En un país donde la política electoral ya no es el tema casi de interés, la situación deriva en que la mayoría de los venezolanos no tiene como referentes líderes políticos, incluso para unas elecciones presidenciales que se esperan para 2024.

La aprobación de la gestión de Nicolás Maduro continúa moviéndose en 16%. No obstante, la oposición también está dispersa, desorientada en el contexto electoral nacional y lo más significativo, sin respaldo mayoritario en los ciudadanos. En este momento histórico, más de 60% de venezolanos no está ni con el chavismo ni con la oposición. Es decir, 60% de los venezolanos no respalda ni al gobierno ni a la dirigencia opositora. Esto es grave porque emergen los espacios para una fecunda antipolítica. Es una verdad, ni el gobierno ni la oposición están conquistando ni convenciendo a la mayoría de los electores, la gente no ve soluciones a sus principales problemas existenciales, realidad que explica por sí sola la falta de empatía con la clase política y la gestión de Nicolás.

Nicolás Maduro juega duro a la división y la abstención inducida para las próximas elecciones presidenciales. El estudio de opinión más reciente que realizó Hercon, se llevó a principios de enero de 2023, arrojó como resultado que 70% tiene intención de votar en el próximo proceso electoral presidencial. Sin embargo, el oficialismo estará construyendo un sólido escenario para mantener la joya de la corona en minoría. En todos los eventos electorales el discurso de Nicolás siempre se mueve en construir la abstención inducida y divisiones de sus adversarios políticos electorales, la prioridad número uno es y será Miraflores.

La oposición venezolana se alista ante las elecciones presidenciales de Venezuela previstas para 2024. Existen dos situaciones complejas: por un lado, la Plataforma Unitaria habla de elecciones primarias; y, por otro lado, las Alianzas Políticas buscarán construir un candidato presidencial de consenso. Mientras tanto, el gobierno trabaja con su maquinaria electoral mirando el fortalecimiento de la deteriorada imagen de su presidente Nicolás Maduro en sus aspiraciones a la reelección presidencial.

El contexto presidencial 2024, el desafío estará en que la mayoría de la gente se motive a votar en avalancha, esta decisión dependerá de las estrategias y tácticas psicoemotivas que aplique el comando nacional de la oposición; el segundo escenario sería el deseado por Maduro y su Polo Patriótico, y es que se imponga el constructo desmotivador, conectaría con la alta abstención, divisiones, entendiendo que las fisuras y los ataques dentro de la oposición son también excusas válidas para no ir a votar en las elecciones presidenciales. La oposición al gobierno de Maduro se dispone con sus mejores intenciones a elegir un candidato unitario que pueda dar un giro a los 24 años de mandato del chavismo en Venezuela, un país sumergido en dilatadas crisis.

La oposición debe antes de todo configurar un proceso de unificación del país con un mensaje y una propuesta clara antes de seleccionar al candidato que la va a representar en las elecciones presidenciales, ese aspirante Miraflores será el resultante de las primarias o consenso. debe ser creíble y capaz de trasmitir la posibilidad real de un cambio en el país, no sólo a los opositores, sino también a sectores del oficialismo que hoy están descontentos con la gestión de Maduro.

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