso al que ya estamos acostumbrados, siendo entonces cuando comentó que le había llamado mucho la atención como en el debate llevado entre los candidatos del 22 de noviembre, el tema venezolano salió a relucir pero en el contexto de que para ambos contendientes considerarían una dictadura el régimen existente sobre lo que fuera una vez Venezuela.

Mientras hablaba con JJ, recordaba a Don Rigo quien en reciente conversación con muy cercanos amigos, con su estilo y sapiencia nos recordó haber dicho en 2016 que nunca le ha gustado la política norteamericana ya que parecen muchas veces el show y las pantomimas propias de la lucha libre (que uno de los candidatos de eso algo sabe), especialmente las campañas presidenciales con todo lo que ello implica como la pelea sucia y los ataques ad hominem,  nos recordaba sobre la campaña presidencial del 2016 donde manifestaba abiertamente su desconfianza, que aún mantiene, hacia el entonces candidato hoy presidente para la reelección destacando su carácter arrogante y displicente, brabucón y charlatán, además de su vocación poco política en cuanto a que se presentaba como la «anti política» con los riesgos que conllevaba al sistema democrático americano, diciendo Rigo que si bien se identificaba con la línea republicana, si votara en los Estados Unidos no lo haría por ese candidato, pero que en estos momentos, vistas las circunstancias se acogería a las máxima universal de ”better the evil you know» conocida entre nosotros como «más vale malo conocido que bueno por conocer», sustentando su posición en que a diferencia de como ocurre en otros estados, no existen casi dudas que de resultar reelegido, a diferencia de como ocurre con nuestros países con la idea tribal, primitiva y barbárica que tenemos de las instituciones democráticas y constitucionales, existen mayores garantías de que en cuatro años habrá nuevas elecciones a las que el malo ya conocido no podrá postularse,  recalcando que ese tema muy poco, por no decir prácticamente nada se ha tratado en los medios, el de la duración del período presidencial de 4 años con una única reelección inmediata.

Hay muchas cosas en las que no comparto a plenitud con Rigo, de muchos otros temas también, pero esta no podía decírsela a JJ, ya que era una abierta invitación hacia una tendencia, pero me ayudaba a recordar como tuvimos nuestra última elección libre en 1998, el desmantelamiento de todo el aparato democrático y la inexistencia de mínimas garantías para tales procesos y de como es propio de pensamientos totalitarios lo de períodos «presidenciales» largos y fórmulas de indefinidas reelecciones.

Creo que muchos podrán comprender mi situación en la que si bien se ha querido hacer una suerte de similitud ente la realidad, sociedad e institucionalidad de un país y la inexistencia en otro, son absolutamente realidades distintas a pesar de que son innegables los riesgos que hoy atravesamos y es lamentable la mediocridad de la clase política y deba elegirse entre lo que consideramos un mal y un mal peor, y no entre un bien y un bien mejor.

Fue entonces cuando mi amigo de Minnesota que jamás se había interesado con mayor profundidad en temas políticos  me preguntó si de verdad yo, a la luz de la experiencia venezolana y los estudios sobre la materia creía que de verdad se estaban poniendo en juego las libertades y la institucionalidad democrática de su país.

Tragué grueso y aprovechando que veía que entraba una llamada de un número que no conocía le dije:

”Te tengo que trancar que me está entrando otra llamada, te llamo luego…»

Me dijo que perfecto, que casualmente su esposa estaba requiriendo su asistencia con un asunto con Shannon, su hija de 2 años y medio que por la conversación lo había desatendido, que lo llamara…

En ese momento pensé que por primera vez en mucho tiempo los venezolanos la teníamos muy fácil y en la que simplemente no atender a un llamado a una farsa de elecciones se identifica más con la idea de verdadera democracia.

Como quedé con Justin que lo llamaría, y como suele ocurrir con las amistades que viven en otros países que a pesar de la tecnología la comunicación no es tan frecuente, para evitar perder el contacto y seguir con tan interesante tema fijé en la agenda llamarlo el martes 03 de noviembre a las 11:00 pm.


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