El espectro volvió a lanzar un grito y sacudió la cadena mientras se retorcía sus tenebrosas manos.

—¿Cuál es la razón de que estés encadenado? -le preguntó Scrooge, sin dejar de temblar.

—Arrastro la cadena que forjé en vida -contestó el fantasma-. Yo mismo la construí, eslabón a eslabón, metro a metro. Me la ceñí por voluntad propia y cargo con ella de forma voluntaria.

En pocos días celebraremos Navidad y luego Año Nuevo. Así que aprovecho para felicitar a mis lectores y desearles lo mejor. El año que pronto terminará ha sido un desafío para la humanidad. La humanidad comparte algo más que desigualdad en todos los sentidos. En 2020, compartimos un virus que ha acentuado las necesidades y ha evidenciado las deficiencias. También, hay que ser justos porque la pandemia ha mostrado lo mejor de cada uno (incluso algunos gobiernos y organizaciones). Sin embargo, Venezuela termina el año con un amargo final.

En 1843, Charles Dickens escribió Un cuento de Navidad, una de sus obras literarias más famosas e inolvidables. Admito ser un fanático de los cuentos del autor británico. Especialmente, y gracias a mi padre, del cuento que acabo de nombrar. Lo particular de esta historia es que logró reflejar la deplorable situación social entonces vivida en Inglaterra. Incluso, Dickens prefirió escribir un cuento que un artículo, asegurando que su impacto sería mayor.

Sin necesidad de mayores detalles, Venezuela cierra (al día que escribo este artículo) el año 2020 con dos hechos que demuestran nuestra alarmante situación. Unas ilegales elecciones legislativas, con el resultado de una autoridad ilegitima. Lo anterior acrecentará la ingobernabilidad del país. La imposición de una Asamblea Nacional legalizará los crímenes que el régimen comete. El dictador Nicolás Maduro no necesita un Poder Legislativo para gobernar. Sin embargo, tratará de tomar un nuevo aire con esta institución ilegítima.

Aún más lamentable que la ilegítima Asamblea Nacional es la muerte de venezolanos y venezolanas tratando de escapar de la crisis. Las víctimas del reciente naufragio en el oriente del país solo es una muestra del grado de vulnerabilidad en el cual se encuentran las personas en Venezuela. El responsable es el régimen. No son las sanciones, ni los gobiernos de las naciones vecinas. Si algo hay que celebrar es que la Corte Penal Internacional tiene una idea cada vez más clara de lo que sucede en Venezuela. La CPI no desperdiciará esta oportunidad y la justicia se cumplirá.

En Un cuento de Navidad, Ebenezer Scrooge durante el sueño de una noche fue visitado por los fantasmas de su vida. Tal fue la sensación de horror experimentada por el personaje que a la mañana siguiente decide cambiar su vida. Así, Scrooge se transformó en un hombre caritativo y volvió a adorar la Navidad. Scrooge no siempre fue un hombre malvado, incluso durante su juventud amaba la Navidad. Sin embargo, una decepción amorosa lo condujo a transformarse en un personaje despiadado. La historia tiene un final feliz para todos y los fantasmas solo fueron una pesadilla.

La situación en Venezuela no es una pesadilla, es un drama real. El régimen no es un fantasma, es un auténtico peligro para todas las personas, instituciones y gobiernos del mundo. Así como Un cuento de Navidad, el desenlace de nuestra historia tendrá un final feliz. La incógnita es cuál será el costo que seguirá teniendo esta historia.

¡Feliz Navidad!


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